Cheap & chic: despejamos la x de los mejores restaurantes exóticos y exquisitos de Madrid
Sirvan Onoé, Nos, Pacífico y Santoku para ilustrar el buen momento que atraviesa la cocina internacional en la capital. Sabrosas y exóticas opciones al alcance de todo el mundo llamadas a conquistar nuestros paladares
Para ser considerada la capital europea de la gastronomía no basta con acoger (y conceder licencias) a todos aquellos emprendedores que quieran ganarse la vida dentro del —siempre arriesgado— sector de la hostelería. Ni mucho menos. Es necesario, además, que un buen puñado de esas aperturas ofrezcan una propuesta de nivel que sea capaz de seducir tanto a los locales como a los que están de paso por Madrid.
Y no nos referimos a esas 36 estrellas Michelin que lucen un total de 28 restaurantes en la actualidad. Ni siquiera a esos recientes nuevos soles Repsol de Madrid que estos días están dando la bienvenida a unos clientes que no quieren demorar más la visita (antes de que reciban más reconocimientos y se incremente su ticket medio).
Este fenómeno, afortunadamente, va mucho más allá de las estrellas y los soles. Y la recientemente nombrada Capital Europea de la Cultura Gastronómica, pese a quien pese, es una ciudad que está sabiendo adaptarse a los nuevos tiempos sin renunciar a su identidad o a sus tradiciones. Aunque, todo hay que decirlo, cada vez es más complicado aventurarse con un plan improvisado sobre la marcha porque, no solo hay que reservar sí o sí, sino que cada vez hay que hacerlo con mayor antelación.
Pero la buena noticia es que, si sigues nuestras recomendaciones, te vas a ahorrar el tener que leer infinidad de reseñas y valoraciones (además de muchos quebraderos de cabeza). Mejor, invierte ese tiempo en pensar cuáles son esos platos que no te quieres perder de los restaurantes de cocina internacional que te traemos a continuación.
ONOÉ
Comer como comerías en una casa libanesa
Eso es lo que te proponen Reem Jundi y Rayan El Hamoush, la pareja al frente de Onoé. Aunque no tienen reparos en reconocer que a su cocina tradicional libanesa le gusta coquetear con influencias de España, Italia o Grecia. Y eso se aprecia en muchas de las elaboraciones que ya empiezan a dar que hablar en el barrio de Salamanca.
En este coqueto bistró uno viene a perderse entre sabores, colores y aromas que invitan a relajarse y dejarse llevar. En esto último también ha tenido algo que ver el espacio que han diseñado desde Plantea Estudio (responsables de proyectos como Llama Inn, Gota Wine o Acid Shop), que resulta tan minimalista como acogedor y atemporal.
Y precisamente así, ajena a las modas y las tendencias, quieren que sea su oferta gastronómica. De ahí que en su carta encontremos desde diferentes hummus (que se acompañan de pulpo, chorizo o solomillo al pesto), hasta kibbe, rakayek, labne o el imperdible falafel, por citar algunos de los más representativos. Aunque el que se lleva la palma es el shish Momo, un homenaje —con influencia africana— al padre de ella que es todo sabor y diversión.
Pero no solo de recetas con un marcado carácter familiar y ancestral vive Onoé. Cuando Reem y Rayan se ponen a jugar terminan creando platos como la burrata Onoé, una reinterpretación del clásico italiano que consiste en juntar una burrata con una tradicional musaka libanesa. O el taco de shawarma, que de nuevo acerca el México más auténtico a la costa de El Líbano.
Y por todo esto no podemos más que agradecer a esta entrañable pareja que haya decidido instalarse en Madrid para lanzarse con esta aventura que no ha hecho más que empezar y que tiene como objetivo dar a conocer un estilo de cocina libanesa diferente al habitual. No te olvides de preguntar por su sidra natural y los diferentes tipos de arak (licor anisado) que decoran sus estanterías.
NOS RESTAURANT
El encuentro entre Latinoamérica y el Mediterráneo
El barrio de Las Salesas sigue imparable gracias a proyectos gastronómicos como el creado por el chef Luis Alejandro Hernández, en el que la esencia latina (principalmente de Venezuela) y el más reconocible producto mediterráneo se combinan para crear una sociedad que no para de ganar adeptos.
En la propuesta viajera de Nos la protagonista es una cocina que mezcla sabores, a veces con atrevimiento, pero no podemos pasar por alto que la creatividad y el descaro también se cuelan en la estética y la decoración de este acogedor local. Nos te llevará a pensar que estás fuera de Madrid, y no lo decimos solo por lo exótico de sus platos (conviven los tacos con el katsu sando o el steak tartar).
Si decides acercarte, no te olvides de pedir alguno de los tiraditos de pescado con mango, el asado negro de carrillera melosa de vaca y, lo que no falta en ninguna comanda, los tacos de picaña madurada. Y, por supuesto, no pierdas de vista su carta líquida y de coctelería, porque ha sido diseñada a conciencia para proporcionar mucho disfrute.
En el caso de que te hayas quedado con ganas de postre, debes saber que aquí el broche final lo suelen poner platos dulces como la torrija de maíz, el ruibarbo o el chocolate con plátano y cacahuete. Nos lo vas a agradecer y lo sabes.
PACÍFICO
La costa este mexicana empieza en la Puerta de Alcalá
Que la cocina mexicana, en sus más diversas manifestaciones, lleva unos cuantos años causando furor entre los madrileños es algo que ya se sabe. Sobre todo lo tienen claro los que frecuentan el barrio de Salamanca o los alrededores de esa Puerta de Alcalá que, además de ver pasar el tiempo, hace lo propio con los clientes de Bakan, Barracuda MX, La Baja, La Única o la antojería de la que os vamos a hablar un poco más abajo.
Hace unos días hemos podido disfrutar, incluso, de un viaje de ida y vuelta —con Roberto Ruiz y Yong Wu Nagahira de anfitriones— que consistía en combinar lo mejor de las cocinas mexicanas y japonesa —supuestamente antagónicas— a través de un menú tan efímero como sorprendente (y a un precio más que asequible).
Pero no nos desviemos, que ahora toca hablar del negocio regentado por la empresaria y DJ Natalia Marmolejo. Desde hace unos meses, hay una terraza con vistas al Parque de El Retiro que, además de ofrecer una cocina non-stop a base de antojitos, te propone disfrutar de esos platillos mexicanos —que siempre apetecen— al ritmo de música electrónica.
Desde sus tacos gobernador a su ceviche de corvina, pasando por el guacamole con totopos y torreznos o el queso fundido con gambas y chistorra. Todos son bocados perfectos para disfrutar a cualquier hora del día, sobre todo si los acompañas de una Paloma (con mezcal en lugar de tequila) o de cualquiera de los cócteles que preparan en esta suerte de beach club ubicado en plena Milla de Oro madrileña.
Se trata sin duda del mejor homenaje que Marmolejo podría rendir al proyecto que arrancó en Ciudad de México hace más de 12 años y que, poco a poco, se va haciendo un hueco entre los amantes de la cocina y la cultura azteca. Por cierto, otro de sus grandes atractivos es que es el único mexicano de la capital que permite a los más trasnochadores ir a curarse la cruda los sábados y domingos.
¿Cómo? A base de chilaquiles, pozoles de mariscos, micheladas y sopas que son perfectas para curar esa resaca que cada vez cuesta más combatir tras una noche de juerga bien chingona. Y, lo mejor de todo, con un ticket medio que rara vez supera los 30 euros.
SANTOKU
El menú omakase de 35 euros para ocho elegidos
Ahora que sabemos que hemos captado tu atención, te contamos en qué consiste la propuesta del chef venezolano Gabriel Suárez, que desde hace muy poco regenta un restaurante diminuto que toma su nombre del emblemático cuchillo japonés que cada vez está más presente en las cocinas españolas y que destaca por su versatilidad.
Santoku se encuentra en la zona de Goya y solo ha necesitado un par de meses para convertirse en una de las aperturas más codiciadas por aquellos que buscan experiencias diferentes a precios populares. Y es que su menú omakase, disponible en tres turnos al mediodía y otros tres por la noche, ha tenido una excelente acogida gracias a su relación calidad-precio.
Concretamente, se trata de seis pases en los que el sushi de autor es el protagonista (junto a la anguila y el hígado de pato). Y de entre todos ellos, los que se llevan todos los piropos son el temaki de atún, la gyoza de cocido (todo un guiño al Madrid más castizo) o el llamativo nigiri de salmón con fresa, que es el encargado de dejarte un regusto dulce en la traca final.
No deja de ser sorprendente que Suárez, cocinero autodidacta, jamás pruebe las creaciones que devoran a diario grupos de ocho personas en diferentes turnos de una hora. Pero esto tiene una explicación: es vegetariano.
Y, aunque lo fácil hubiera sido optar por un concepto que prescindiera de la carne y el pescado, el chef ha preferido ir por el camino más complicado, dejándose guiar por su intuición y por el feedback que le llega de sus comensales.
Para ser considerada la capital europea de la gastronomía no basta con acoger (y conceder licencias) a todos aquellos emprendedores que quieran ganarse la vida dentro del —siempre arriesgado— sector de la hostelería. Ni mucho menos. Es necesario, además, que un buen puñado de esas aperturas ofrezcan una propuesta de nivel que sea capaz de seducir tanto a los locales como a los que están de paso por Madrid.