La emoción de Jacques y Gabriella en la celebración de Santa Devota junto a sus padres

Un día después de celebrar su 46º cumpleaños, Charlène de Mónaco ha asistido un año más a las celebraciones en honor a Santa Devota, patrona de la nación, que tienen lugar el 26 de enero.

Lo ha hecho acompañada de su marido, Alberto de Mónaco, y de sus hijos Jacques y Gabriella, quienes una vez más han robado el protagonismo con sus espontáneos gestos.

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Laura G. Vara

En familia y rodeados por cientos de vecinos, han seguido la tradición, implantada en 1874, de quemar un barco con unas antorchas. Al igual que el año pasado, han sido los pequeños príncipes los encargados de realizar este acto que han disfrutado juntos, como muestran las imágenes. Los dos hermanos han intercambiado risas y expresiones de asombro a medida que las llamas iban creciendo.

Para la ocasión, Charlène ha decidido optar por un elegante 'total look black' sobre el que ha colocado un abrigo blanco de Emilia Wickstead.

Por su parte, la pequeña Gabriella ha lucido un abrigo en tonos claros con estampado de cuadros de Burberry que ha combinado con pantalones negros y botas de piel, de caña alta en tono camel, de Chloé.

Según el mito, Devota, una joven cristiana de Córcega, fue martirizada por Bárbaro, quien fue prefecto bajo los emperadores Diocleciano y Maximiano, situando los hechos alrededor del 303 o 304 d.C. Su cuerpo fue robado la noche siguiente por compañeros creyentes y puesto en un bote. El barco estaba destinado a llevar su cuerpo a África, pero una tormenta lo desvió. Guiado por una paloma a las costas europeas, el barco aterrizó en lo que luego se convertiría en Mónaco. De ahí las 48 horas de eventos.

Antes de incendiar el barco, la familia principesca asistió a la ceremonia de la Salvación del Santísimo Sacramento, presidida por Mons. Dominique-Marie David, en la iglesia Sainte-Dévote.

En el acto también estuvo presente Mélanie-Antoinette Costello de Massy, ​​hija de la baronesa de Massy y nieta de la princesa Antoinette. Los festejos concluyeron con un vistoso espectáculo de fuegos artificiales que estallaron en el del principado.

Esta aparición de Charlène junto a su familia se produce después de que la princesa se haya visto envuelta en una reciente polémica relacionada con sus supuestos gastos desorbitados en los últimos años.

Claude Palmero, de 67 años, es la persona que estuvo a cargo de las finanzas del palacio durante más de dos décadas, pero fue destituido de su cargo el pasado mes de junio tras aparecer en un sitio web anticorrupción –'Les dossiers du Rocher'– y posteriormente fue denunciado penalmente por el príncipe Alberto.

Ahora, el antiguo gran confidente de Charlène es el que ha contraatacado con la publicación en el diario francés 'Le Monde' de una serie de graves acusaciones en las que detalla cómo su antiguo jefe supuestamente gasta millones de euros cada año que salen de una cuenta bancaria secreta para pagar a sus antiguas amantes, que recibirían cada una asignaciones de 400.000 euros al año.

Además, según se desprende de los cuadernos confidenciales de Palmero a los que ha tenido acceso el medio galo, la princesa Charlène aparece retratada como una moderna Imelda Marcos, que no duda en gastar millones de euros en sus asuntos personales.

El antiguo contable asegura que en una ocasión Charlène gastó 965.000 euros para redecorar su villa de vacaciones en Córcega y un millón de euros en renovar su despacho en el palacio de Montecarlo.

Según afirma Palmero, también desembolsa cientos de miles de euros a familiares sudafricanos cada año. "Trescientos mil euros para pagar a Sean Wittstock [el hermano de Charlène] por su casa", se lee en una entrada fechada en diciembre de 2022.

En otra anotación de 2019, un alarmado Palmero estima que Charlène ha gastado personalmente "unos 15 millones de euros" desde que se casó con Alberto en 2011, casi el doble de su asignación anual de 1,5 millones de euros.