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El balayage del 2022 se llama 'hair frosting' y es perfecto para pasar del castaño al rubio
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El balayage del 2022 se llama 'hair frosting' y es perfecto para pasar del castaño al rubio

Las tendencias en coloración se centran este 2022 en dar con el tono perfecto para hacer la transición de claro a oscuro de una forma natural. El 'hair frosting' ha llegado para lograrlo con la técnica del balayage

Foto: Lily Aldridge, con coloración hair frosting en 2021. (Getty/Jason Mendez)
Lily Aldridge, con coloración hair frosting en 2021. (Getty/Jason Mendez)

Las coloraciones frías han llegado para quedarse, sea cual sea la estación o el color de base. El rubio ceniza, el smokey hair o el ‘expensive brunette’ -que ya ha seducido a la mitad de la población del star system- son prueba de ello. Pero en este ascenso de los colores más discretos y contrarios al dorado, las mechas, sin importar apenas la técnica, son el primer paso hacia una coloración mucho más natural aunque iluminada.

placeholder Jennifer Lopez. (Reuters/Mario Anzuoni)
Jennifer Lopez. (Reuters/Mario Anzuoni)

Es así como llegamos al hair frosting, la coloración a mano alzada con la que acentuar ya no solo la forma de la melena sino también el rostro. La técnica toma su nombre del efecto congelador, o más bien de escarcha, que encontramos en la naturaleza, por ejemplo al amanecer, cuando el rocío cubre la corteza, los árboles. Este tono más claro sobre el marrón de su base ilumina de un modo sutil e incluso puede reflejar distintos tonos según la luz incida sobre la superficie. El hair frosting pretende precisamente eso: iluminar los tonos castaños de una manera absolutamente sutil.

Fusión de métodos

La definición general del hair frosting es un balayage para cabellos castaños, ya que aclara el cabello entremezclando el tono de base con mechas más claras y se realiza siempre a mano alzada. Una de las particularidades del balayage es precisamente esa, que no se utiliza ni papel de aluminio ni papel film, sino que se 'pinta' el cabello directamente con el pincel o con un peine.

Pero una de las particularidades de esta escarcha capilar es que las mechas son finísimos mechones de cabello que se colorean desde la raíz hasta la punta, respetando el color oscuro de la base. Este contraste, al apoyarse en unas mechas tan finas, no es tan marcado, más bien queda entretejido al estilo de la coloración tweed.

Para lograr esa iluminación gélida y natural, tan importante como el trazo es elegir el color adecuado. Partiendo de un tono más claro que el de la base, siempre se elegirá una mecha fría, como un rubio ceniza, un beis como en el caso de la melena de Rocío Osorno o un tono más claro como el rubio vainilla de Pilar Rubio. El resto del cabello no se toca, sino que se respeta su color natural para crear el característico bicolor del balayage. En el caso de llevar mechas o haber aclarado el cabello con anterioridad, las mechas finas del frosting hair actuarán como punto de comunicación entre raíz, medios y puntas.

Si de las mechas balayage toma la técnica, de las babylights el grosor de las mechas y el color se inspira en los rubios fríos de moda, el acabado utrabrillante se acerca al french glossing. El brillo -mitad tratamiento, mitad matiz de color- se logra con una importante dosis de mantenimiento. Los matices de color, tanto en casa como en la peluquería, deben ser constantes, para que los mechones aclarados no pierdan su tonalidad fría y todo el cabello esté radiante, con la hidratación propia del gloss hair.

Beneficios extra

La forma en la que el hair frosting aclara e ilumina el cabello no es fortuita, pues cada tipo de pelo y cada rostro precisan un mapa concreto de color. Igual que el contouring capilar, esta coloración se concentra especialmente en torno al rostro, para enmarcar la mirada, acentuar los pómulos e inundar de luz la cara.

De este modo, en una misma melena, distintos peinados pueden dejar a la vista unas mechas u otras, convirtiéndose en matices que emularán cambios de look, sin que este haya tenido lugar. Muchos apuntan al hair frosting como una técnica para aderezar la coloración sin que haya que tomar decisiones drásticas, un expensive brunette más claro, eso sí, solo apto para cabellos castaños. De otro modo no habría contraste cromático.

Por supuesto, las capas o la longitud del cabello se ven especialmente beneficiados de estas finísimas mechas. Por un lado, solo en las melenas largas se podrá apreciar la mecha de raíz a punta. Las capas, sobre todo los degradados al estilo Matilda Djerf, octopus hair o Julia Roberts, que acentúan especialmente el rostro, logran una mayor tridimensionalidad con las mechas frías. Una de las formas más sencillas de identificar el hair frosting es, precisamente, señalar los mechones más claros en torno al rostro, como si se tratara del face framing, pero con mayor sutileza tanto de trazo como de tono.

El hair frosting es la perfecta combinación de las tendencias de moda, las técnicas del momento y la personalización beauty. Ha llegado para quedarse mucho tiempo.

Las coloraciones frías han llegado para quedarse, sea cual sea la estación o el color de base. El rubio ceniza, el smokey hair o el ‘expensive brunette’ -que ya ha seducido a la mitad de la población del star system- son prueba de ello. Pero en este ascenso de los colores más discretos y contrarios al dorado, las mechas, sin importar apenas la técnica, son el primer paso hacia una coloración mucho más natural aunque iluminada.

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