La caída del imperio inmobiliario de Arantxa Sánchez Vicario: no tiene nada a su nombre
Acuciada por sus deudas con Hacienda, vendió sus propiedades en España: la casa de Esplugues, la de Formentera y un yate. La extenista vive en un 'condo' de lujo en Miami
Sola, arruinada y más deprimida que nunca, así es como está ahora mismo Arantxa Sánchez Vicario, la tenista española más importante de la historia. Su marido, Josep Santacana, le ha pedido el divorcio y ella ya no tiene ni dónde refugiarse en España. Así lo acreditan los datos oficiales: la deportista no tiene ni una propiedad a su nombre en nuestro país.
La caída del imperio inmobiliario de Arantxa empezó hace unos años, cuando decidió venderlo todo en un momento en el que las disputas entre su familia y su marido eran más que insostenibles. Sus padres y hermanos nunca confiaron en Santacana y hasta pidieron un informe de un detective para demostrarle a ella que no era un tipo de fiar. Enamorada como estaba, las advertencias solo sirvieron para unirla más a su marido. Y separarla así de su familia.
De Esplugues a Miami
Durante este tiempo, la campeona vendió su casa de Ciudad Diagonal, en Esplugues, cerca de la actual casa de Shakira y Gerard Piqué. En la zona hacían vida la pareja y sus hijos y allí cerca, en Sant Just, bautizaron a Leo, en octubre de 2012.
Las deudas con Hacienda apretaban y la extenista también tuvo que deshacerse de la casa de Formentera y de un yate con el que navegaba por Baleares… Todo.
La ya expareja se mudó entonces a un lujoso ‘condo’ (así llaman en EEUU a estos edificios: condominium) en Miami, donde es directora del programa de tenis en el Metropolitan International School, un colegio privado de la ciudad. Es su única fuente de ingresos en estos momentos junto con lo que consigue de comentarista en algún canal de televisión.
Entre sus propiedades, se contaba también un piso en San Cugat, otro en Sant Just, dos en S'Agaró y dos más en Port Ginesta. En Puigcerdà tenía una casa y otra en Andorra, donde declaró vivir durante años, lo que originó sus deudas con Hacienda. Hoy no queda nada a su nombre en España, ni en principio tiene tampoco ninguna empresa a su nombre que esté activa, tal y como ha podido comprobar este medio con información de los registros mercantil y civil.
La relación con su madre
Durante estos diez años de matrimonio (y dos hijos, Leo y Arantxa), la tenista demandó a sus padres y a otras personas de su círculo más íntimo. Después de una dura batalla mediática y judicial, los Sánchez Vicario llegaron a un acuerdo extrajudicial. Según el pacto, sus padres podían vivir en la casa familiar de la avenida Diagonal hasta que uno de los dos falleciera, entonces quien quedara viudo debía dejar la casa en poco menos de tres años.
Fallecido el padre, a la madre le quedan pocos meses para seguir en la vivienda aunque quizás el cambio de situación de su hija repercuta en la suya. Puede que ahora, Marisa, la madre de la campeona, vuelva a saber de su hija, de quien no tiene información desde hace mucho tiempo.
Él ya vive con otra
Parece que todos los miedos se han hecho realidad y, tal y como informaba este sábado 'La Otra Crónica' de 'El Mundo', Santacana tiene otra pareja con la que incluso convive y le pide a Arantxa la custodia de los hijos porque considera que ella no está en condiciones mentales de cuidar de ellos. Un golpe duro que encara con dificultades.
En enero tenía que haber declarado ante el juez en Barcelona por una demanda que el Banco de Luxemburgo ha interpuesto en su contra por un aval no satisfecho. Pero dadas sus condiciones de salud, muy frágil en estos momentos, le facilitaron la posibilidad de declarar a distancia.
Y ella, “cegada de amor”, como la definen quienes la conocen, salió en su defensa. Una vez más. Ahora, con el puñal de la traición todavía clavado en la espalda, vive atrapada en una situación de la que no le será fácil salir.
Sola, arruinada y más deprimida que nunca, así es como está ahora mismo Arantxa Sánchez Vicario, la tenista española más importante de la historia. Su marido, Josep Santacana, le ha pedido el divorcio y ella ya no tiene ni dónde refugiarse en España. Así lo acreditan los datos oficiales: la deportista no tiene ni una propiedad a su nombre en nuestro país.