Juan Carlos I viaja a Lisboa con rostro serio: el adiós a su amigo el Aga Khan IV

Este sábado 8 de febrero, Juan Carlos I acudió al funeral del príncipe Karim al Hussaini Aga Khan IV, celebrado en el Centro Ismaelita de Lisboa. A sus 87 años, el monarca español ha mostrado un rostro serio por la muerte de uno de sus amigos más cercanos, que falleció el pasado 4 de febrero a los 88 años.

La ceremonia, que se desarrolló en la más estricta intimidad, fue un acto privado al que solo pudieron asistir personas con invitación previa, tal como se había adelantado de manera oficial. La mañana se ha caracterizado por su tono sobrio y solemne, y la presencia de pocas figuras, entre ellas la del Rey emérito, que ha sido uno de los grandes amigos del Aga Khan.

Acompañado de uno de sus asistentes y apoyado en un bastón, el exjefe del Estado español ha llegado al recinto con un semblante serio, destacando entre los asistentes. Como uno de los más cercanos, el padre de Felipe VI se ha situado en el centro de la escena, en un lugar de honor, junto al jeque de Qatar y al duque de Braganza.

El acto también contó con la presencia del presidente de Portugal, Marcelo Rebelo, y del primer ministro canadiense, Justin Trudeau. Sin embargo, la figura que más acaparó la atención fue la del príncipe Rahim, hijo mayor del Aga Khan, que tras la muerte de su padre ha sido nombrado nuevo líder espiritual de los musulmanes ismaelitas.

La relación entre el rey Juan Carlos I y el Aga Khan se remonta a muchos años atrás. Ambos coincidieron en el prestigioso internado suizo Le Rosey, donde forjaron una gran amistad. Esa relación personal se consolidó con el paso de los años, y se vio reflejada en encuentros privados, pero también en favores profesionales. Fue él quien ofreció trabajo a la infanta Cristina en su fundación tras el estallido del caso Nóos, un acto que fue un gran salvavidas en un momento difícil.

El Aga Khan IV, cuyo verdadero nombre era Karim Al Yussayni, era uno de los hombres más ricos del mundo, con una fortuna estimada en 2.400 millones de euros, según Forbes en 2022. Con una red de empresas que abarca desde aerolíneas hasta hoteles, y con una fundación que trabaja en todo el mundo en áreas como la salud, la educación y el desarrollo social, su legado será recordado por su vasta labor filantrópica.

Sin embargo, también era conocido por su afición a la navegación y la velocidad, intereses que compartía con su buen amigo Juan Carlos I. De hecho, el yate Fortuna, una embarcación de lujo diseñada inicialmente para el Aga Khan, pasó a ser propiedad del monarca español y se convirtió en uno de sus más preciados bienes.