Kate Moss cumple 50 años: las fotos y los mejores looks de una vida como icono de moda

La deuda que el mundo de la moda mantiene con Kate Moss es y siempre será perpetua. Nacida el 16 de enero de 1974 en la localidad de Addiscombe, dentro del suburbio del sur londinense de Croydon (Surrey), es hija de Linda Rosina Shepherd, una camarera, y Peter Edward Moss, un agente de viajes. Sin grandes logros académicos, su carrera en la moda comenzó pronto.

La joven Moss tenía 14 años cuando fue descubierta por Sarah Doukas, la fundadora de la agencia Storm, en el aeropuerto John F. Kennedy de Nueva York, y un año después, desfiló por primera vez en la Semana de la Moda de Londres para John Galliano. Había nacido una estrella. Enseguida, los focos la apuntaron encima y los críticos bautizaron a la británica como la antisupermodelo. ¿El motivo? No cumplía con los estereotipos impuestos en la década de los 90: era menuda, más bien bajita y de rasgos aniñados.

Frente a ella, Claudia Schiffer, Naomi Campbell, Linda Evangelista, Tyra Banks, Christy Turlington y Cindy Crawford, el equipo de top models que mandaban en el sector. Mientras estas seis llegaban a los 1,80 metros, la británica se quedaba por debajo con 1,70. Un escollo que superó y con creces. Su fuerte carisma y una personalidad arrolladora contrarrestaron esos diez centímetros y catapultaron su carrera a la fama.

Reconocida por propios y ajenos al mundillo, hoy su presencia en cualquier acto, fiesta o desfile, además de imprescindible, sigo copando titulares. Karl Lagerfeld, íntimo de la británica, decía de ella que encarnaba el "tipo ideal de mujer, tiene un aura única y una fuerza personal". Hoy cumple 50 años. Cinco décadas como un icono de moda inexpugnable, uno que ha logrado derribar mitos, épocas oscuras y críticas. Kate Moss solo hay una y merece un homenaje a la altura: un recorrido en forma de imágenes y looks de su vida y su carrera en la industria.

De ese rápido debut sobre las pasarelas de la mano de Galliano, la británica de tez sonrosada, mirada enigmática y sonrisa imperfecta saltó a todos los medios de comunicación como imagen de la campaña de Calvin Klein. En ese momento, rozaba la mayoría de edad. Muy sonada y comentada en aquel entonces, fue hace un par de años, en 2022, cuando la propia Moss confesó los secretos de esas imágenes en las que compartía planos con el actor Mark Wahlberg. "Me sentí vulnerable y asustada. Creo que se aprovecharon de mi vulnerabilidad. Yo era muy joven e inocente, así que a Calvin le encantó eso", contó en una entrevista para el programa de Radio 4 de la BBC 'Desert Island Discs'.

Adelantada en cuanto a las tendencias y dotada de un estilo personal único, sus estilismos siempre han marcado la diferencia. Llevó antes que nadie el 'naked dress', el vestido transparente que causa sensación en la actualidad, los pantalones de talle bajo, los reducidísimos shorts que hoy llamamos bragas y otras tantas prendas de objeto de culto.

Además de los sonados altibajos y los escándalos, todos olvidados y perdonados por una industria que jamás ha dejado de apostar por ella, a lo largo de su trayectoria ha sido fuente de inspiración y musa de las grandes agujas. También ha protagonizado las cabeceras más prestigiosas. Un estudio dirigido por Apostagolos, un portal de noticias, sostuvo que Kate Moss es la maniquí que más veces, hasta un total de 75, ha copado la portada de la revista 'Vogue'.

Siempre ha jugado con la sexualidad y ha salido ganando. Como con aquel vestido transparente que llevó con 19 años en la fiesta de la agencia de modelos Elite en 1993 y que hoy es referente para toda aquella que quiera seguir la corriente desnuda.

En el marco del festival de música de Glastonbury, considerado como el evento musical al aire libre más importante del mundo, la británica les devolvió a unas botas de agua, las de Hunter, el lugar que merecían en 2005. Tras ella, la 'it girl' Alexa Chung, la cantante Rihanna, la socialité Nicky Hilton, la intérprete Emma Watson, la diseñadora Stella McCartney y un extenso listado de celebrities que seguían sus pasos.

Su papel en la moda no solo ha quedado patente como referente de estilo y como modelo sobre las pasarelas, sino también como diseñadora y de gran éxito. Era el año 2007 cuando lanzó su primera colección para la cadena Topshop. Nada de extrañar en la actualidad, pero sí en una época en la que las colaboraciones entre celebridades y marcas no eran habituales. Una alianza que repitió en 2014 y con la que sus seguidores conseguían sumar un pedazo de Kate Moss a su vestidor.

En esa línea, Kate Moss fue la estrella de la primera campaña televisiva a nivel internacional de Mango. Un 'fashion film' rodado por Terry Richardson por las calles de Londres que dio la vuelta al mundo y que, en lo que a nuestro país respecta, terminó de popularizar el rostro de la británica.

En 2007, la revista 'Time' nombró a Moss como una de las 100 personas más influyentes del mundo. Tanto que en 2008 se realizó una estatua en tamaño natural de ella en oro de 18 quilates, valorada en 1,5 millones de libras esterlinas, para una exhibición en el British Museum. No sería la única muestra sobre la vida y milagros de la modelo.​

A lo largo de las últimas décadas, y ya como modelo ocasional sobre las pasarelas, se ha sentado en los front rows rodeada de personalidades variopintas. Desde una joven Carlota Casiraghi, pasando por amigas de profesión como Naomi Campbell e incluso cantantes míticos como David Bowie.

Tras siete años de retiro de las pasarelas, Kate Moss se subió a la de Louis Vuitton en 2011. Protagonizando una de sus imágenes más recordadas a lo largo de estos 50 años, la británica salió al show fumando un cigarrillo.

Sus relaciones amorosas han ido marcando alguno de sus pasos. El actor Johnny Depp, el músico Pete Doherty, el editor Jefferson Hack y hasta boda con Jamie Hince, guitarrista de The Kills. Del noviazgo que mantuvo con Hack, nació su única hija, Lila, el 29 de septiembre de 2002. A sus 21 años, la hija de Moss sigue sus pasos como modelo y cabeza de cartel de la nueva generación de 'hijas de'.

En 2012 ocupó el segundo puesto de la lista Forbes de las supermodelos más cotizadas tras haber facturado 9,2 millones de dólares, de mayo de 2011 a mayo de 2012, al firmar contratos con marcas de moda y belleza como Longchamp, Mango, Rimmel, Vogue Eyewear y Topshop.​

Su presencia en la Met Gala se repite edición tras edición. En el 2009, dicha fiesta tenía un claro objetivo: destacar el papel de las modelos como fuente de inspiración de los diseñadores. Bautizada como 'The Model as Muse', que traducido quiere decir 'la modelo como musa', Kate Moss apareció de la mano de Marc Jacobs con un total look firmado por el genial diseñador. La modelo británica eligió un minivestido asimétrico y un turbante a juego confeccionados en un tejido metalizado que buscaba hacer historia, y vaya si lo hizo.

Con tal peso en la industria, era natural y evidente que 'Kate Moss, The Collection' debía materializarse sí o sí. Así bautizó Christie’s a la subasta que se celebró durante el año 2013 en Londres y que tenía como objeto a la modelo. Para los amantes de la moda, resultó ser una oportunidad única para adquirir fotografías y obras de arte inspiradas en la top más famosa de todos los tiempos.

La prolífica carrera de Moss continuó en una impecable trayectoria hasta 2005, año del escándalo por drogas que provocó que firmas como Burberry, Chanel y H&M retiraran sus campañas. Después desapareció un año del mapa, pese a que Dior nunca la abandonó, en parte, gracias a su amigo John Galliano, que todavía estaba al frente de la dirección creativa de la maison francesa.

Tan solo un año después resurgió como el ave fénix y quizá fue uno de los años más prolíficos de su carrera: las marcas de moda volvieron a apostar por ella en masa y para remate con el premio a modelo del año en los British Fashion Awards en noviembre de 2006.

El Festival de Cannes también sucumbió a los encantos de Kate Moss. De rojo sobre una alfombra roja, valga la redundancia, la modelo deslumbró y acaparó todas las miradas a partes iguales en su edición del año 2016 gracias a un vestido (otra vez) de escote asimétrico y con un gran abertura lateral creado por el diseñador Halston.

El día 1 de julio de 2011, en su finca de Cotswold, en Gloucestershire (Reino Unido), Kate Moss y Jamie Hince, guitarrista de The Kills, se casaban ante más de 300 invitados. El vestido de novia de la modelo, un diseño en clave boho repleto de bordados joya creado por su amigo Galliano, fue una auténtica sensación. Más de diez años después, ese traje nupcial sigue siendo un referente e inspirando a cientos de novias.

Durante la gala de clausura de los Juegos Olímpicos de Londres celebrados en 2012, Kate Moss y otras modelos de renombre de origen británico, entre las que también estaba Naomi Campbell, deleitaron a los asistentes en el Estadio Olímpico con un desfile en directo.

Idolatrada por las nuevas generaciones de modelos, además de tenerla como ejemplo, rostros como el de Cara Delevingne se han sumado a su exclusivo círculo de amistades, entre las que están la maquilladora Charlotte Tilbury, la también modelo de los 90 Naomi Campbell o la actriz Sienna Miller.

La estética rockera y desenfadada siempre se ha reflejado en sus looks, que, a día de hoy, son pura inspiración noventera de la que podemos coger ideas. ¿Su color preferido? Está más que claro: el negro. De arriba a abajo con pantalones vaqueros, piezas básicas y complementos arrolladores.

La relación de la top model con realeza es muy estrecha, hasta el punto que ha asistido como invitada a las bodas de Eugenia de York o a la de Sassa de Osma. En el caso del enlace de la prima del príncipe de Gales, Moss acudió junto a su hija, Lila Moss, llevando un conjunto de tres piezas con estampado de lunares.

Asimismo, fue una de las ilustres invitadas a una de las carrozas que recorrieron las calles de Londres con motivo del Jubileo de Platino de la Isabel II, una fiesta que celebró los 70 años en el trono de la reina.

A finales de diciembre de 2022 fallecía la diseñadora Vivienne Westwood. Dos meses después, se celebró un funeral en Londres que, más que un día triste, recordó a un desfile de moda por la cantidad de celebridades ataviadas con estilismos creados por la modista inglesa. Kate Moss escogió un vestido negro como señal de luto, pero repleto de flores en tamaño XL y mucho color, una de las señas de identidad de Vivienne Westwood.

Aquella precursora de las transparencias en 1993 volvió a probar que, sin importar la edad ni el paso del tiempo o los cambios por las tendencias, pueden seguir luciéndose si así lo deseas, y sorprendió apostando una vez más por ellas en una cita en Nueva York.

Si todo sigue como hasta ahora, a Lila Moss le aguarda una carrera en la moda tan brillante como la de su madre. A sus 21 años y con el ADN de top model corriendo por sus venas, la hija de Moss ha posado para Calvin Klein o Zara, recogiendo su testigo, y ha desfilado para Jacquemus o Versace. Es, sin duda, el orgullo de Kate, un orgullo del que presume siempre que puede a través de las redes sociales, y algo más, su compañera en los eventos y fiestas de moda.

Madre e hija incluso han compartido focos en un mismo desfile. Fue en el show que presentó la exclusiva colaboración entre Versace y Fendi. Una colección repleta de logos, con muchos brillos, color negro y, lo más relevante, un equipo de supermodelos de ayer y hoy que dejó boquiabiertos a los asistentes: Gigi Hadid, Paloma Elsesser, Lila Grace Moss, Emily Ratajkowski, Kate Moss y Amber Valletta.

Situándonos en el presente, Kate Moss, a sus 50 años, se mantiene más viva y activa que nunca. Lidera su propia agencia de modelos y talentos, una agencia que lleva su nombre; es fundadora de una marca de belleza, Cosmoss; sigue desfilando para gigantes como Fendi, es fija en los front rows más exclusivos y en las superfiestas de moda como la Met Gala, o es imagen de Saint Laurent o Anine Bing. Pruebas que demuestran que a este icono le queda mucho por hacer y decir.