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El adulterio, de moda: la crisis nos ha hecho más infieles
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El adulterio, de moda: la crisis nos ha hecho más infieles

La difícil situación económica de los últimos siete años evitó que las parejas se separaran. Ahora, la carestía sexual también entiende de números, como el de las redes sociales y los engaños multimedia

Foto: Imagen promocional de la serie 'Mad Men'
Imagen promocional de la serie 'Mad Men'

Pasarse todo el día haciendo juegos malabares para llegar a final de mes nos hace buscar distracciones en camas ajenas. Esto es lo que se desprende del estudio realizado por Secondlove, un portal especializado en aventuras extramatrimoniales, que asegura que el 53% de sus usuarios reconoce que su interés por echar una canita al aire se ha incrementado en los últimos cinco años. La falta de dinero y el amor monógamo no parecen hacer buenas migas.

¿Contigo pan y cebolla?

Al principio de la crisis, las separaciones cayeron un 24%. El peso de las hipotecas y la imposibilidad en muchos casos de no poder ser económicamente independiente ejerció de pegamento para muchas relaciones. Pero, a partir de 2013, las visitas al juzgado de los que habían compartido vida se disparó. Las cifras de este año se volvieron a emparejar con las del 2007, el último año de bonanza antes de la crisis. Y en lo que llevamos de 2015, según los últimos estudios del INE, las rupturas han crecido un 2,2%, por lo que podríamos cerrar el año con un amargo récord de separaciones. El pegamento que supuso la crisis parece tener fecha de caducidad.

Por el dinero no se discute

Según una encuesta realizada por la revista 'Time', el tema por el que discuten con más frecuencia las parejas es el dinero (un 32%). Pero los sexólogos advierten que, más allá de la frustración que provoca la ausencia del 'poderoso caballero', este tipo de peleas pueden esconder otros temas más peliagudos. Se trata de valores y de poder. Porque todo es fácil cuando los euros campan alegremente por las cuentas: yo me compro el iPad Pro, tú la bici de montaña y nos vamos de vacaciones juntos. Pero ¿qué pasa si se ha de decidir solo una de esas tres cosas? El que salga vencedor será un egoísta a los ojos del otro. Y es fácil cuestionar los valores de tu media naranja: de repente ya no es tan encantador que sea un adicto a la tecnología o a los deportes de montaña. Y ahí es donde empiezan las fisuras que mal curadas acaban en fracturas.

Carestía sexual

Ya no puedes irte a cenar con tu pareja al restaurante de moda o pasar una vacaciones en Isla Mauricio, pero hay algo que no cuesta dinero, que une y que te deja una sonrisa de idiota al día siguiente: el sexo. Pues aunque lo lógico sería pensar que las parejas atribuladas por problemas económicos no salen del catre, ocurre justamente lo contrario. Según el mencionado estudio de 'Time', el 61% de encuestados reconoció que revisaba con más frecuencia su cuenta que el número de relaciones sexuales que tenía. El estrés se lleva mal con el intercambio de fluidos, sobre todo si es más de lo mismo y con la persona con la que compartes esa tensión.

Escapando de los problemas

Y es ahí donde alguien nuevo, que te muestra admiración en vez de extractos bancarios, se convierte en la mejor válvula de escape a la situación. “Muchas personas inician una relación fuera de la pareja como forma de escapar al estrés y la frustración que les producen los problemas en el trabajo o en casa”, explica Matías Lamouret, portavoz de Secondlove. “Por eso no sorprende que el número de personas que buscan un segundo amor haya aumentado durante los años de la crisis. A esto hay que añadir que la mentalidad de los españoles está cambiando y cada vez se parece más a la del resto de Europa. Antes de afrontar un divorcio, que es un proceso doloroso, costoso y no siempre deseado, se buscan alicientes externos a la relación”.

El pistoletazo de salida

Pero ¿qué nos conduce a tener que inventar reuniones de trabajo hasta tarde o a guionizar ficticios reencuentros con amigos de la infancia? La monotonía sigue llevándose la palma como fábrica de cuernos, con un 67%, según datos de Secondlove. Le siguen las ganas de sentirse enamorado (43%), la falta de satisfacción sexual (30%) e, incluso, evitar la separación buscando otro acicate (17%). Las preocupaciones nos hacen mimar poco la relación y cuando esta se deteriora nos sentimos más víctimas que corresponsables de la situación.

Ellos y ellas

Venusianas y marcianos somos diferentes a la hora de perpetrar adulterio. Ellas buscan presa en el trabajo (en concreto, un 39%, según Secondlife). En cambio, la cantera de ellos es virtual, y buscan compañeras de cama sin desayuno por Internet (41%). En ambos casos, el entorno más cercano no suele ser el más idóneo para estos menesteres: solo el 10% de ambos sexos tiene una aventura con alguien conocido.

El engaño multimedia

Las llamadas nuevas tecnologías –que ya empiezan a ser viejas– han cambiado el rasero por el que se mide la infidelidad. Y es que el 39% de los apuntados a portales de infidelidad no acaban consumando. Tienen bastante con el flirteo virtual: llamadas, mensajes, intercambio de fotos… El 8% llega al contacto físico: besos, abrazos, caricias. Vamos, el calentón de toda la vida, pero siguiendo la máxima de Clinton de que mientras no haya penetración, aquí no ha pasado nada. Y el 11% que sí que llega a tener un encuentro sexual, no vuelve a repetir y la cosa se queda en una noche.

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Pasarse todo el día haciendo juegos malabares para llegar a final de mes nos hace buscar distracciones en camas ajenas. Esto es lo que se desprende del estudio realizado por Secondlove, un portal especializado en aventuras extramatrimoniales, que asegura que el 53% de sus usuarios reconoce que su interés por echar una canita al aire se ha incrementado en los últimos cinco años. La falta de dinero y el amor monógamo no parecen hacer buenas migas.

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