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'El exorcista' cumple 50 años: vómitos, infartos, seguridad para una niña de 14 y un barrio de Washington
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ANIVERSARIO

'El exorcista' cumple 50 años: vómitos, infartos, seguridad para una niña de 14 y un barrio de Washington

La película cumple medio siglo y vuelve a la pantalla. Repasamos algunas anécdotas que la convirtieron en un fenómeno sociológico en todo el mundo

Foto: Blair en 'El exorcista'. (CP)
Blair en 'El exorcista'. (CP)

Georgetown es uno de los barrios con más solera de Washington D.C. También de los más tranquilos, a juzgar por esos vecinos que pasean cada mañana plácidamente a sus perros, por sus casas de madera típicamente norteamericanas y por una calma que conserva incluso su bullicioso campus universitario, coronado por una torre de piedra y unos edificios de color cetrino. El turista casual o no cinéfilo no imagina que allí se rodó la que muchos han llamado la película más terrorífica de la historia del cine: 'El exorcista'.

Una cinta que ahora cumple medio siglo y que vuelve a los cines este mismo fin de semana. Lo hará a través de un reestreno que seguramente no haga tanto ruido como aquella versión del director que llegó a las salas en 2000. A principios de nuestro siglo, los espectadores ya no eran los mismos que en los 70 del siglo pasado. En 2000 se reían con los vómitos verdes de Regan, la niña poseída por el demonio y salvada por un sacerdote, el padre Karras. Pero el éxito y la artesanía de la película seguían (y siguen en 2023) incólumes al paso del tiempo.

Antes del barrio de Georgetown, de las noticias sensacionalistas en torno a su estreno (se cuenta que hubo hasta espectadores que sufrieron infartos en las salas) y de su leyenda en la gran pantalla, 'El exorcista' fue una exitosísima novela de William Peter Blatty. El autor se enfrentaba a algo nuevo, a los códigos de un género que desconocía. Inspirándose en el caso real de Roland Doe, un joven de Maryland al que habían realizado un exorcismo en 1949, Blatty se cubrió de gloria. Hasta entonces era conocido por escribir comedia. Ahora el mundo entero veía que también era capaz de causar escalofríos.

Era cuestión de tiempo que un estudio, en este caso Warner, quisiera llevar la novela al cine. Lo que no sabía Blatty es que él mismo ejercería de guionista y adaptaría su libro. En un Hollywood, el de los 70, que cambiaba a marchas forzadas, la Warner quería rodar la película de terror definitiva. Buscaron director, pensaron en Stanley Kubrick, pero Kubrick era mucho Kubrick. Tras los estrenos de '2001' o 'La naranja mecánica', no había quien le tosiese. Se empeñó en cambiar el guion casi coma por coma y los ejecutivos del estudio le dieron un 'no' por respuesta. Al final, el elegido fue William Friedkin, aquel joven que había triunfado a principios de la década con 'French Connection: contra el imperio de la droga'. Ganas, de hecho, no le faltaban. Al equipo sí que le faltaron ganas de aguantarle. Pero esa es otra historia.

El reparto y una maldición

La maquinaria se puso en marcha cuando los directores de casting descartaron a varios actores para encarnar al padre Karras (el que casi se hace con el papel fue Jack Nicholson) y eligieron a Jason Miller. Hubo quien dijo que era el cura más atractivo en una pantalla en años, obviando quizá a guapos del tamaño de Gregory Peck en 'Las llaves del reino'. Linda Blair sería la niña poseída, Ellen Burstyn su sufrida madre y Max Von Sydow, que pasó de ser actor bergmaniano ('El séptimo sello' sigue siendo su punto álgido como actor) a emblema del cine de horror, el padre Merrin.

placeholder Fotograma de la película. (CP)
Fotograma de la película. (CP)

Como en muchas otras producciones legendarias de Hollywood, el rodaje de 'El exorcista' fue un choque de trenes continuo. En este caso, el combate fue entre el autor de la novela y guionista y el propio Friedkin, que llegaba a poner la banda sonora de 'Psicosis' de fondo para que su equipo entrase en situación. Una filmación que debía durar tres meses acabó alargándose hasta los siete. Y en mitad de esa batalla campal, hubo de todo: lesiones físicas de Blair y Burstyn, un incendio en el plató y hasta un sacerdote. El buen hombre tuvo que ir a bendecir el lugar de rodaje para evitar más accidentes. Muchos ya consideraban aquello una especie de maldición. Pero para algunos trabajadores el verdadero mal de la cinta no vino del infierno: era el propio Friedkin. Entre sus desmanes, se cuenta que hizo comer puré de guisantes a la pobre Blair hasta que su vómito contra el padre Merrin fue completamente real. Por no hablar de las horas que la hizo actuar dentro de una cámara frigorífica: quería que el frío se palpase y se reflejase en pantalla.

Tampoco Burstyn, la afligida madre que no entiende lo que le está ocurriendo a su hija, estuvo muy contenta con los métodos de Friedkin. En una de las secuencias se llegó a dañar la espalda y maldijo una y otra vez haberse metido en semejante berenjenal. Empero, el tiempo acabaría recompensándola (a ella y al resto del reparto) cuando la película se estrenó y fue un absoluto un taquillazo. Hasta Mercedes McCambridge, que puso voz a la Regan poseída, reverdeció una carrera que llevaba en punto muerto desde sus días de gloria en 'Gigante' o 'Johnny Guitar'.

placeholder Póster de 'El exorcista' inspirado en unas pinturas de Magritte. (CP)
Póster de 'El exorcista' inspirado en unas pinturas de Magritte. (CP)

El taquillazo (fue la película de Warner más taquillera de toda esa década) también provocó éxodos masivos del cine y colocó varias unidades médicas a la puerta de muchas salas. Los más cínicos dijeron que lo de los infartos y los sustos de algunos espectadores fue, seguramente, una maniobra publicitaria del estudio. El caso es que Warner logró su propósito: de 'El exorcista' se habló largo y tendido hasta en el mismísimo Vaticano. No había persona que no tuviese su propia opinión acerca de los exorcismos o hubiese leído algún libro sobre el tema.

Para Linda Blair, una adolescente de 14 que de repente se vio catapultada a la fama, los demonios vinieron después del estreno. El primero fue la polémica que rodeó a su nominación al Oscar (la película obtuvo diez, todo un logro para el género) como actriz secundaria. La historia fue la siguiente: al principio McCambridge no quiso crédito por ponerle voz durante las secuencias en las que está poseída y suelta lindezas como "¿has visto lo que ha hecho la cochina de tu hija?". Cuando vio que el 'El exorcista' se convertía en un filón mediático, sí quiso figurar. El problema es que la actriz 'destapó' su trabajo cuando ya se habían anunciado las candidaturas al Oscar en las que estaba incluida su compañera. Blair ya estaba nominada y, finalmente, no ganó. Muchos creen que sus opciones mermaron debido a la polémica. ¿Quién quería darle el premio a una niña si la voz de otra señora era la mitad de su interpretación?

placeholder Blair también participó en 'El exorcista II: El hereje', secuela del film. (CP)
Blair también participó en 'El exorcista II: El hereje', secuela del film. (CP)

Más allá de premios y elogios laudatorios, Blair recibió amenazas de muerte de varios integristas religiosos. El estudio le puso vigilancia intensiva durante seis meses, algo tan perturbador o más que el propio personaje que había interpretado. Pese al mal trago, Blair participó en la secuela que se rodó en 1977, titulada 'El hereje'. También se convirtió en un símbolo que ha provocado parodias, imitaciones, camisetas y disfraces de Halloween.

Medio siglo después de su estreno, 'El exorcista' sigue ahí, en listas de películas históricas como pionera a la hora de provocar debates religiosos y asustar sin insultar la inteligencia del espectador. Y, para qué engañarnos, el demonio y sus maldades nunca fueron tan divertidamente atractivos.

Georgetown es uno de los barrios con más solera de Washington D.C. También de los más tranquilos, a juzgar por esos vecinos que pasean cada mañana plácidamente a sus perros, por sus casas de madera típicamente norteamericanas y por una calma que conserva incluso su bullicioso campus universitario, coronado por una torre de piedra y unos edificios de color cetrino. El turista casual o no cinéfilo no imagina que allí se rodó la que muchos han llamado la película más terrorífica de la historia del cine: 'El exorcista'.

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