La cita ineludible de Semana Santa a la que la infanta Elena no podrá acudir

Como en otras ocasiones, la infanta Elena habría acudido a la procesión del Cristo de los Alabarderos que recorre las calles del Madrid de los Austrias la tarde del Viernes Santo. La prohibición de todos los actos públicos y la cuarentena decretada por el Gobierno para controlar el coronavirus ha hecho que esta Semana Santa sea virtual y la hermana del rey Felipe no podrá cumplir con esa tradición.

La duquesa de Lugo es la única de la familia del Rey que en los últimos años se ha dejado ver en alguna de estas manifestaciones religiosas en Madrid. En Palma lo hacía la reina Sofía acompañada de su hermana Irene. El año pasado era una de las muchas personas que, a pie de calle y detrás de las vallas de seguridad, esperaba el paso del Santo Enterramiento ante la sorpresa de los ciudadanos.

Este año nada de esto es posible y el confinamiento marca las reglas. Ni doña Sofía cumple con su rutina de instalarse en el palacio de Marivent, ni su hija acudirá al Palacio Real. De la Puerta del Príncipe sale el Cristo, cuyo paso portan a hombros los alabarderos. Es la única hermandad en España que sale de un palacio, y es por su ADN: los Reales Guardias Alabarderos son tropas de élite de los tres ejércitos que montan la guardia solemne más inmediata a la realeza en actos oficiales.

La infanta es Hermana Mayor Honorífica de esta hermandad y por eso era habitual que apareciera. Unas veces en compañía de su amiga Rita Allendesalazar, otras con su prima Simoneta Gómez-Acebo y, cuando la infanta Pilar no tenía problemas de movilidad, también solía formar parte del grupo familiar.

La primogénita Borbón era la encargada de dar la orden de la 'levantá'. Se trata de un gesto honorífico el tocar con el martillo y dar la orden a los costaleros de iniciar la marcha. La infanta Elena lo ha hecho en varias ocasiones. Si no lo hacía, participaba en la procesión desde la calle. No hay lugares preferentes y todos los fieles que acuden tienen los mismos derechos.

La procesión recorre la plaza de Oriente, la calle Bailén y termina en la iglesia del Sacramento de la calle Mayor conocida como Catedral Castrense.