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Guía para lucir la perfecta mani-pedi
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Guía para lucir la perfecta mani-pedi

Si unas manos bonitas son la mejor carta de presentación, unos pies cuidados no son menos. Así que vigila tu mani-pedi, el esfuerzo lo merece

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¿Quién no sueña con unas manos perfectas? Vale, es cierto que tampoco las tenemos tan destrozadas como nuestras pobres abuelas a las que les tocaba ir a vendimiar o lavar a mano en la fuente más cercana, pero seguro que unos cuidados extra no les vendría mal para lucir impecables. Y si las manos las tenemos un poco olvidadas, qué será de nuestros pobres pies que se pasan la mitad del año embutidos en zapatos y botas, y solo nos acordamos de volver a cuidarlos como se merecen cuando llega el calorcito y queremos empezar a lucir sandalias.

Menos mal que estamos en temporada alta de mani-pedi y seguro que ya estás pensando en pasarte por el salón de belleza a hacerte un arreglillo. Eso está bien, pero no te servirá de nada si luego no sigues una rutina de mantenimiento en casa. Por ello, hemos recopilado sencillos tips que te ayudarán a lucir manos y pies perfectos durante todo el año.

BUENOS HÁBITOS

“No dejes para mañana lo que puedes hacer hoy”. No sabemos a quémadre primigenia atribuirle esta frase, pero grábatela en la cabeza también cuando se trata de cuidar tus manos. Empieza por mantener una rutina de hidratación, aplicando crema al menos dos veces al día con un masaje. Siempre que estés fuera de casa, utiliza una hidratante con SPF para proteger tus manos del fotoenvejecimiento y evitar las manchas. Por la noche, apuesta por las que tengannutrientes extra. Un truco para no olvidarte de hacerlo es dejar tu crema preferida en la mesilla de noche. Así no tendrás excusa. Masajear las cutículas con un aceite específico o incluso con aceite de oliva es una buena práctica para mantenerlas hidratadas y evitar que se endurezcan, y combate la pigmentación de tus uñas frotándolas con limón. A la hora de limarlas, recuerda que debes seguir siempre la misma dirección, ya que si no lo haces, se abrirán capas.

En el caso de los pies son necesarios mimos extra. Aparte de darte un buen masaje con una crema hidratante cada vez que salgas de la ducha, regálales de vez en cuando un ritual que les ayuda a liberar tensiones. Empieza con un baño de agua caliente para ablandar la piel y poder exfoliarlos mejor. Elimina las pieles muertas con un cepillo eléctrico o una escofina, prestando especial atención a los talones y la base de los dedos, los sitios en los que más durezas se suelen formar. Termina con un buen masaje con una hidratante específica, ya que la piel es más gruesa en los pies. Recuerda también cortar las uñas solo hasta el borde del dedo para evitar que se encarnen.

EN EL SALÓN

Lo primero es elegir un buen salón de manicura y pedicura. Hay muchas ofertas en el mercado, pero a veces merece la pena gastar un poco más para evitar disgustos como los hongos. Observa que todo esté limpio y que no te dévergüenza preguntar si desinfectan las herramientas de trabajo. Una vez decidida, deja el dinero o la tarjeta a mano, para no tener que rebuscar en el bolso y correr el riesgo de estropear tu esmalte; y si te haces la pedicura recuerda ir con calzado descubierto.

ACIERTA CON EL COLOR

Es una decisión importante, así que no te la tomes a la ligera; lo mejor es pensar en dónde vas a lucirte los próximos días o directamente centrarte en lo que mejor le va a tu tono de piel. Los rojos siempre son un acierto. Si tienes la piel blanquita, atrévete con los rojos fuego, pero si es más oscura, elige tonos burdeos o granates. Si trabajas en un lugar con un código de vestimenta más serio, ve al lado de los neutros. Por otro lado, el verano es un buen momento para probar colores fantasía como azules, amarillos, verdes, naranjas, violetas... así que si te gusta un tono muy atrevido pero no te atreves a llevarlo en las manos, utilízalo en los pies.

¿Quién no sueña con unas manos perfectas? Vale, es cierto que tampoco las tenemos tan destrozadas como nuestras pobres abuelas a las que les tocaba ir a vendimiar o lavar a mano en la fuente más cercana, pero seguro que unos cuidados extra no les vendría mal para lucir impecables. Y si las manos las tenemos un poco olvidadas, qué será de nuestros pobres pies que se pasan la mitad del año embutidos en zapatos y botas, y solo nos acordamos de volver a cuidarlos como se merecen cuando llega el calorcito y queremos empezar a lucir sandalias.

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