El regreso de los esmaltes de uñas blancos, la manicura celeb del invierno

El constante regreso a la década de los años 90 que vive todo el sector de la moda y la belleza ha recuperado grandes éxitos del pasado como la manicura francesa, el perfilado de labios o las cejas finas -nunca dejaremos de cruzar los dedos para que no alcancen la cúspide de su éxito retro-.

Y en este ir y venir de tendencias noventeras, igual que los esmaltes de uñas nacarados han pasado de ser el tono predilecto de las abuelas a ser el esmalte con el que recrear las mermaid nails (manicura de sirena o de conchas), las lacas de uñas blancas son ahora epítome de la sofisticación celeb, especialmente de aquellas que optan por el minimalismo en sus manos.

Uno de los indiscutibles efectos secundarios de los esmaltes de uñas claros es el potenciar los contrastes con la piel. Así que el hecho de que Selena Gomez, Simone Ashley o Deepika Padukone hayan coincidido en esmaltar sus uñas en blanco no es una casualidad, sino que responde al truco con el que sublimar el color de su piel.

Precisamente ha sido gracias a la insistencia de Selena Gomez y su manicura, siempre a cargo de Tom Bachik, que hemos comprendido que los esmaltes de uñas blancos no son un capricho sino una tendencia.

A diferencia de otras modas de pasado como las milky nails, las uñas leche de avena o aquellas inspiradas en el color de diferentes batidos con base de leche, la versión de la manicura blanca más repetida sobre la alfombra roja coincide en la opacidad del esmaltado.

No estamos ante una fina capa traslúcida, muy brillante y rebajada en intensidad, que deja ver, por debajo, el verdadero color de la uña. No olvidemos que se trata de una tendencia nail art inspirada en el pasado. La única apreciación es que, en vez de poner el foco en los 90, hay que adelantar el calendario hasta los 2000.

Amparadas por la estética futurista, las uñas blancas de Simone Ashley o Selena Gomez, igual que las que proponen Betina Goldstein, Zola Ganzorigt o Iram Shelton (algunas de las manicuristas más top de Instagram), son opacas. Varias capas de esmalte blanco crean una uña compacta y uniforme.

El otro, casi siempre, ingrediente de la tendencia es lograr el equilibrio entre su longitud y su forma. Las manicuras blancas de 2023, y probablemente de los inicios del 2024, se caracterizan por ser cortas y mantener un diseño cuadrado. En contraste con la piel oscura de Ashley o la aceituna de Selena, el esmaltado se ve mucho más intenso; sin embargo, la manicura no queda recargada.

Vanessa Hudgens o Halle Bailey también han utilizado el truco, o más bien la tendencia, de la manicura total white, pero ambas eligiendo el acrílico como aliado. Al tratarse de un esmaltado opaco, la longitud juega el efecto contrario y devuelve un resultado muy poco sutil.

Durante la presentación en el Festival de Cine de Cannes de la película ‘Salem’ la pasada primavera, Wallen El Gharbaoui fue, en realidad, la primera en lucir este tipo de manicura. Hailey Bieber o Kylie Jenner también han jugueteado con la tendencia, aunque no luciéndola en una versión tan pura como la vemos en la actualidad.

La influencia invernal podría haber amparado el inesperado éxito de esta manicura. Bajo el concepto ‘I’m cold’, que vuelve a hacer ruido en las redes sociales todos los años, son muchos los que defienden el auge del esmalte de uñas de color compacto.

Si el año pasado bajo el hashtag #imcold se ponía de moda crear un maquillaje con el que emular las narices enrojecidas y los ojos llorosos propios de los resfriados del invierno, esta temporada el frío se convierte en uno de esos colores asociados a la estación: el blanco de la nieve.

El minimalismo manicurista surge también como una alternativa a otras tendencias dentro del sector. Sin salir de los colores fríos, pero alejándose de los brillos glitter, nacarados o metalizados que se postulan como elecciones acertadas para la temporada, el esmalte blanco, homogéneo y compacto es la versión más discreta de las uñas de invierno.

Manteniendo el blanco compacto de las manicuras de Selena Gomez o Simone Ashley, otra opción es aplicar el color solo en algunas parte de la uña, sin caer en la clásica manicura francesa y jugando con la originalidad de los diseños. La opción de la manicurista Iram Shelton era la de hacer una manicura inversa en la que la lúnula quedara libre y el resto de la uña fuera esmaltada en blanco, mientras que Betina Goldstein aplicaba pequeños detalles sobre el esmalte blanco.

Tan solo hay una precisión y es que los esmaltes blancos, habitualmente, resultan más complicados de trabajar. La primera capa es tan solo la base y precisa de varias capas con las que ir logrando la opacidad ansiada. El truco está en esperar que cada capa se seque por completo y siempre asegurarse de que no sea muy gruesa.

El plan B, hasta lograr el total white, es quedarse en la versión traslúcida, una manicura leche de avena en la que se entrevea la uña natural. Suma una capa de top coat para lograr el brillo gel, glass o perlado y tendrás la versión más asequible de la manicura de moda.