Dulceida sobre las críticas a su peso: "Sé perfectamente dónde tengo mis chichas"
Hablamos con ella de retoques excesivos y de naturalidad. La influencer se sacude con elegancia de los 'haters' que la acosaron durante los Goya
Tener 2.200.000 seguidores trae consigo compromisos publicitarios, viajes paradisiacos e inacabables muestras de cariño, pero también un sinfín de 'haters' dispuestos a plasmar su odio en cada fotografía. En diversas ocasiones, cuando el personaje criticado responde, el troll evidencia su sorpresa: “No pensé que responderías”, escribirá entonces. Porque parece que cuando un personaje conocido alcanza la categoría de 'personaje', deja de ser persona y por ende el que dispara a bocajarro su odio por las redes lo hace escudándose en la creencia de que el atacado carece de sentimientos. En esta historia, como en todas, hay un 'plot twist' y este es que el personaje en cuestión no solo tiene sentimientos, sino que los comentarios le duelen.
Dulceida tiene el apabullante número de 'followers' con el que abrimos el texto y no es solo la reina indiscutible de las redes sociales patrias, sino que su nombre aparece ya en los titulares de los periódicos e incluso en la alfombra roja de los Premios Goya. Esta aparición hizo que muchos criticaran que la influencer compartiera el trayecto recorrido por los miembros de la industria del cine, pero, como era de esperar, las críticas no se conformaron con eso. No. Las críticas tuvieron que hablar de su peso. Tanto que Aida Domenech comprobaba a escasos segundos de abandonar la alfombra roja cómo su teléfono se llenaba de notificaciones que la llamaban gorda.
"Tengo un cuerpo normal y corriente"
Hagamos un breve paréntesis para hacer un ejercicio. Imaginemos que fuéramos nosotras las que soñáramos con ser actrices y que nos brindaran la oportunidad de pisar la 'red carpet' de los Goya, esa con la que siempre hemos fantaseado. Supongamos que tras recorrerla, enfundadas en un diseño creado ad hoc por nuestro diseñador preferido, cientos de desconocidos se metieran con nuestro cuerpo. ¿Recuerdas esa vez que tu abuela te dijo que estabas 'jamona' mientras te agarraba el brazo y te fuiste a llorar al baño? Imagina que tu abuela se multiplica por mil y que miles de desconocidos te llaman gorda. Ahora, imaginemos que esta situación se repite cada día y que, tras el aluvión de críticas, cuatro días después nuestro Instagram volviera a recibir cientos de notificaciones. Así es la vida de Dulceida.
Nos referimos a un gif publicado en Instagram por la firma de lencería Tezenis, de la que Dulceida es imagen. Acusaciones de un uso descarnado de Photoshop, por un lado, y críticas dirigidas hacia su figura, por otro, acompañan a la imagen animada. Es un gélido miércoles y Dulceida aguanta con resignación las bofetadas virtuales, porque sabe que aunque mañana quizás salga el sol, sus rayos también traerán consigo odio. “Son críticas que no comprendo, porque tengo un cuerpo normal y corriente. Lo que realmente me molesta son dos cosas. Por una parte, el que estos comentarios provengan en su mayoría de mujeres, muchas de las cuales proclaman ser feministas en sus redes".
"En este momento en el que las mujeres por fin estamos reivindicando nuestros derechos, me parece increíble que sea precisamente una mujer la que ataca el cuerpo de otra y ahonde así en sus complejos. Por otra parte, lo que realmente me duele y preocupa cuando se meten con mi cuerpo es que estos comentarios hieran a otras chicas que tengan más complejos que yo y que piensen ‘si le dicen esto a Dulceida, entonces yo… ¿cómo estaré?’. En realidad, eso es lo que me hace daño, porque yo sé perfectamente dónde tengo mis chichas y dónde no”, explica Aida Domenech.
El desnudo de Laura Escanes
Precisamente este tipo de comentarios eran los que invadían una fotografía en la que Laura Escanes posaba desnuda en sus redes a pocos días de comenzar el año. Sus seguidores arremetían contra una mujer que la acusaba de tener 'lorzas', advirtiéndole que ese tipo de comentarios pueden hacer que las mujeres que tienen complejos o sufran un desorden alimenticio se vean perjudicadas. La propia Escanes respondía al comentario y hacía un llamamiento en el que exaltaba la importancia de la educación y la empatía. Precisamente es la falta de educación la que Dulceida señala cuando trata de comprender estos comentarios. “Las peores críticas las recibo a través de Twitter, que para mí es la cuna de la maldad, pero lo cierto es que esos comentarios provienen de gente que no me sigue. Yo jamás haría lo que hacen; para mí es una cuestión de educación. Me cuesta entender que haya tanta gente que carezca de ella”, asegura con cierta tristeza. “Mi máxima es no hacer lo que no quieres que te hagan. Afortunadamente, cada día me hago más fuerte”, afirma con convicción.
Aprovechamos nuestra conversación con la bloguera para hablar de su comentado anuncio de Tezenis. Acusaciones de un abusivo uso de Photoshop fueron los reyes esta semana en un gif en el que Dulceida posa con un modelo de encaje de la marca, una imagen que ahora vigila nuestros pasos desde las marquesinas y carteles de la calle. No ha de ser fácil que toda España te vea en ropa interior, especialmente cuando una revista publicó recientemente unas imágenes en las que Aida paseaba por las playas australianas en ropa de baño acompañadas de comentarios jocosos por parte de la publicación.
“Son graciosos. Ponen: ‘cuando lo pides... y cuando te llega’. ¿Puedo salir más guapa? Seguro que me hicieron un montón y cogen en la que salgo peor, cómo no, pero bueno... es gracioso. Este maravilloso cuadro... suerte que me veis en los vídeos. No voy a decir nada más”, escribía entonces en sus Stories de Instagram. “Sinceramente, no me da ningún pudor posar en ropa interior. En realidad, todo depende de la luz y de las poses, y a estas alturas yo ya conozco mi cuerpo a la perfección. Tengo el culo 'chafadete' por detrás -siempre lo he dicho-, así que si sé que me va a salir el 'culete' en una foto, poso de lado, porque así se ve respingón”, nos explica.
Los fotógrafos consultados que han trabajado con ella y algunas de las firmas de moda que han colaborado junto a Dulceida coinciden en asegurar que el que conozca a la perfección sus defectos y virtudes hace que lograr la foto diez con ella sea cuestión de minutos. Preguntamos a Aida si discute con marcas y editoriales acerca del abuso del Photoshop. “Por supuesto que lo hago: siempre hablo con las firmas para evitar retoques excesivos. Reconozco que si voy a hacer la portada de una revista y tengo un granito, les digo que me lo quiten, pero te puedo asegurar que he tirado muchísimas cosas para atrás cuando he visto que se habían pasado con los retoques. La razón es que yo no retoco mis fotografías. Cuando tenía mucho pecho -Aida se lo redujo hace años- sí que me lo reducía, pero como soy malísima retocando, parecía una montaña rusa”, confiesa entre risas.
Los tiros de cámara y la pasarela
No queremos dejar pasar la oportunidad y tratamos con ella la polémica que trajo consigo el vestido de Ze García que lució en los Goya. “Cuando piso la alfombra roja no tengo ninguna inseguridad. Es verdad que le di muchas vueltas al vestido que finalmente llevé, porque estaba entre dos opciones que me encantaban, pero al final opté por un modelo arriesgado y diferente del que no me arrepiento. Sabía que me iban a criticar, porque elegí un diseño muy moda, pero yo me sentía muy guay con él y estaba supercómoda. Es verdad que cuando el diseñador y yo vimos las fotos, comentamos que no me hacían justicia. Os juro que el vestido de Ze, en persona, me hacía una cinturita de avispa…".
Los que estábamos presentes pudimos comprobarlo 'in situ', sin filtros que realzaran virtudes ni tiros de cámara malévolos encaminados a reforzar defectos. No deja de ser curioso el que una edición que se proclama feminista y en la que el debate sobre la alfombra roja era si preguntar o no a las actrices acerca de los looks que llevaban, uno de los titulares de la gala fuera el cuerpo de Dulceida. ¿La razón? Muchos dirán que su presencia en la gala no tenía explicación alguna, pero lo que desde luego carece de justificación posible es que cientos de personas atacaran su cuerpo.
¿Podrán los 'haters' con la reina de las redes sociales? “Jamás me he planteado dejarlo todo, porque soy muy afortunada por dedicarme a lo que me apasiona y por poder hacer sonreír a tantas personas. Como hago las cosas de forma tan natural, muchas veces no soy consciente de que me sigue tantísima gente, y cuando recibo comentarios de apoyo o me mandan historias preciosas, me doy cuenta de que merece la pena poder ayudar a tantas personas. Esta es, sin duda, una de las mejores partes de ser un personaje público”.
Taylor Swift sabe que los 'haters' van a seguir odiando, pero Dulceida va a seguir, le pese a quien le pese, siendo Dulceida. Continuará posando en ropa interior, seguirá recorriendo las playas sin necesidad de meter tripa y no dejará de acudir a las galas cinematográficas a las que la inviten. ¿Las razones? Para comenzar, porque puede. Para continuar, porque su naturalidad es la que hace que Dulceida tenga más de dos millones de seguidores.
Para terminar, porque tú, probablemente, también lo harías. Por ello, si alguna vez te ves tentada de criticar su silueta -o la de cualquier otra- en las redes, piensa si te gustaría que te lo hicieran a ti y recuerda el primer día de verano, ese en el que pisas la playa por primera vez en el año y te invaden las inseguridades al quitarte la camiseta. ¿Te gustaría que cientos de voces te gritaran gorda y que esas voces quedarán para siempre inmortalizadas en las redes? A Dulceida, tampoco.
Tener 2.200.000 seguidores trae consigo compromisos publicitarios, viajes paradisiacos e inacabables muestras de cariño, pero también un sinfín de 'haters' dispuestos a plasmar su odio en cada fotografía. En diversas ocasiones, cuando el personaje criticado responde, el troll evidencia su sorpresa: “No pensé que responderías”, escribirá entonces. Porque parece que cuando un personaje conocido alcanza la categoría de 'personaje', deja de ser persona y por ende el que dispara a bocajarro su odio por las redes lo hace escudándose en la creencia de que el atacado carece de sentimientos. En esta historia, como en todas, hay un 'plot twist' y este es que el personaje en cuestión no solo tiene sentimientos, sino que los comentarios le duelen.