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Felipe VI o la dificultad para sintonizar con Mohamed VI
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VIAJE DE ESTADO

Felipe VI o la dificultad para sintonizar con Mohamed VI

Don Juan Carlos y el rey Hassan II de Marruecos se llamaban a veces 'hermanos', una palabra a la que los árabes recurren para describir la amistad

Foto: El rey Felipe y el rey Mohamed, en Rabat en 2014. (Getty)
El rey Felipe y el rey Mohamed, en Rabat en 2014. (Getty)

Don Juan Carlos y el rey Hassan II de Marruecos se llamaban a veces 'hermanos', una palabra a la que los árabes recurren para describir la amistad, un gran afecto mutuo. Felipe VI, que este miércoles ha iniciado una visita de Estado al vecino del sur, nunca llamará 'hermano' a Mohamed VI por mucho que su relación sea cordial. “(…) tiene una mentalidad algo germánica y le cuesta mucho sintonizar con mentalidades orientales como la de nuestros vecinos”, comentaba años atrás Josep Piqué, el ministro de Asuntos Exteriores del Partido Popular que más viajó a Marruecos.

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La 'hermandad' entre el Rey emérito y Hassan II, que falleció en 1999, hizo que compartieran a veces su ocio -cazaron juntos en los setenta en España- y abarcaba incluso al príncipe Mulay Abdalá, el hermano del monarca alauí que falleció en 1983 con tan solo 48 años. A él se dirigió don Juan Carlos cuando, el 28 de enero de 1978, iniciaba junto a Hassan II una visita privada a Canarias. “Parece que los franceses van a detener a Madame Claude”, le comentó al pie de la escalerilla del avión. “¿Qué va a ser de nosotros?”, se preguntó preocupado el Rey de España.

placeholder El rey Hassan II, charlando con el papa Juan Pablo II en el Vaticano. (Getty)
El rey Hassan II, charlando con el papa Juan Pablo II en el Vaticano. (Getty)

Fernande Grudet, cuyo apodo era Madame Claude, dirigía en los años sesenta y setenta una red de prostitución de lujo cuyos clientes eran políticos y aristócratas residentes en buena parte de Europa. El juez instructor francés Jean-Louis Bruguière consiguió, a finales de la década de los setenta, que fuera condenada primero por fraude fiscal y después por proxenetismo. La anécdota del aeropuerto de Las Palmas ha sido narrada por el príncipe Mulay Hicham, hijo de Mulay Abdalá, en su libro “Diario de un príncipe desterrado” (Planeta, 2015).

Pese a que compartía con él ratos de ocio, Hassan II no tenía un alto concepto del monarca español. Consideraba que no había tenido que luchar por su Corona. Quizás también se creía más listo que él porque en el otoño de 1975, cuando el príncipe Juan Carlos asumió temporalmente la jefatura del Estado al estar Franco gravemente enfermo, le arrancó hábilmente el Sáhara Occidental, según revelan documentos confidenciales de la CIA desclasificados en enero de 2017.

“Juanito”, como le llamaba Hassan II, se convirtió en “don Juan Carlos” a partir del 23F. Ahí, al parar la intentona golpista, el Rey de España se ganó el respeto y el aprecio de su vecino del sur, según recordaban personajes que formaron parte de su entorno más inmediato.

placeholder El rey Juan Carlos le da un abrazo al rey Hassan II de Marruecos. (EFE / EPA)
El rey Juan Carlos le da un abrazo al rey Hassan II de Marruecos. (EFE / EPA)

El aprecio, que era mutuo, quedó puesto de manifiesto cuando el 25 de julio de 1999 a don Juan Carlos se le saltaron las lágrimas durante el funeral de Hassan II. “Le he dicho al rey Mohamed VI que lo mismo que era mi hermano mayor el rey Hassan II, ahora soy yo su hermano mayor”, declaró don Juan Carlos a la prensa con los ojos enrojecidos. El séquito diplomático del monarca español vaticinó entonces que su relación con el hijo sería tan intensa como la mantenida con el padre, pero las vicisitudes políticas y los deseos de emancipación del joven rey marroquí les impidieron alcanzar ese nivel de entendimiento.

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El presidente Felipe González echó mano de don Juan Carlos para que se pusiera en contacto con Hassan II para allanar algunos problemas bilaterales, pero su sucesor, José María Aznar, se resistió a hacer otro tanto con Mohamed VI excepto en un par de ocasiones. “En una monarquía constitucional y en una democracia consolidada, las relaciones no las mantienen individualmente los jefes de Estado, las mantienen los Gobiernos de las naciones”, argumentaba.

Cuando a finales de 2000 se empezó a crispar la relación hispano-marroquí -el enfrentamiento por el islote de Perejil se produjo en julio de 2002- fue el propio Mohamed VI el que dejó de responder a las llamadas del Rey de España. Por eso, para animarle a mantener el contacto, este le regaló un móvil de última generación con su firma y la de doña Sofía grabadas en su tapa. El obsequio iba acompañado de una carta con su número de móvil en España, dejando así caer que sus llamadas serían bienvenidas.

placeholder Los Reyes de España, en su visita a Marruecos de 2014. (Getty)
Los Reyes de España, en su visita a Marruecos de 2014. (Getty)

Mohamed VI decidió celebrar su boda con Lalla Salma, de la que se divorció hace diez meses, el 12 de julio de 2002, durante la crisis del islote de Perejil, y el Gobierno de Aznar prohibió a don Juan Carlos, e incluso a cualquier miembro de la familia real, acudir a la boda. No se le hizo ni un regalo de boda porque el cuadro del pintor valenciano Manolo Valdés que se le iba a regalar no llegó a entrar en la bodega del avión de Iberia que lo trasladaría a Casablanca. Hubo que esperar tres años, hasta enero de 2005, para que con la visita de Estado de los Reyes de España a Marruecos la relación quedase plenamente normalizada.

placeholder Hassan II, en París en 1963. (CP)
Hassan II, en París en 1963. (CP)

Felipe VI, de 51 años, y Mohamed VI, de 55, son de la misma generación, pero se han tratado poco. Nunca han compartido ocio. Los sucesivos Gobiernos españoles han intentado convencer al monarca alauí de que pasara vacaciones en España como lo hace en Turquía, Cuba, Florida o las Islas Seychelles y, sobre todo, en Francia, donde posee un castillo en Betz, al noreste de París. Nunca ha querido. Si lo hubiese hecho, don Felipe se habría acercado probablemente a visitarle, como lo hizo su padre con Hassan II en Canarias o con el rey Fahd de Arabia Saudí en Marbella.

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La visita de Estado que ahora empieza les dará la ocasión de conocerse un poco más, pero nunca llegarán al nivel de empatía que hubo entre sus progenitores. Si a veces se llaman no es para intercambiar impresiones, darse noticias de sus familias, sino porque ha surgido un problema. Mohamed VI contactó, por ejemplo, con la Zarzuela para quejarse el 7 de agosto de 2014 de que su barco de recreo había sido interceptado por la Guardia Civil cuando cruzó las aguas de Ceuta al navegar de Mdiq (Rincón) a Tánger, a lo largo de la costa mediterránea marroquí.

Don Juan Carlos y el rey Hassan II de Marruecos se llamaban a veces 'hermanos', una palabra a la que los árabes recurren para describir la amistad, un gran afecto mutuo. Felipe VI, que este miércoles ha iniciado una visita de Estado al vecino del sur, nunca llamará 'hermano' a Mohamed VI por mucho que su relación sea cordial. “(…) tiene una mentalidad algo germánica y le cuesta mucho sintonizar con mentalidades orientales como la de nuestros vecinos”, comentaba años atrás Josep Piqué, el ministro de Asuntos Exteriores del Partido Popular que más viajó a Marruecos.

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