Mohamed VI aplaca su añoranza de París regresando, por fin, de vacaciones a la capital francesa

Tras siete meses de ausencia ha vuelto a París. El rey Mohamed VI de Marruecos voló el lunes desde Rabat a la capital de Francia para pasar allí unas semanas de descanso entre el castillo familial de Betz (departamento de l’Oise) y el palacete que posee junto a la Torre Eiffel, según fuentes conocedoras de su desplazamiento.

Su viaje estuvo rodeado de la habitual parafernalia. Voló en su avión Boeing 747, pero le acompañaron otro Boeing de las misas características, un Hercules C-130 y un Gulfstream. Este es el único aparato que no regresó a Rabat y se quedó en el aeropuerto parisino de Le Bourget.

Tanta flota se explica porque al monarca se desplaza, además de con sus escoltas, con un séquito numeroso compuesto por sirvientes, secretarios, personal de mantenimiento, técnicos el telecomunicaciones etcétera. Suele también trasladar hasta París algunos de los vehículos con los circulará por la ciudad.

En París visitará a su madre, Lalla Latifa, de 78 años, cuyo estado de salud “se ha deteriorado”, según el diario digital marroquí “Africa Intelligence”. Pasa largas temporadas en la capital, donde está siendo tratada de un cáncer de páncreas.

Hacía siete meses que el soberano alauí no pisaba Francia. Tuvo que marcharse precipitadamente de París el 9 de septiembre de 2023 tras el terremoto que sacudió la víspera el Alto Atlas y causó cerca de 3.000 muertos y más de 6.000 heridos. Su estancia vacacional solo duró entonces una semana larga. Un año antes, en 2022, estuvo casi cuatro meses seguidos en París y alrededores.

En septiembre de 2023 el ministerio del Interior de Marruecos rechazó la ayuda que Macron ofreció para mitigar los daños del terremoto

El terremoto coincidió con el peor momento de la relación entre Francia y Marruecos que empezó a empeorar en el verano de 2021 cuando el consorcio periodístico Forbidden Stories desveló que Marruecos había espiado con el programa malicioso Pegasus a, entre otros, políticos franceses. Su primer objetivo fue el presidente Emmanuel Macron que, en julio de ese año, le reprochó al rey el pirateo de su móvil, según reveló el escritor marroquí Tahar Benjelloun, que mantiene una estrecha relación con el palacio real. El monarca lo negó todo.

El Ministerio del Interior de Marruecos rechazó, en septiembre de 2023, la ayuda que Macron ofreció para mitigar los daños del seísmo -sí aceptó la española- mientras que la prensa oficialista marroquí denigraba al presidente francés con una agresividad que ni siquiera alcanzó en los peores momentos de la crisis hispano-marroquí.

“Un poco hombre, un poco mujer, pero no asume nada: ¿quien es realmente Emmanuel Macron?”, titulaba, por ejemplo, en septiembre del año pasado, 'Le 360', un diario digital cuyo dueño en la sombra es Mounir Majidi, secretario particular del rey, según aseguran periodistas marroquíes. “No sólo Macron parece ser un homosexual vergonzoso, sino que además mantendría una relación extraconyugal, pese a estar casado con Brigitte Macron, 24 años mayor que él (...)”, proseguía el diario.

No era entonces el momento para que Mohamed VI volviese de vacaciones a Francia ni tampoco a Gabón, cuyo presidente, Ali Bongo, gran amigo del monarca, fue derrocado por un golpe de Estado militar en agosto desde 2023. Desde entonces el soberano marroquí no ha vuelto a disfrutar de su residencia en Pointe-Denis, en el estuario de Komo, muy cerca de la capital gabonesa.

Mohamed VI tuvo que cambiar de destino para sus vacaciones invernales. Viajó a Abu Dhabi para reunirse, el 4 de diciembre, con el jeque Mohamed Ben Zayed Al Nahyane, que preside los Emiratos Árabes Unidos, y después se quedó unos días hasta dar el salto a las Islas Seychelles y, finalmente, acabar en Singapur donde pasó la Nochevieja.

En 2022 el monarca permaneció casi ininterrumpidamente, entre junio y octubre, en la capital y el presidente no le invitó a que le hiciera una visita

Sin llegar a tener la cordialidad de antaño, la relación entre Marruecos y Francia es ahora más distendida. Prueba de ello es que Stéphane Séjourné, el nuevo ministro de Asuntos Exteriores francés, viajó a Rabat el 26 de febrero y declaró ante la prensa: “Entre Francia y Marruecos hay un vínculo excepcional y Emmanuel Macron quiere que ese vínculo siga siendo único y se ahonde aún más en los próximos meses”. Con tal propósito Macron efectuará una visita de Estado a Marruecos en septiembre, según el diario digital marroquí 'Le Desk'.

Está por ver primero si Macron recibirá en El Elíseo a Mohamed VI durante su estancia privada en París. En 2022 el monarca permaneció casi ininterrumpidamente, entre junio y octubre, en la capital y el presidente no le invitó a que le hiciera una visita. Ni siquiera le llamó por teléfono para interesarse por su salud cuando, en junio de ese año, estuvo enfermo de covid, según un comunicado de la Casa Real.

El soberano ha viajado a Francia una semana después de que acabara el Ramadán, el mes de ayuno para los musulmanes. Ha estado especialmente activo durante todo ese periodo. Primero, el 13 de marzo, entregó cestas de alimentos a 10 representantes de familias beneficiarias de la operación Ramadán 1445. Él dio así el pistoletazo de salida de la distribución de 34.550 toneladas de productos alimenticios a “viudas, ancianos y personas con discapacidad”, según informó la Fundación Mohamed V para la Solidaridad que organiza el reparto. Los ministerios de Interior y de Asuntos Islámicos costean esa operación caritativa.

Después, a lo largo del mes de Ramadán, Mohamed VI presidió varias vigilias religiosas, acompañado siempre por su hijo, el príncipe Moulay Hassan, y su hermano, Moulay Rachid. La última tuvo lugar el 6 de abril en la Mezquita Hassan II de Casablanca, la más grande de África.

Allí Othmane Mchachti, un niño de 11 años, recitó ante el rey algunos versículos del Corán. Era el ganador del premio nacional infantil Mohamed VI de memorización, declamación y canto del libro sagrado. El soberano le entregó su galardón.

El monarca, que es también Comendador de los Creyentes, es decir jefe espiritual de los musulmanes marroquíes, se hartó esa tarde a repartir premios de carácter religioso. Otros de los más destacados fueron los otorgados a las escuelas coránicas. El de la metodología y aprendizaje correspondió a un centro de enseñanza de Casablanca, el premio al rendimiento fue a parar a una escuela de Sidi Bennour (localidad próxima a Casablanca) y el más modesto, el de la gestión, recayó sobre una “madrassa” de Tarudant, en el sur del país.