La exposición que muestra la colección secreta de Azzedine Alaïa

“No tengo nada que decir y todo que mostrar. Todo lo que hago es trabajar, trabajar, trabajar. Cuando no estoy durmiendo, estoy cortando. Esa es mi vida”. Estas palabras son de Madame Grès, una diseñadora que halló en la moda lo que buscaba en la escultura, otra de sus grandes pasiones. A lo largo de cinco décadas, desde la década de 1930 hasta la de 1970, se dedicó a la construcción de un cuerpo de trabajo que trascendía las modas fugaces, esas que, por cierto, veía con desprecio.

Afirmaba gastar hasta tres pares de tijeras para dar forma a cada una de sus colecciones e inventó su oficio a través del uso y reutilización del drapeado, elevándolo al nivel de una forma de arte. Azzedine Alaïa amaba su trabajo tanto que un gran número de sus obras se encuentran en sus aclamadas colecciones de archivo.

El diseñador compartía con esta escultura de las tendencias el don de esculpir tejidos y formas. Más de 600 diseños 'couture' y otras tantas fotografías se encuentran en estas colecciones junto a los maestros de la alta costura: Cristóbal Balenciaga, Charles James, Madeleine Vionnet, Elsa Schiaparelli, Coco Chanel y Jean Patou, entre otros.

Sus diseños fueron recopilados por Alaïa para dar ahora forma al precioso núcleo de la Fundación Azzedine Alaïa. En ‘El arte del drapeado’ podremos disfrutar de cerca de 80 prendas de Madame Grès de las colecciones únicas de Alaïa.

Esta es la primera vez que son presentadas al público. Los diseños expuestos datan de la década de 1930, cuando Madame Grès creaba bajo el nombre de Alix, hasta la década de 1970, cuando sus creaciones atemporales seguían siendo la cúspide de la modernidad entre las nuevas generaciones de diseñadores que llegaban a la escena.

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Entre ellos encontramos sus célebres vestidos drapeados Antique, que han continuado brindándole renombre y gloria. La exposición comienza con una selección de diseños de Madame Grès que revelan la majestuosidad helénica de sus drapeados.

Un conjunto de diseños drapeados en negro, así como diseños con volúmenes recortados, demuestran igualmente la atemporalidad de sus creaciones y la persistencia de su estilo, que se convirtió en una suerte de escritura personal. “Nunca creo un vestido a partir de bocetos. Cuelgo la tela sobre un modelo, luego estudio su naturaleza a fondo, y ahí es cuando tomo mis tijeras”, explicó.

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Capaz de producir infinitas variaciones a través de su oficio, Madame Grès no solo sobresalió en el drapeado, sino que en la década de 1950 sorprendió y abrumó con su manejo del tafetán y de las telas de lana.

Sus vestidos de fiesta cortos, oblicuos y perfilados, y sus fluidos vestidos de día brillan con toda su ligereza. Su destreza en las formas sencillas y en las soluciones y métodos de corte para lograrlas, elevadas al nivel de principios estéticos, se refleja también en sus conjuntos de noche, de volúmenes sabiamente cortados y generosas dimensiones, que atestiguan el gusto de la diseñadora por la indumentaria tradicional.

Esta exposición está comisariada por el historiador de la moda y curador Olivier Saillard y organizada por Rafael Gomes, director creativo de los museos SCAD FASH.