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De Woody Allen a Warren Beatty: los grandes amores de Diane Keaton
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Una actriz que amó a su manera

De Woody Allen a Warren Beatty: los grandes amores de Diane Keaton

La actriz vivió el amor sin normas. Sus historias sentimentales fueron tan intensas y singulares como ella misma, reflejo de una mujer que nunca quiso pertenecer a nadie

Foto: Diane Keaton y Woody Allen en una imagen de archivo. (Reuters)
Diane Keaton y Woody Allen en una imagen de archivo. (Reuters)

Diane Keaton vivió el amor con la misma naturalidad con la que se enfrentaba a un papel: sin miedo, con humor y siendo siempre ella misma. Nunca escondió sus emociones, pero tampoco permitió que sus relaciones definieran quién era. Su vida sentimental, como su carrera, fue un reflejo de independencia, ternura y una libertad poco común en Hollywood.

Nunca se casó, y cuando le preguntaban por qué, solía responder con esa ironía tan suya: “No creo que el no estar casada haya devaluado mi vida. El mito de la solterona es basura”. A los 50 años decidió convertirse en madre y adoptó a sus dos hijos, Dexter y Duke. Decía que la maternidad había sido la experiencia más transformadora de su vida, “la que más me ha hecho crecer y la que más me ha hecho humilde”.

placeholder Diane Keaton, con Woody Allen. (Getty)
Diane Keaton, con Woody Allen. (Getty)

El más célebre de sus romances fue el que la unió a Woody Allen. Se conocieron en una audición para la obra de Broadway 'Play It Again, Sam', y la conexión fue inmediata. Allen solía decir que fue su sentido del humor lo que lo conquistó. Durante un tiempo vivieron juntos y su relación, aunque breve, se transformó en una amistad inquebrantable. Juntos rodaron ocho películas entre 1971 y 1993, entre ellas 'Annie Hall', que acabaría convirtiéndose en un reflejo de su complicidad. Años después, Keaton lo describía como uno de sus amigos más cercanos.

En los años setenta también vivió una historia intensa con Al Pacino, a quien conoció durante el rodaje de El Padrino. Su relación fue tan apasionada como intermitente, marcada por la admiración mutua y los silencios prolongados. “Lo amé de verdad”, reconoció ella tiempo después en su autobiografía 'Then Again'. Según recordaba en una entrevista con 'People', aquella historia estuvo llena de idas y venidas hasta que su última reconciliación llegó en 1990, durante la filmación de 'El Padrino III', aunque el vínculo se enfrió con los años.

placeholder Al Pacino en una imagen de archivo. (EFE)
Al Pacino en una imagen de archivo. (EFE)

Aun así, Pacino siempre habló de ella con respeto y cierta nostalgia. Años después, siguieron siendo amigos y se apoyaron públicamente. Cuando Keaton recibió el 45.º Premio a la Trayectoria del American Film Institute en 2017, el actor subió al escenario y le dedicó unas palabras que resumían toda una vida compartida: “Eres una gran artista. Te amaré por siempre”.

Tras su etapa con Pacino, Diane Keaton inició una relación con Warren Beatty, a quien conoció durante el rodaje de Reds (1981), película que él dirigió, produjo y protagonizó junto a ella. Según explicó la propia Keaton en varias entrevistas —entre ellas a Vanity Fair en 2016—, fue un amor intenso, lleno de admiración mutua y también de complicaciones. La actriz lo describía como “una fuerza de la naturaleza”, alguien brillante y exigente que la impulsó a superarse. Su relación se prolongó durante el rodaje y un tiempo después, pero acabó desvaneciéndose poco después del estreno.

placeholder Warren Beatty fue otro de los amores de Diane Keaton. (EFE)
Warren Beatty fue otro de los amores de Diane Keaton. (EFE)

Diversos medios, como 'The Guardian', explicaron que el rodaje de 'Reds' estuvo marcado por retrasos y dificultades financieras, un contexto que pudo haber contribuido al desgaste de la pareja. Años más tarde, Keaton siempre habló de él con afecto y respeto, y Beatty, por su parte, expresó en una entrevista con People en 2016: “La adoro. Es una combinación de integridad, humor, inteligencia, justicia y, ¿dije belleza? Un brillante sentido del humor”.

Libre, romántica, imperfecta y luminosa, Diane Keaton amó sin miedo y sin ataduras. Vivió el amor como vivió todo lo demás: con curiosidad, humor y una profunda libertad interior. No buscó encajar en los moldes de Hollywood ni en los del amor convencional; prefirió escribir su propia historia, tan singular y contradictoria como ella misma.

Diane Keaton vivió el amor con la misma naturalidad con la que se enfrentaba a un papel: sin miedo, con humor y siendo siempre ella misma. Nunca escondió sus emociones, pero tampoco permitió que sus relaciones definieran quién era. Su vida sentimental, como su carrera, fue un reflejo de independencia, ternura y una libertad poco común en Hollywood.

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