Así es el piso de Barcelona en el que vive la madre de Arantxa Sánchez Vicario
Tiene 200 metros cuadrados y a él se mudó toda la familia en los 80, cuando construyeron el edificio. Lo adquirió el hermano mayor, Emilio, y Arantxa lo recompró para sus padres
Es el único refugio que le queda a Arantxa Sánchez Vicario en Barcelona tras separarse de Josep Santacana: la casa de sus padres. La casa en la que se criaron los cuatro hermanos, donde se quedaron los padres cuando todos volaron por su cuenta, donde murió Emilio Sánchez sin saber nada de su hija pequeña. Así es la casa en la que Marisa todavía vive, de la que sale cada día rodeada de periodistas que esperan alguna declaración.
Se trata de un edificio construido en 1980 que no se ha reformado nunca. El piso de la familia en concreto sigue como estaba cuando se mudaron allí de la calle Sabino de Arana, donde vivían con anterioridad. Era fácil ver a Arantxa, de pequeña, ya famosa, paseando a su perro por el parque cercano a su casa. Pero decidieron mudarse en los 80 a un piso más grande, el mismo en el que vive ahora sola Marisa.
Son casi 200 metros cuadrados, según los datos oficiales del catastro (a veces suman menos metros de los que realmente hay), en avenida Diagonal, en una de las mejores zonas de Barcelona. Delante justo del centro comercial L'Illa, también inaugurado por aquellos años. En la cafetería de la esquina, un Fornet grande y amplio, se podía ver a Marisa a veces. Ya no. Se ha encerrado en casa, sobre todo desde que el pasado lunes la pillaran los cámaras saliendo del coche.
La vivienda sigue decorada como antaño, con muebles tradicionales, de madera maciza y oscura, como cuando los chicos eran jóvenes. Lo recuerdan quienes han ido alguna vez, sofás de cuero, estanterías marrón oscuro, cuadros y lámparas por doquier.
La casa estuvo durante mucho tiempo a nombre de una sociedad. Desconocemos la titularidad del piso en la actualidad, pero sí sabemos que Marisa, que es la actual inquilina, tiene la orden de abandonarlo en unos meses. El inmueble había sido primero del hijo mayor, Emilio, quien tuvo un problema y pidió ayuda a la familia. Según contaba el entonces abogado de Arantxa, la joven no quiso que sus padres se fueran del piso y lo pagó ella.
El problema surgió, según la misma fuente, cuando la extenista quiso vender la casa para sufragar sus deudas con Hacienda y sus padres no quisieron abandonarla. La disputa aparece en una sentencia del Tribunal Supremo con fecha de 10 de diciembre de 2009. Poco a poco la situación entre Arantxa y sus padres se fue agravando y llegó al límite cuando en 2012 presentó sus memorias a la par que una demanda en los tribunales.
La deportista decidió retirar la demanda contra sus padres, a quienes acusaba de haberse apropiado de su fortuna, tras llegar a un acuerdo por el que debían abandonar los inmuebles de los que habían disfrutado toda su vida. Ni la casa de la Costa Brava ni el piso de la avenida Diagonal. La condición fue clara: cuando uno de los dos progenitores muriera, el otro disponía de tres años para encontrar otro lugar donde vivir.
Emilio Sánchez falleció hace dos años, así que Marisa Vicario tiene tan solo un año para abandonar la casa en la que crió a su familia. A no ser que ahora, sin la presencia de Pep Santacana en la vida de Arantxa, las relaciones entre ambas cambien. Sobre todo porque la extenista no tiene donde refugiarse si viene a España.
Es el único refugio que le queda a Arantxa Sánchez Vicario en Barcelona tras separarse de Josep Santacana: la casa de sus padres. La casa en la que se criaron los cuatro hermanos, donde se quedaron los padres cuando todos volaron por su cuenta, donde murió Emilio Sánchez sin saber nada de su hija pequeña. Así es la casa en la que Marisa todavía vive, de la que sale cada día rodeada de periodistas que esperan alguna declaración.