Es noticia
Menú
Descubre Cayo Caulker, la isla 'no problem' en la que no caben las preocupaciones
  1. Estilo
  2. Ocio
NOS VAMOS EL DOMINGO

Descubre Cayo Caulker, la isla 'no problem' en la que no caben las preocupaciones

Bendecida con la segunda barrera de coral más grande del mundo, este diminuto atolón a solo unos diez minutos de la costa caribeña de Belice es el paradigma del buen rollo en su mejor acepción. Aquí el estrés tiene prohibida la entrada

Foto: En Cayo Caulker, el islote caribeño de Belice, el tiempo discurre lento y cadencioso. (Meritt Thomas)
En Cayo Caulker, el islote caribeño de Belice, el tiempo discurre lento y cadencioso. (Meritt Thomas)

Viajeros sin pautas y trotamundos sin urgencia, he aquí vuestro lugar en el mundo. Una isla acunada por el Caribe en la que no caben las prisas ni las preocupaciones. Un extraño universo en el que el estrés tiene prohibida la entrada. Se llama Cayo Caulker y es apenas un atolón, uno de los más de doscientos islotes rasos y arenosos que bordean la costa de Belice, el país centroamericano encajado entre México y Guatemala.

Aquí, el buen rollo, en el mejor sentido de la expresión, es la máxima que impera, según la peculiar religión que han alumbrado sus lugareños: no shirt, no shoes, no problem (sin camisa, sin zapatos, sin problemas). Una filosofía que reproducen hasta en el último rincón de la isla (aparece a menudo impresa en rótulos llamativos, cada tantos metros, por si a alguien se le olvida) y con la que se desarrolla el modus vivendi de esta lengua de arena abierta al mar a la que algunos llegan para pasar un día y acaban quedándose toda la vida.

placeholder Naturaleza en todo su esplendor. (Darius Haberstock)
Naturaleza en todo su esplendor. (Darius Haberstock)

Un extraño paraíso

Porque a Cayo Caulker se viene normalmente de excursión a través de las embarcaciones motoras llamadas water taxis que, cada media hora, parten desde el puerto de Belice City, la capital del país. Una travesía de apenas una hora con la que se ingresa, de pronto, en un lugar diferente: este país, el más pequeño de Centroamérica y el único de habla inglesa de la zona, este rincón en el que predomina la raza negra, tiene todos los ingredientes para ser considerado un paraíso.

placeholder Nadar rodeados de rayas y tiburones es una de la actividades estrella. (CATA)
Nadar rodeados de rayas y tiburones es una de la actividades estrella. (CATA)

Para empezar: sol permanente, gentes amables y animación asegurada. Y para terminar: cocoteros, langostas y música reggae por doquier. Todo ello bordeado de aguas inmaculadamente turquesas, en las que se esconde el que tal vez sea su mayor atractivo: la segunda barrera de coral viva más grande del mundo, después de la de Australia. Un arrecife que es todo un alarde tecnicolor de exótica fauna marina.

Sin coches, motos ni semáforos

En Cayo Caulker las horas pasan despacio, como si el tiempo no fuera un factor a considerar, como si nunca hubiera existido aquello que llamamos reloj y que, las más de las veces, inevitablemente, tiene tanto que ver con la prisa. En Cayo Caulker, sí, la gente va descalza porque sus tres únicas calles (Front, Middle y Back Street) son de finísima arena blanca. Y porque no hay un solo vehículo más allá de las bicicletas y de algún cochecito eléctrico de golf que hace las veces de taxi para los más perezosos.

placeholder El Gran Agujero Azul es el más popular sitio de buceo. (CATA)
El Gran Agujero Azul es el más popular sitio de buceo. (CATA)

Con apenas ocho kilómetros de largo y uno de ancho, el Caribe se asoma por todos los flancos de esta isla sin semáforos, en la que los urbanitas encuentran el bálsamo perfecto para escapar de la jungla de asfalto. Puede que no haya mucho que hacer para aquellos que no saben disfrutar de unas cervezas heladas bajo el sol con un ritmo musical pegadizo. O de unas langostas caribeñas servidas a la mantequilla de ajo. O de un baño en el azul inigualable del Split, ese canal de agua que el azote del huracán Hattie abrió en 1961, cortando el cayo en dos pedazos. Hoy es una tranquila ensenada estupenda para bañarse.

Mezcla de culturas

También se pueden dar agradables paseos, sorteando sus casitas de madera pintadas en colores vivos y sus jardines decorados con conchas. O hablar con sus cordiales habitantes, que son una amalgama de razas: mayas, criollos, mestizos y garífunas, fruto del cóctel explosivo de africanos, latinos y europeos.

Pero el gran atractivo de Caulker es su ecosistema marino. Paralelo a la costa, y a tan solo diez minutos en bote, se extiende el arrecife de coral más largo de Occidente (290 kilómetros), declarada patrimonio de la humanidad. Un tesoro escondido con toda la gama de colores, brillos y tonalidades posibles, en el que habitan fantásticas especies: tortugas gigantes, morenas, barracudas y manatíes, esos raros mamíferos similares a las focas que hay quien ha llegado a confundir con sirenas.

Fondos increíbles

No hay que perderse el Gran Agujero Azul, un popular sitio de buceo, que Discovery Channel clasificó como número uno en su lista de 'Los 10 lugares más asombrosos de la Tierra'. Eso para los que se animen a hacer submarinismo con botella. Los que no, simplemente con gafas, aletas y tubo, y por encima de ese universo de coral en el que rompen las olas, podrán bucear tranquilamente entre rayas y tiburones blancos, que se acercan y hasta te rozan.

placeholder En esta isla encontramos el arrecife de coral más largo de Occidente. (CATA)
En esta isla encontramos el arrecife de coral más largo de Occidente. (CATA)

Más tarde habrá que reponer fuerzas con un pescado fresco, recién sacado del mar, y con un rum punch, la bebida por antonomasia de la isla, elaborada con ron, zumo de naranja y lima. Y nada mejor que hacerlo en uno de esos ambientados bares al aire libre y con vistas al sorprendente espectáculo que ofrecen las aves marinas durante la puesta de sol.

placeholder Puestas de sol inolvidables. (Rob Rector)
Puestas de sol inolvidables. (Rob Rector)

Belice es un diminuto diamante aún sin pulir, pero muy bien conectado con el resto de los países centroamericanos. Por eso conviene explorar también los demás tesoros. A tan solo una hora de avión, Honduras, con sus paradisiacas islas de Roatán o la ciudad maya de Copán. A menos de dos horas, Guatemala, con la belleza colonial de La Antigua y las majestuosas ruinas de Tikal. Y a poco más, Panamá, El Salvador y Nicaragua, con selvas tropicales, volcanes, lagos y miles de sorpresas.

Viajeros sin pautas y trotamundos sin urgencia, he aquí vuestro lugar en el mundo. Una isla acunada por el Caribe en la que no caben las prisas ni las preocupaciones. Un extraño universo en el que el estrés tiene prohibida la entrada. Se llama Cayo Caulker y es apenas un atolón, uno de los más de doscientos islotes rasos y arenosos que bordean la costa de Belice, el país centroamericano encajado entre México y Guatemala.

Tendencias En el punto de mira Viajes
El redactor recomienda