Qué significa el término prêt-à-porter y por qué supuso una revolución
Prêt-à-porter, ready to wear o listo para llevar. Tres maneras de aludir al mismo concepto: moda no exclusiva, fabricada en serie y disponible en tiendas en distintos tallajes
Es imposible definir el término prêt-à-porter si no es como oposición a otro, Haute Couture. Durante décadas, la moda fue un lujo al alcance de unos pocos. Los diseñadores Charles Frederick Worth y Rose Bertín, padres de la alta costura, diseñaban sus creaciones en exclusiva y las elaboraban de manera artesanal para un público selecto. La diseñadora francesa se hizo famosa por su relación con la reina María Antonieta, a la que llegó a visitar hasta dos veces por semana con las novedades que había preparado únicamente para ella en su taller. Por su parte, el inglés Worth fue pionero en abrir una casa de modas en París, en donde sus diseños se realizaban a medida para una clientela adinerada. Durante años, los modistos reprodujeron ese modelo elitista de trabajo, que tuvo en Christian Dior su máximo representante.
Pero fue un italiano, Pierre Cardin, el que revolucionaría este sistema, democratizando la moda y poniéndola al alcance de todos gracias al prêt-à-porter. El diseñador, formado con Elsa Schiaparelli y el propio Christian Dior, tenía una visión futurista no solo para sus diseños (es famoso su vestido burbuja, de formas redondeadas en una época en la que imperaba el corte new look), sino también para su modelo de negocio, que supuso una importante transformación social.
En la época de postguerra europea cada vez menos clientes podían permitirse un diseño a medida, y la alta costura pasaba por sus horas más bajas. Pierre Cardin fue pionero en proponer un sistema de patronaje, mediante el cual los diseños se podían producir en serie y exponer en tiendas, en distintas tallas, listos para ser llevados.
Un mal recibimiento de los diseñadores
A pesar de que el prêt-à-porter fue muy mal recibido por los diseñadores de alta costura, la idea tuvo una gran acogida entre el público. Los primeros diseños de Pierre Cardin se expusieron en los grandes almacenes Printemps en París, un concepto completamente revolucionario para la época.
Con el tiempo, los diseñadores se fueron sumando a esta nueva manera de trabajar y la mayor parte de ellos combinaron sus colecciones de alta costura con líneas de prêt-à-porter, salvo raras excepciones como la del diseñador español Cristobal Balenciaga, que se negó a diseñar prêt-à-porter.
En la actualidad son pocos los diseñadores que mantienen sus líneas de alta costura, regidas por unas normas dictadas por la Chambre de commerce et d'industrie de Paris (Cámara de Comercio y de Industria de París), y su negocio es cada vez más exclusivo y elitista. Las líneas de grandes firmas de moda como Chanel, Dolce & Gabbana u Óscar de la Renta presentan cada año sus colecciones de prêt-à-porter de lujo, más accesibles que los diseños exclusivos de alta costura pero de alta calidad. Realizados en serie, disponibles en tiendas en una variedad de tallas, pero aun así, no al alcance de cualquiera.
Es imposible definir el término prêt-à-porter si no es como oposición a otro, Haute Couture. Durante décadas, la moda fue un lujo al alcance de unos pocos. Los diseñadores Charles Frederick Worth y Rose Bertín, padres de la alta costura, diseñaban sus creaciones en exclusiva y las elaboraban de manera artesanal para un público selecto. La diseñadora francesa se hizo famosa por su relación con la reina María Antonieta, a la que llegó a visitar hasta dos veces por semana con las novedades que había preparado únicamente para ella en su taller. Por su parte, el inglés Worth fue pionero en abrir una casa de modas en París, en donde sus diseños se realizaban a medida para una clientela adinerada. Durante años, los modistos reprodujeron ese modelo elitista de trabajo, que tuvo en Christian Dior su máximo representante.