Woody Allen: guía definitiva para saber por qué el MeToo acabó con su reputación
El genio neoyorquino se ha visto obligado a un 'retiro donostiarra' con su última película, 'Rifkin's Festival'. Repasamos la cronología de hechos que han puesto en duda su valía personal
Pandemias aparte, este 2020 será recordado por muchas cosas. El mundo del cine, por ejemplo, recibió con expectativas e incertidumbre las memorias de Woody Allen, 'A propósito de nada'; un libro expiatorio en el que también argumenta su inocencia frente a las acusaciones que han hecho que su reputación personal caiga en picado.
Otro libro publicado recientemente, 'El síndrome Woody Allen', firmado por Edu Galán, ilustra cómo estos tiempos de juicios paralelos en las redes sociales, han mermado la consideración de genio del cineasta, cómo su vida personal y sus hipotéticos desmanes han acabado afectando a la figura del intelectual neoyorquino.
Su particular viacrucis empezó cuando en 2014 Dylan Farrow, hija adoptiva del cineasta, remitió una carta a 'The New York Times' en la que insistía en los hechos que supuestamente tuvieron lugar en 1992; aquel día en el que, según ella misma, su padre putativo acabó con la cara metida en un lugar que no debía. Según ella, "estaba sentada en el sofá y Woody estaba arrodillado en el suelo" con la cabeza en su regazo. Allen lo negó tajantemente y dijo que se trataba de "una manipulación desmesurada y terriblemente dañina de niños inocentes por motivos vengativos y egoístas". Su dedo apuntaba a la manipulación de Mia Farrow. En cualquier caso, un tribunal dictaminó que su comportamiento "inapropiado", término utilizado en la sentencia, no tenía ninguna connotación sexual. Una investigación de seis meses de la Clínica de Abuso Sexual Infantil de Yale-New Haven también concluyó que Dylan no había sido agredida sexualmente.
El caso, así como el matrimonio de Allen con su hijastra Soon Yi, fueron desapareciendo de los titulares. Hasta esta década, en la que resurgieron con virulencia a raíz de las acusaciones contra Harvey Weinstein. En una entrevista televisiva, una crecida Dylan Farrow se preguntaba por qué su padre adoptivo no corría la misma suerte que el productor de Miramax: “¿Por qué Harvey Weinstein y otras celebridades acusadas han sido expulsadas de Hollywood, mientras que Allen acaba de firmar un acuerdo multimillonario con Amazon con la aprobación del exejecutivo de Amazon Studios Roy Price -también acusado de acoso sexual-?”.
Cuando la joven recibió el apoyo de celebrities como Oprah Winfrey o Reese Witherspoon, la animosidad contra Woody Allen fue creciendo en un Hollywood que puso en entredicho al genio. Desde 2018, el caso vivió un efecto bola de nieve. Ese año, a las acusaciones se sumó otro hijo de Mia Farrow, Ronan, el mismo que había sacado adelante la causa contra Weinstein en los medios de comunicación. “Mi origen familiar me hizo comprender el abuso desde muy temprana edad”, afirmó en una entrevista. Con apenas siete años, el joven había acusado a Allen de abusar de su madre, lo cual tuvo un peso enorme en la ruptura de la relación entre el director y la actriz.
Otro de los grandes escándalos de la vida de Allen fue su unión sentimental con Soon-Yi, que también le valió numerosas críticas. Ron también tuvo claro que él se pondría del lado de su madre. A sus escasos cinco años, Mia Farrow descubrió las fotos de Soon-Yi desnuda entre las imágenes de su marido. El joven dijo haber vivido en primera persona el sufrimiento de su madre. “No puedo tener una relación con mi padre y ser moralmente consistente... Viví con todos estos chicos adoptados, así que ellos son mi familia. Decir que Soon-Yi no era mi hermana es un insulto a todos los chicos adoptados”, comentó hace pocos años, añadiendo otra losa sobre la reputación de Allen. A la causa contra él se sumaron personalidades tan diversas como Kate Winslet o Timotheé Chalamet.
Este último, tras rodar 'Día de lluvia en Nueva York', cargó duramente contra Allen. Expuso públicamente que había donado el sueldo obtenido al rodar esa película. En 'A propósito de nada', Allen explica cuáles eran, a su juicio, los motivos que tuvo el joven para hacer esa declaración. "Dijo que lamentaba haber trabajado conmigo y anunció que donaría el dinero a la caridad, pero le juró a mi hermana que tenía que hacerlo porque estaba buscando un Oscar y él y su agente pensaron que tendrían más oportunidades de ganar si me denunciaba, y así lo hizo". En el caso de Kate Winslet tampoco parecen extrañas las ganas de premio. Tras rodar a sus órdenes 'Wonder Wheel' en 2017, la protagonista de 'Titanic' sacó a Woody Allen de su particular cajón mientras promocionaba 'Ammonite', cinta que puede hacerle conseguir un segundo Oscar.
"¿Qué demonios estaba haciendo trabajando con Woody Allen y Roman Polanski? Es increíble para mí ahora cómo esos hombres fueron tenidos en tan alta estima en la industria del cine y durante tanto tiempo. Es jodidamente vergonzoso. Y tengo que responsabilizarme por el hecho de que trabajé con ambos. No puedo retroceder en el tiempo. Estoy lidiando con esos lamentos, pero ¿qué tenemos si no somos capaces de ser jodidamente sinceros sobre todo eso?", dijo este mismo año en una entrevista concedida a 'Vanity Fair'. La actriz olvidaba que el de 'Wonder Wheel' también es uno de los mejores personajes de los últimos (y algo desvaídos) años de su carrera: el de una especie de Blanche Dubois alucinada que vive atrapada entre un marido tosco, un trabajo de camarera y un entorno (el de las atracciones de Conney Island) que acentúa su infelicidad.
Las declaraciones de la británica se sumaron al odio generalizado de Hollywood; no solo el de las estrellas, sino el de las propias corporaciones. Amazon, por ejemplo, decidió no estrenar 'Día de lluvia en Nueva York' y Allen acabó demandándoles por mantenerla guardada en un cajón. Finalmente, el estudio devolvió los derechos de la película al director y varias distribuidoras fueron estrenándola alrededor del mundo. En España, por ejemplo, esa misión le correspondió a A Contracorriente Films, que se benefició de la publicidad inversa en torno al filme.
Su autobiografía sufrió un proceso similar. Tras un sinfín de intentonas y de negativas de varias editoriales, el libro encontró una, Hachette. Los empleados de la editorial se unieron para frenarlo, ya que no veían con buenos ojos la publicación del escrito de un hombre que consideraban aborrecible. Acto seguido, Hachette decidió rescindir el contrato y, unas semanas más tarde, el libro acabó siendo publicado por Arcade. La narración de la jugosa infancia del niño judío, aquel que vimos reflejado en el colegio de 'Annie Hall' o en los recuerdos nostálgicos de 'Días de radio' por fin vio la luz. También la cronología de su amor por Mia Farrow y sus críticas hacia un comportamiento que ha acabado por hundir su reputación.
La crítica también se ensañó con el libro. "Si usted se ha quedado sin papel higiénico, las memorias de Woody Allen también son de papel", dijo un periodista del 'Washington Post'. Otros más se sumaron al aquelarre. Uno llegó a decir que era la obra de "un pervertido peligrosamente desequilibrado".
Woody Allen llega a los 85 con una filmografía escrita en letras de oro, habiendo cambiado el rumbo de la comedia para siempre y siendo dueño y señor de algunos de los mejores diálogos de la historia del cine. Pero también con una reputación venida a menos que ha abierto un debate de lo más interesante: ¿somos capaces de separar la obra de un genio de su vida personal?, ¿Woody Allen era culpable o inocente? Si los tribunales dictaminaron esto último, ¿por qué se le ha hecho un juicio mediático paralelo? Preguntas difíciles de responder, cuestiones que han acabado menoscabando a un mito del cine de dudosa vida personal.
Pandemias aparte, este 2020 será recordado por muchas cosas. El mundo del cine, por ejemplo, recibió con expectativas e incertidumbre las memorias de Woody Allen, 'A propósito de nada'; un libro expiatorio en el que también argumenta su inocencia frente a las acusaciones que han hecho que su reputación personal caiga en picado.