Mapeamos Sevilla tras los pasos del duende que le robó el corazón a Cayetana de Alba

Los muros de esta ciudad todavía susurran a los oídos de sus visitantes el nombre de María del Rosario Cayetana Fitz-James Stuart y Silva, más conocida por todos como Cayetana de Alba. Nacida en 1926 en el seno de una de las familias más aristocráticas de nuestro país, y habiendo sido la mujer que más títulos nobiliarios ha tenido en su haber en nuestra historia reciente, Cayetana fue un verso suelto y una mujer de rompe y rasga. Musa de pintores, amiga de bailaores y poseedora de un corazón tan grande como la Maestranza, a la duquesa lo que realmente le gustaba era descubrir nuevos horizontes. Así que no es de extrañar que pese a su delicado estado de salud, en sus últimos años de vida decidiera seguir viajando, poniéndose el mundo por montera.

La aristócrata siempre mantuvo fuertes vínculos con el flamenco y el mundo taurino gracias a su amistad forjada con personalidades y artistas de la capital andaluza. Así que es fácil de entender la fidelidad de la duquesa a este lugar y que lo eligiera como refugio para sus últimos años vitales. Conocida por sus numerosos festivales, desde luego que Sevilla tiene un color especial. Se trata de una ciudad boyante, resultado de un crisol de culturas que se reflejan en su cocina, edificios, arte e historia. Pero si lo que quieres es conocerla a fondo, nada como empezar a recorrerla en uno de los lugares favoritos de la duquesa, el Palacio de las Dueñas.

El Palacio de las Dueñas

En este insigne edificio, su propietaria, la 18 veces grande de España, plasmó en cada rincón su pasión por Sevilla. La visita comienza cuando traspasas su pórtico renacentista, bajo el escudo de la Casa de Alba. Caminando por la derecha del jardín de naranjos y palmeras, se accede al edificio principal. La fachada está dividida en dos plantas y decorada con buganvilla, típica de esta región.

El lugar alberga numerosos recuerdos de la vida de esta mujer; como en su interior, donde tuvo lugar la puesta de largo de la duquesa y su posterior boda con Luis Martínez de Irujo y Artázcoz, con el que tuvo seis hijos. Durante los años 60 y 70, los salones de este palacio fueron el escenario de numerosas efemérides familiares, como los matrimonios de sus hijos y sus terceras nupcias con Alfonso Diez; además, fueron visitados por innumerables personalidades como el rey Juan Carlos y doña Sofía, Jacqueline Kennedy o el príncipe Rainiero de Mónaco y su esposa, la inolvidable Grace Kelly. Una recomendación: el mejor momento para visitarlo es la hora de la comida porque apenas habrá gente.

El barrio de Triana

Al otro lado del apacible río Guadalquivir comienza el barrio de Triana. Su mercado es un hermoso espacio cubierto donde los vendedores locales ofrecen las mejores frutas, verduras, carnes y pescados de la ciudad. No muy lejos del recinto se erige el castillo medieval de San Jorge, un lugar que merece la pena visitar, ya que fue en su día sede del Oficio de la Santa Inquisición.

Tiempo para relajarse

A tan solo unos pasos de la catedral, en un edificio del siglo XVI de estilo mudéjar, se encuentran estos antiguos baños con una atmósfera que rezuma magia. Este enclave cargado de paz es el lugar ideal para poder sumergirte en nuevas sensaciones que te permitirán evadirte del estrés de la vida moderna. Aviso a navegantes: no olvides probar alguno de sus masajes o rituales exclusivos para volver renovado en cuerpo y alma.

Gastronomía andaluza en estado puro

La cocina andaluza es una verdadera fiesta para los sentidos. En Sevilla puedes ir de un bar de tapas a otro degustando pequeños platos de salmorejo, paella, pescadito frito o la tradicional tortilla de patatas, que era uno de los platos favoritos de la duquesa. Uno de los mejores templos gastronómicos de la ciudad, donde el guiso se convierte en puro arte, es el Restaurante Robles, donde cocinan el rabo de toro como nadie. Tampoco olvides visitar Las Teresas de Santa Cruz, un verdadero monumento al mejor ibérico del país.

El mejor arte brujo de la ciudad

El flamenco es inherente a la capital andaluza y era una de las mayores pasiones de la aristócrata española. Uno de los mejores lugares para disfrutar del mejor espectáculo de flamenco es el Tablao de los Gallos. Inaugurado en 1966, por él han pasado numerosos artistas que han dejado una huella imborrable en este templo de la cultura jonda.

Parque de María Luisa

Salpicado por naranjos y estanques, el Parque de María Luisa recuerda a un cuadro renacentista. Parte del Palacio de San Telmo en origen, el recinto fue transformado en 1929 para la gran Exposición Iberoamericana. En él podrás admirar a otro miembro de la Casa de Alba, Sol Fitz-James Stuart Falcó, duquesa de Santoña, que tiene una estatua erigida en su honor que parece coquetear con los turistas mientras se relajan disfrutando del sonido de los pájaros y el paso de algún que otro caballo enjaezado.

Dos hoteles únicos

Ubicado dentro de los terrenos del Palacio de San Telmo, el Hotel Alfonso XIII rebosa elegancia sevillana por los cuatro costados. Caracterizado por su distinguido estilo regionalista andaluz, el hotel ha mantenido todo el savoir faire y lo mejor de la tradición para ir adecuándose a los nuevos tiempos. Las habitaciones del Alfonso XIII son auténticos decorados de exquisitez y confort para que el huésped se sienta el verdadero protagonista.

Descubre la experiencia

Ningún visitante que se jacte de tener buen gusto puede dejar de pernoctar en los lujosos apartamentos Aquitania Home Suites. Se trata de una apuesta diferente, alejada del clasicismo imperante en gran parte de los hoteles de la capital andaluza. Ubicados en pleno corazón de la ciudad, disponen de una azotea con vistas a la Giralda y una piscina divina al servicio de sus huéspedes. Un lugar especial en donde la mismísima duquesa hubiera suspirado mientras admiraba toda la belleza y embrujo gitano del skyline sevillano.

Vistas increíbles