La postura facial también es clave para que nuestra piel envejezca mejor

Nuestra piel se cuida tanto por fuera como por dentro. A nivel exterior, unos mimos adecuados donde la limpieza, la hidratación y la protección son el pilar resultan fundamentales a diario. Desde el interior es imprescindible alimentarse bien y beber suficiente agua para que nuestra dermis esté hidratada y flexible. Pero ¿sabías que la postura facial también es determinante para evitar el envejecimiento cutáneo?

Desde cómo fruncimos el ceño hasta cómo colocamos la lengua dentro de nuestra boca, pasando por cómo miramos nuestro móvil. Nuestra postura facial también tiene un gran impacto tanto en la textura como en la apariencia de nuestra piel. Y lo malo es que a menudo se ve, además, afectada por el estrés, ya que cuando lo sufrimos gestos como apretar la barbilla o la mandíbula son frecuentes, y estos se reflejan en la aparición de arrugas o en la falta de firmeza y elasticidad.

¿Qué es la postura facial?

Al igual que ocurre con la postura corporal, la facial se refiere a la manera en la que sostenemos nuestro rostro y cómo movilizamos sus diferentes partes dentro del conjunto. “Lo que llamamos postura facial o morfología ósea del rostro está condicionada principalmente por la forma anatómica individual que cada persona adquiere en el momento de nacer y que supedita a sus mecanismos biomecánicos. Una incorrecta higiene postural durante los años (hábitos posturales inadecuados, estrés elevado o nervios, por ejemplo) desestabilizan el eje del cuerpo e interfieren en cambios músculo-esqueléticos faciales”, explica Yvette Pons, propietaria del Instituto de Estética Sublime, quien continúa diciendo que “una estructura ósea en desarmonía, independientemente de la forma del rostro de cada persona, origina una descompensación de los ejes de la cara (pómulos y barbilla o mentón), que puede repercutir en que la edad cronológica no esté en armonía con las facciones”.

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¿Cómo afecta la postura facial al envejecimiento de la piel?

Lo normal es que tendamos a dormir de un mismo lado, masticar más por una zona de la boca que por otra o incluso a gesticular más algunas áreas del rostro que otras. “La mímica facial está gobernada por movimientos musculares repetidos y muchas veces inconscientes, que acaban hipertonificando, fibrosando y espasmando la musculatura protagonista de tal gesticulación”, declara la experta. ¿El problema? Cuando esto sucede en el rostro empiezan a reflejarse líneas de expresión prematuras, que son independientes de la edad biológica de cada individuo.

Por otro lado, una estructura ósea descompensada debido a los factores indicados anteriormente, “podría repercutir en la microcirculación por más vasoconstricción de los capilares, bloqueando y sobrecargando los tejidos y conductos de eliminación linfáticos o de vascularización”, desvela Pons. La piel en este caso está más apagada, desvitalizada y sin luminosidad, así como en el peor de los casos podría presentar poca capacidad de asimilación de los nutrientes. Y no hay que olvidar que el estrés también es determinante, pues este es capaz de reducir la elasticidad cutánea, debido a que el exceso de tensión provoca cambios en las proteínas de la piel, y esto a su vez deriva en la aparición de arrugas.

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Así se corrige la postura facial

En el día a día no nos damos cuenta de cómo las diversas expresiones faciales que efectuamos pueden afectar a nuestra piel. “El envejecimiento y el tono muscular del rostro están íntimamente relacionados con procesos gestuales y posturales que hacemos y repetimos cientos de veces a diario. La edad es determinante, pero son los malos hábitos los que aceleran la aparición de los signos habituales de envejecimiento”, asegura la fundadora de los centros de belleza Carmen Navarro.

Ser más consciente de tu postura facial, recurrir a un centro de belleza a realizarte un masaje específico e incluir en tu rutina de belleza diaria algunos ejercicios para la cara ayudan a poner a las arrugas y a la falta de firmeza a tono. Un truco que propone Pons es que “te grabes en vídeos hablando, como si explicases una historia. En ese momento uno se da cuenta de los gestos que llega a realizar cuando gesticula, ¡es increíble! Y aunque intentar corregirlos no es fácil, tampoco es imposible”.

“La armonía facial comienza en nuestro esqueleto, recorre las partes blandas y finaliza en la piel. Con un masaje profundo –este esculpe recorriendo las facciones, aunando maniobras de drenaje y desbloqueo, tonificando y aportando luminosidad– conseguimos mejorar de manera muy visible el aspecto y la salud de la piel, facilitar la circulación sanguínea y, de forma paralela, fortalecemos la musculatura”, explica la experta en piel.

En sus centros ofrece la terapia YV-LYFTH®, creada por la propia Yvette Pons, que a nivel facial trata, sin excepción, todas las estructuras que están involucradas en el envejecimiento. “Cada técnica del masaje está minuciosamente estudiada y creada para trabajar sobre ellas, como el sistema linfático, la microcirculación capilar, las fascias, el tejido neuro cutáneo, la musculatura estriada profunda, la capa smash y la estructura ósea, que como siempre explico es la gran olvidada y el principal causante del envejecimiento del rostro”, revela su creadora.

Aunque este masaje profundo no solo se centra en la cara, sino que durante sus 75 minutos de duración también relaja la rigidez del sacro, liberando el movimiento de la pelvis, lo que ayuda a un mejor equilibrio postural, favoreciendo la sobrecarga y presión de las vértebras para prevenir lordosis, cifosis, hombros retraídos, acortamiento de las cervicales, diafragma con corto rango de ventilación, fascias pectorales y abdominales hipertensadas, etc. “Todos estos cambios morfológicos son el inicio de una parte del envejecimiento del rostro, ya que perjudican la funcionalidad de sus estructuras”, advierte Pons.

Ejercicios caseros que ayudan con la postura facial

“Al igual que entrenamos nuestra musculatura corporal en el gimnasio, también necesitamos ejercitar nuestros 43 músculos faciales”, aconseja Navarro. Tanto en casa como en la oficina deberíamos detenernos cada 30 minutos y tomar conciencia de las tensiones que generamos por los malos hábitos posturales. Aunque es cierto que en el hogar, frente al espejo, resulta más fácil identificar esos gestos y posturas incorrectas para corregirlas. “Lo ideal es combinar los tratamientos de cabina, como un kobido u otro masaje profundo, con ejercicios de yoga facial, que también sirven para potenciar los beneficios de los cosméticos y ayuda a luchar contra el envejecimiento”, añade esta pionera en el cuidado de la piel.

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Para combatir la papada y definir el óvalo facial, ambos más perjudicados ahora debido al exceso de uso de móviles, tablets y ordenadores portátiles, “sujeta con una mano abierta la mandíbula, manteniendo los dedos pulgar e índice estirados. Aplica tensión mientras haces fuerza con la mandíbula avanzando ligeramente la barbilla hacia delante. No presiones con demasiada energía para evitar molestias en las cervicales”, sugiere ella misma, quien también propone aprovechar la noche para emplear mascarillas con colágeno, activo que tiene un efecto tensor, y cafeína para reducir la grasa.

También puedes ayudarte de un rodillo de jade, que aporta energía, equilibra y tiene propiedades calmantes y estimulantes. Esta herramienta “es el mejor entrenador personal para nuestra musculatura facial, que también requiere de atención y necesita trabajo para tonificar y evitar la flacidez”, concluye.