Iker Ochotorena: el arquitecto del vacío que crea espacios con propiedades curativas

Si algo se le puede atribuir a Iker Ochotorena al frente de OOAA Arquitectura es esa forma prácticamente artesanal que tiene de esculpir los espacios. Resulta simple, aunque a su vez tan sensual que es imposible reducirla a un solo concepto banal. El arquitecto donostiarra afirma que diseña atmósferas tranquilas, protectoras e incluso curativas, y lo consigue jugando con los volúmenes, los materiales nobles y la luz, elemento este último capaz de transmitir emociones.

El gusto por la arquitectura lo heredó de su padre, otro arquitecto entregado al arte del dominio de las formas, aunque él añadió su particular visión atemporal, sinuosa y rotunda al oficio. “Ponemos el vacío en valor. El vacío entendido como lo que queda en medio, lo que separa, la desocupación del espacio, el hueco. A diferencia del minimalismo, que se refiere a la suma de pocas cosas”, explica Ochotorena orgulloso de dirigir un despacho multidisciplinar en pleno Paseo de la Habana, en Madrid.

La simetría, el dominio de la verticalidad o el efecto óptico que ofrecen los ángulos son algunas de las características que distinguen su trabajo; sin embargo, se resiste a ser encorsetado como artífice de ningún estilo. Hablamos con él acerca de su obra, de cómo fueron sus primeros pasos y de qué le mueve a seguir creando belleza sin artificios en un mundo, a ratos, caótico.

¿Recuerdas cuándo y cómo empezó a interesarte la arquitectura?

Antes que la arquitectura, pero lo entiendo como parte de lo mismo, fue la pintura. Desde los 6 años iba a clases particulares y las disfrutaba muchísimo. El interés por la arquitectura vino mucho después, aunque desde pequeño acompañé a mi padre a visitas de obra, ya que él también es arquitecto. Así que fue un interés creciente difícil de definir.

¿Te resultó difícil incorporarte al mercado laboral?

Nunca trabajé en otro estudio, tenía claro que quería intentar crear mi propio estudio. Es cierto que, en nuestra generación, el mercado laboral para los arquitectos fue más complicado que como lo fue para generaciones anteriores, donde había muchísimo trabajo. Sin embargo, antes de terminar la carrera y enfrentarme a la realidad, unos amigos y un familiar confiaron en mí para hacer sus reformas, lo que me dio rodaje y me permitió seguir adelante para alcanzar lo que me había propuesto. Cuando terminé los estudios, continué.

¿Cómo surge el estudio?

Comencé haciendo reformas para amigos y familiares en mis últimos años de carrera y, de manera natural, cuando terminé y tuve suficiente trabajo, contraté a la primera persona. Así, poco a poco fue creciendo mi estudio.

¿Qué estilo tiene OOAA?

Nunca fue una intención tener un estilo. Cada proyecto es un equilibrio entre las necesidades y la intuición. Pero si miro hacia atrás, reconozco un estilo que podría resumir diciendo que hay una intención entre esencia clásica de la arquitectura y definición contemporánea.

¿Cuáles son tus referentes?

David Chipperfield, Teodoro González de León, Luis Barragán, Peter Zumthor, Louis Kahn… David Chipperfield es quizá el arquitecto que más veces he mencionado y me ha inspirado. Podría destacar el equilibrio que busca entre la identificación y la comprensión en sus proyectos.

Otro referente muy importante para mí es el escultor Jorge Oteiza, por su estudio del vacío. En ello me inspiro cada día.

¿Cómo te inspiras?

Trabajando despierto la memoria de cosas sospechosamente poco inspiradoras y sorprendentes. Imágenes borrosas que están más relacionadas con la manera de verlas que con la referencia real se convierten en herramientas de proyecto que me ayudan a avanzar.

¿Con quién te gustaría tomar un café?

Jesucristo, por ser el personaje más influyente de la historia de la humanidad. O, si no, Martin Heidegger, porque me ha hecho pensar mucho.

Algo que jamás veremos en uno de tus proyectos.

La ocurrencia que únicamente intenta sorprender.

¿Para quién te gustaría trabajar?

Para mi hijo Tirso, me imagino que sería como volver a empezar.

¿Tus próximos proyectos?

A destacar, un edificio de congresos en Abu Dabi. Es un edificio que debe albergar unas 500 personas y es multifuncional; por tanto, el reto está en diseñar los espacios de manera flexible, manteniendo un buen diseño e intentando alcanzar ese equilibrio entre la identificación y la comprensión del que hablaba antes.