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Decoración verde y azul: la combinación de moda para los expertos en interiorismo
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Elegante y sofisticado

Decoración verde y azul: la combinación de moda para los expertos en interiorismo

Dos colores fríos que combinados logran llenar tu hogar de calidez, de estilo y elegancia. El azul y el verde se unen para convertir nuestra casa en un sueño

Foto: Verde y azul, una gran combinación en decoración. (Unsplash/Kara Eads)
Verde y azul, una gran combinación en decoración. (Unsplash/Kara Eads)

Algunas combinaciones de colores se convierten en imprescindibles en decoración. Por eso sabemos que siempre acertamos si escogemos juntar el blanco con la madera natural, al más puro estilo escandinavo sobre todo si se trata de madera de color claro, o si seleccionamos como base un tono neutro -blanco, negro, gris, arena, beis…- y lo conjuntamos con otro de ellos un poco menos frecuente, como el taupé.

Estas son las opciones más frecuentes si queremos apostar sobre seguro, escoger una decoración que siempre sea adecuada, incluso conforme pase el tiempo. Las cosas cambian si lo que queremos es tener un hogar cargado de personalidad, en ese caso necesitaremos apostar por colores un poco más especiales, que nos aporten diferentes sensaciones, como al incorporar los tonos pastel a la decoración o si escogemos combinar verde y azul, una de las últimas tendencias que ha logrado seducir a los expertos.

Nadie duda de que los colores influyen en la forma en la que nos comportamos a su alrededor, por eso al decorar una estancia, siempre conviene tener presente los principios de la psicología del color, que puede ayudarnos a conseguir que nuestro dormitorio sea un lugar dedicado a la relajación en el que descansar sea más sencillo al apostar por colores antiestrés, y que la zona dedicada al trabajo se convierta en un lugar dinámico, que nos sirva como fuente de inspiración y nos aporte la energía que necesitamos.

El azul destaca porque nos invita a la relajación, fomenta nuestra inteligencia y se asocia con la profundidad; el verde por su parte lo relacionamos con a vitalidad, con la esperanza y la naturaleza. Al combinarlos obtenemos espacios cargados de estilo, de sofisticación y fuerza, ambos son colores fríos, pero se complementan a la perfección, evitando que esta sensación se refleje en la estancia al aparecer juntos. Son tonos que habitualmente nos invitan a la calma y al reposo, pero también nos aportan frescura, confianza y seguridad, además de un toque refinado y elegante si los empleamos de forma adecuada.

Una de las maneras más atrevidas de usar estos colores, que suelen utilizarse en sus versiones más intensas, es en las paredes. Esta idea, por atractiva que parezca, no siempre conviene llevarla a la práctica, sobre todo en los casos en las que la estancia a decorar no tenga demasiada luz. Las paredes con colores tan oscuros tienden a absorber la poca luz que de por sí tenemos, por lo que el resultado sería una estancia demasiado oscura. Por suerte, en caso de que la habitación tenga una gran fuente de luz, a poder ser natural, este problema dejará de serlo.

En cualquier caso, los muebles pueden convertirse en nuestros mejores aliados, pues nada mejor que escoger los sofás, sillones o mesas de centro en estos colores para conseguir un salón sofisticado y estiloso. Los cojines que coloquemos encima, siempre ordenados de la forma adecuada, pueden ser también clave para lograr el efecto deseado, que quedará potenciado si añadimos detalles brillantes en color dorado, un must en decoración que cada vez está más presente en todos los hogares.

Estos colores más intensos encontrarán en el terciopelo el mejor modo de colarse en nuestros hogares, logrando escenarios cargados de clase, pero también podemos buscar las versiones más suaves de ambos colores si lo que queremos son acabados más naturales, por ejemplo combinando los verdes oliva y azules más claros en lugar de seleccionar el azul marino o el verde esmeralda. No es mala idea mezclar ambas versiones, seleccionando alguna pieza en tonos más oscuros y combinándola con tonos más claros del otro color.

Estas opciones pueden parecer un poco atrevidas, pero lo cierto es que no es necesario cambiar todos los muebles de casa y optar por los que tengan estos colores, también podemos buscar una versión más comedida y escoger algunos detalles que nos ayuden a incorporarlos en casa, como una alfombra de uno de los colores y cojines del contrario o piezas que combinen ambos, con estampados geométricos o abstractos. Adornos como jarrones e incluso plantas, verdes por naturaleza, también pueden ser una estupenda idea para usarlos en la decoración de nuestro hogar.

La ropa de cama puede ser la forma de introducirlos en el dormitorio, el verde es un color relajante y por eso es una estupenda idea para esta estancia. En el baño podemos escogerlo para las toallas, y para los trapos en el caso de la cocina, si no nos atrevemos a hacer cambios mayores. Si queremos hacer cambios en casa sin tener que meternos en obras, pintar los azulejos de la cocina o el aseo puede ser una buena manera de que luzcan completamente diferentes.

Unir el azul con el verde se ha demostrado una estupenda idea, pues no solo conseguimos hogares especiales, intensos y personales, también rincones cargados de energía, con esencia de verano en sus tonos más claros y sofisticado y elegante en sus tonos más oscuros e intensos. Dos modos de ver el mundo que pueden conseguirse únicamente escogiendo las versiones que más se ajusten a nuestra forma de ser.

Algunas combinaciones de colores se convierten en imprescindibles en decoración. Por eso sabemos que siempre acertamos si escogemos juntar el blanco con la madera natural, al más puro estilo escandinavo sobre todo si se trata de madera de color claro, o si seleccionamos como base un tono neutro -blanco, negro, gris, arena, beis…- y lo conjuntamos con otro de ellos un poco menos frecuente, como el taupé.

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