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La boda de Alexandra de Luxemburgo: gaitas, un vestido de Elie Saab y el atrevido look de la gran duquesa
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FAMILIA REAL DE LUXEMBURGO

La boda de Alexandra de Luxemburgo: gaitas, un vestido de Elie Saab y el atrevido look de la gran duquesa

Alexandra de Luxemburgo celebró su boda religiosa con Nicolas Bagory en la Provenza francesa rodeada por toda su familia

Foto: Alexandra de Luxemburgo y Nicolas Bagory. (Getty)
Alexandra de Luxemburgo y Nicolas Bagory. (Getty)

Un pequeño pueblo de la Provenza y una princesa que se ha casado con su 'príncipe'. Así podríamos resumir, de forma muy breve, el enlace religioso de Alexandra de Luxemburgo, la única hija de los Grandes Duques. Tras la ceremonia civil celebrada la pasada semana en el pequeño país, la novia le dio el 'sí, quiero' de nuevo al filólogo francés Nicolas Bagory en la iglesia de San Trófimo, en Bormes-les-Mimosas, la zona en la que la familia gran ducal veranea desde hace décadas.

Eran las 15:30 horas cuando los invitados empezaban a llegar al templo, entre quienes se encontraban los cuatro hermanos de la novia junto a sus familias: el heredero Guillermo con su mujer, Stéphanie, y su hijo mayor, Charles; el príncipe Félix con la princesa Claire y sus dos vástagos, Amalia y Liam; el príncipe Louis acompañado por sus hijos Gabriel y Noah; y el benjamín de la familia, el príncipe Sebastián, el único que todavía no ha pasado por el altar.

placeholder Guillermo y Stéphanie de Luxemburgo con Charles. (Getty)
Guillermo y Stéphanie de Luxemburgo con Charles. (Getty)

Aunque muchas invitadas vestían de corto, las cuñadas de Alexandra lo hacían de largo. La gran duquesa heredera, Stéphanie, quien dio a luz a su segundo hijo, François, a finales de marzo, elegía un diseño de Paule Ka en azul noche repleto de pedrería con capa incorporada. Por su parte, Claire se decantaba por un vestido rojo de Zuhair Murad de tul y lentejuelas, con los hombros al aire.

placeholder Félix y Claire con sus dos hijos, Amalia y Liam. (LP)
Félix y Claire con sus dos hijos, Amalia y Liam. (LP)

Justo antes de que llegara la novia, hacía acto de presencia su madre del brazo de uno de los hermanos del novio. La gran duquesa sorprendió con su look al enfundarse un mono de Elie Saab de la colección Ready To Wear 2023. Se trata de un diseño negro con un escote asimétrico de tafetán verde decorado en el hombro izquierdo con una gran flor de la que sobresale, por la espalda, una tela que María Teresa llevaba en el otro brazo a modo de fular. Una atrevida creación que no dejó a nadie indiferente.

placeholder La gran duquesa María Teresa, en la boda de su hija, Alexandra. (Getty)
La gran duquesa María Teresa, en la boda de su hija, Alexandra. (Getty)

Fue el gran duque Enrique el encargado de llevar a su única hija al altar, paseando por la alfombra con el color emblema de los Nassau, el azul. Eran cerca de las 16:10 horas cuando se desvelaban los dos secretos mejor guardados de la boda: el vestido y la tiara elegidos por la novia. Cumpliendo con una tradición familiar, Alexandra confiaba en la aguja de Elie Saab para su gran día, siguiendo así los pasos de sus cuñadas Stéphanie y Claire, quienes también vistieron del diseñador libanés en sus enlaces religiosos, aunque ellas apostaron ambas por creaciones con mucha pedrería.

Alexandra, en cambio, se decantó por un vestido más sobrio, basado en un modelo que Elie Saab presentó en las pasarelas en 2022. Un diseño con escote en V y un entrelazado en la zona del pecho que llega hasta la cintura, donde se abre una falda de corte recto con una ligera cola. El velo, de tul, presentaba una explosión de pequeñas flores e iba justo detrás de su recogido, un moño de estilo despeinado también decorado con florecillas.

placeholder El vestido de novia de Alexandra de Luxemburgo. (Getty)
El vestido de novia de Alexandra de Luxemburgo. (Getty)

Como la mayoría de novias reales, Alexandra ha coronado su cabeza con una tiara, en concreto la conocida como la Chaumet Chocker. Una pieza realizada por la mítica joyería francesa. La base presenta un enrejado de diamantes coronada asimismo por diamantes. Habitualmente, en la parte superior también lleva unas perlas, pero la princesa ha decidido retirarlas para la boda. Donde sí había perlas era en sus pendientes, discretos pero elegantes.

La tiara fue una adquisición del gran duque Jean y la gran duquesa Josefina Carlota, abuelos paternos de Alexandra, a finales de los setenta en una subasta. La pieza original llevaba zafiros en la parte superior, pero fue Josefina Carlota quien los cambió por perlas, luciéndola siempre de esta forma, al igual que lo haría años después su nuera, la gran duquesa María Teresa, que también la ha llevado, como ahora su hija, sin las perlas en algunas ocasiones. Es una tiara tan flexible que se puede convertir muy fácilmente en un collar, un chocker o gargantilla, de ahí el nombre con el que se la conoce.

placeholder La tiara de la princesa Alexandra. (Getty)
La tiara de la princesa Alexandra. (Getty)

La ceremonia fue íntima, oficiada por Dominique Rey, obispo de Fréjus-Toulon, y duró cerca de dos horas. A la salida les esperaba un grupo de gaiteros, un guiño bretón, ya que el novio nació en la Bretaña. Era precisamente a las puertas del templo, y convertidos ya en marido y mujer, cuando todos esperaban el beso entre Alexandra y Nicolas, pues esa imagen no se dio en su enlace civil.

Sin embargo, tampoco se lanzaron a besarse ante sus invitados, a pesar de que muchos de ellos les pedían a gritos que se dieran un beso. Tanto la timidez de la novia como la del novio impedían ese esperado beso, aunque la felicidad se palpaba en el ambiente en todo momento, sobre todo cuando, con las manos cogidas, las levantaban al aire en señal de triunfo.

Tras las felicitaciones y la actuación de las gaitas, los recién casados abandonaban la iglesia en un clásico coche blanco de MGB Roadster. Era entonces cuando se producía la anécdota de la jornada, ya que Nicolas no lograba arrancar el automóvil, y fue Alexandra quien desde el asiento del copiloto tuvo que ayudarle, frente a las miradas y sonrisas de los curiosos que se habían acercado para presenciar una boda real.

Un pequeño pueblo de la Provenza y una princesa que se ha casado con su 'príncipe'. Así podríamos resumir, de forma muy breve, el enlace religioso de Alexandra de Luxemburgo, la única hija de los Grandes Duques. Tras la ceremonia civil celebrada la pasada semana en el pequeño país, la novia le dio el 'sí, quiero' de nuevo al filólogo francés Nicolas Bagory en la iglesia de San Trófimo, en Bormes-les-Mimosas, la zona en la que la familia gran ducal veranea desde hace décadas.

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