Por qué Felipe y Letizia no podrían hacer lo que acaba de hacer la familia real sueca

La familia real sueca vive confinada la pandemia del coronavirus. La crisis sanitaria les ha obligado, como al resto del mundo, a pasar la Pascua por separado. El rey Carlos Gustavo y al reina Silvia permanecen juntos por su lado, mientras por el suyo conviven, la princesa heredera Victoria, el príncipe Daniel y sus hijos y el príncipe Carlos Felipe con la princesa Sofía. La princesa Magdalena, su esposo Chris O'Neill y sus hijos lo hacen en Florida.

Los reyes Carlos Gustavo y Silvia viven, pues, unas fiestas muy diferentes a las que suelen estar acostumbrados. Son días que suelen pasar en familia, pero esta vez no ha podido ser.

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A pesar de ellos, la familia real sueca ha hecho uso de las nuevas tecnologías y como la gran mayoría no ha dudado en utilizar la videollamada grupal para poder verse las caras y conversar.

Ha sido Victoria de Suecia la promotora de esta iniciativa que además ha querido hacer pública. La hija de los reyes de Suecia ha puesto a toda la familia en contacto y Carlos Gustavo y Silvia han podido así sentirse cerca de sus hijos y de sus nietos.

Todos, desde sus respectivos hogares, han charlado y reído en una divertida videoconferencia que ha sido publicada en Instagram.

"Celebración digital de Pascua. Las celebraciones de Pascua se viven diferentes en muchos lugares este año. Hay muchos que no tienen la oportunidad de estar con sus seres queridos. Sin embargo, con la ayuda tecnológica, es posible reunirse digitalmente para desear Feliz Pascua, lo que hizo la Familia Real a principios de la semana de Pascua. Aquí hay un breve extracto de la celebración digital de Pascua de la Familia Real. ¡Feliz Pascua!" se puede leer e la red social junto al vídeo de un minuto de duración publicado.

En el video, se ve a la princesa Estelle, de ocho años, hablando y mostrando una tarjeta a sus abuelos, primos, tíos y tías.

Esta forma de proceder de la familia real sueca resulta, sin embargo, impensable en nuestro país. Por un lado, Felipe VI y Letizia siempre muestran una actitud ante los medios y ante el público mucho más hermética. Todas sus apariciones públicas tienen que ver con actos oficiales y es muy poco habitual que se muestren en su faceta más íntima y familiar.

Por otro lado, la relación entre Felipe VI y el rey Juan Carlos no es, en estos momentos, idílica. El pasado 15 de marzo Felipe VI emitió un sorprendente comunicado con el que anunciaba las medidas -acertadas para algunos, tardías para otros- que tomaba con respecto a su padre, después de que se supiera su vinculación con varias cuentas opacas en el extranjero, de las que además el propio monarca y la princesa Leonor eran beneficiarios, según las informaciones publicadas en importantes cabeceras británicas que habían investigado dichas cuentas.

El disgusto de Felipe VI y su distanciamiento con su padre quedaron en evidencia. Si a esto le sumamos la poca empatía que muchos sostienen que existe entre la reina Letizia y la reina Sofía desde el famoso rifirrafe protagonizado por ambas en la Catedral de Palma, resultaría extraño ver a los reyes y sus hijas haciendo pública una cordial videollamada familiar con los eméritos. Mucho más extraño aún resultaría que a ella se uniera alguien como la infanta Cristina, quien desde el caso Nóos, fue apartada del ojo público por decisión del propio Felipe VI.

Además. se da la circunstancia de que, desde que comenzó el confiamiento, la princesa Leonor y la infanta Sofía han sido las grandes desaparecidas. Meintras que en el resto de casas reales europeas los niños han sido una parte activa de la Institución y se han mostrado en público animando a todos los afectados y apoyando a los que trabajan en primera línea, en la Casa Real española, las dos hermanas no han sido mostradas en público de ninguna de las maneras.