Con la dieta de los 31 días adelgaza 5 kilos y cambia tu vida en un mes

Esta dieta está diseñada para alejarte de los malos hábitos, para que dejes de lado una alimentación poco saludable y apuestes por cuidarte desde el principio. A lo largo del mes que establece, y que divida en diferentes fases, pretende que aprendas a comer de una forma equilibrada.

De esta forma, la dieta de los 31 días estaría diseñada para que, una vez alcanzado tu peso ideal puedas seguir apoyándote en ella para mantenerte, evitando el temido efecto rebote, y consiguiendo adoptar nuevos hábitos en tu vida.

Con esto no queremos decir que esta dieta sea perfecta, ni mucho menos. Recuerda que antes de comenzar cualquier tipo de cambio en tu alimentación debes consultar con un experto, porque un médico o nutricionista será quien mejor pueda asesorarte para tu caso concreto, evitando así que puedas poner en riesgo tu salud.

Sin pasar hambre y fácil de seguir

Esta dieta está diseñada por la nutricionista portuguesa Ágata Roquette, que la desarrolló tras varios años de carrera apoyándose en su experiencia personal y que recogió en su libro ‘La dieta de los 31 días’, que puedes encontrar en Amazon por 16 euros (compra aquí). Para ella no era fácil seguir una dieta que le ayudara a perder peso porque la comida era su refugio.

Así, intentó que su dieta cumpliera todos los requisitos que para ella misma habían sido necesarios a la hora de perder peso, que no se pasara hambre, que fuera sencilla de seguir, sin grandes gastos económicos, sin suplementos y, por supuesto, que fuera efectiva.

Tras investigar, llegó a las dietas proteicas y, aprovechando esta base, introdujo algunos significativos cambios para hacerlas más apetecibles y sencillas de seguir, como permitir el consumo de pan en el desayuno o la ingesta de agua durante las comidas.

Esta dieta se divide en dos fases, la primera de ellas dura 15 días, es la más restrictiva y por tanto donde se produce una mayor pérdida de peso, unos tres kilos en el caso de las mujeres. En ella se suprimen los hidratos de carbono, con la excepción de un pancecillo en le desayuno.

Queda prohibido el pan, los cereales, las legumbres, las verduras con un alto índice glucémico, como la calabaza, la zanahoria o la patata. También elimina las salsas, los dulces y el azúcar, así como bebidas alcohólicas o zumos. Limita el consumo de lácteos a un vaso de leche al día o un yogur desnatado.

El resto de alimentos, como la carne, el pescado, los huevos o el resto de verduras serán bienvenidos. Puedes cocinarlas empleando las especias que más te gusten y mejor optando por técnicas saludables, como asados, salteados o a la parrilla. Permite también el consumo de gelatinas, pero sin azúcar, de esta forma no sentirás que renuncias al postre.

La segunda fase durará otros 15 días y supone la introducción de algunos alimentos hasta ahora vetados, como frutas y sopas de verduras. Durante esta segunda fase la pérdida de peso es menor, en torno a 1 kilo por semana, pero puede alargarse hasta alcanzar el peso deseado.

Después de estas fases, llegaría una tercera, en la que se irían incorporando más hidratos de carbono hasta alcanzar la fase final, que es la de mantenimiento. En ella se espera que no se recupere el peso perdido y se busca un equilibrio en el que todos los alimentos estén permitidos pero sin excesos.