Los puntos más polémicos de las segundas capitulaciones matrimoniales que Federico de Dinamarca hizo firmar a Mary Donaldson

El huracán mediático que rodea a la familia real de Dinamarca continúa en pleno apogeo. Así, además del análisis del simbólico look elegido por Mary Donaldson para su último acto público o de las nuevas imágenes del príncipe heredero Federico en el barrio de Genoveva Casanova, diversos medios de comunicación han devuelto a la actualidad una antigua polémica del matrimonio.

Nos remontamos al año 2006, cuando los príncipes Federico y Mary esperaban su segundo hijo. La australiana estaba embarazada de 4 meses, de la que sería su hija Isabella, y un año antes habían dado ya la bienvenida a su primer hijo, Christian.

Un momento muy relevante para una pareja, que se vio ensombrecido cuando salió a la luz el nuevo acuerdo matrimonial que había firmado la princesa en ese momento. Antes de su boda en 2004 ya habían sellado un pacto prenupcial, donde se cerraban los términos relativos a un posible divorcio, tanto en lo personal como en lo monetario y en lo institucional.

Un paso muy habitual en las bodas de la realeza, como las capitulaciones ante una separación de los reyes Felipe y Letizia, que llamaron especialmente la atención al cambiarse solo dos años después. La princesa heredera ya no recibiría el dinero acordado como indemnización por divorcio que se estableció en 2004. Aunque sí se mantendría una asignación mensual. Además, tampoco podría elegir su lugar de residencia, ni dentro ni fuera de Dinamarca, y aunque se le dijera dónde sí podría vivir, los gastos derivados de ello dependerían de ella.

Así, no solo resultaban llamativos este tipo de cambios que se pusieron sobre el papel, sino también el hecho de hacerlo en un momento tan dulce como en pleno embarazo, lo que fue muy criticado entonces en la sociedad danesa, como reflejaron en 2006 medios como la revista '¡Hola!'. Una historia de amor que comenzó en las Olimpiadas de Sídney del 2000 y que les llevaría hasta el altar en 2004, con las lágrimas de felicidad del novio al ver llegar a su prometida vestida de novia.

Un nuevo cambio en su acuerdo de boda que entonces, dada la felicidad de la pareja, parecía deberse a la gran cantidad de dinero que le había costado a la monarquía danesa la separación entre el hijo de la reina, el príncipe Joaquín, y su primera mujer, Alexandra Manley. Aunque, tras las diversas informaciones sobre las amistades entre el príncipe Federico y otras mujeres, como ya ocurrió en 2014 con una joven morena, también habría tenido mucho que ver la idea de la reina Margarita de vislumbrar una real separación próxima.