Viaje sibarita al pesimismo: de la Lérida de 'Alcarràs' al Budapest de Viktor Orbán
Es viernes y el cuerpo lo sabe. Lo sabe fundamentalmente el mío, porque ha llegado destruido a este quinto día de la semana. ¡Maldito crossfit!
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En algún momento os tengo que hablar de esto, del crossfit, aunque no tengo yo muy claro que esa sea, precisamente, una de mis prácticas más sibaritas. A veces me levanto de la cama y no recuerdo del todo cómo funcionaban las piernas. Parece un mecanismo sencillo, pero después de una clase con estos locos, de verdad que no lo es tanto. Uno se mueve como las muñecas de Famosa. ¿Recuerdan el anuncio? A pasitos en los que apenas avanzas un par de centímetros sin levantar los pies del suelo. Y así, de esta guisa, llegué esta semana al cine. No me extraña, a ese ritmo, que llegara casi un mes tarde.
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En algún momento os tengo que hablar de esto, del crossfit, aunque no tengo yo muy claro que esa sea, precisamente, una de mis prácticas más sibaritas. A veces me levanto de la cama y no recuerdo del todo cómo funcionaban las piernas. Parece un mecanismo sencillo, pero después de una clase con estos locos, de verdad que no lo es tanto. Uno se mueve como las muñecas de Famosa. ¿Recuerdan el anuncio? A pasitos en los que apenas avanzas un par de centímetros sin levantar los pies del suelo. Y así, de esta guisa, llegué esta semana al cine. No me extraña, a ese ritmo, que llegara casi un mes tarde.
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