Irene Montero y Pablo Iglesias vivirán en la misma zona que Carolina Bescansa
El líder y la portavoz de Podemos, Pablo Iglesias e Irene Montero, comparten pueblo con Carolina Bescansa. Si pensaba que los chalets de la sierra eran cosa de pijos, se equivoca
Esta podría ser una historia cualquiera de unos chicos que cambian de casa, de jóvenes que migran del obrero este de una gran ciudad al más elitista noroeste, a la sierra. La historia de Irene y Pablo, una joven treintañera y un casi cuarentón, que huyen de la periferia y deciden criar a sus retoños varones en el mismo municipio que su amiga Carolina, que ya tiene dos y sabe mucho de conciliación.
Pero este artículo no va de millennials, ni de sennials, ni de neorrurales. Va de la nueva vivienda que han adquirido Irene Montero, portavoz parlamentaria de Podemos, con Pablo Iglesias, padre de sus mellizos aún en gestación y líder de la mencionada formación política. La pareja se ha ido a vivir muy cerca de una antigua compañera de partido: Carolina Bescansa, que vive alquilada en Galapagar, una localidad de 33.000 habitantes al noroeste de Madrid. Eso sí, la casa de Bercansa es mucho más modesta que la de la popular pareja de Podemos.
No es casualidad que el dúo podemita haya elegido la localidad de Galapagar y en concreto el más adinerado barrio de La Navata, que cuenta hasta con línea de Renfe. Los Iglesias Montero sabían de las ventajas de comprar una propiedad limítrofe con la cuenca media del río Guadarrama. La existencia de vecinos es casi imposible porque su nueva casa linda con terreno rústico, con lo que el perímetro de seguridad está más que garantizado.
Los más de 600.000 euros de esta casa de 2.348 metros de parcela, casi 302 construidos de vivienda, casa de huéspedes, jardín y piscina están justificados, aunque el precio sea un poco más elevado que el que se maneja por la zona. Eso sí, gozan de hipoteca como cualquier españolito y la casa está al 50 por ciento. De hecho, la pareja visitó más casas en la zona, pero nada como la que estaba próxima a la de Bescansa. Ahora, incluso los que les enseñaron inmuebles quieren su minuto de fama.
@SauberTemaRemax también tuvo la ocasión de mostrarle a la pareja #IglesiasyMontero propiedades por la Navata #Galapagar antes de comprar su chalet de Lujo. Todo sea por la #Profesionalidad #Servicio #Compromiso #RemaxEspaña #RemaxGestión #Podemos @Pablo_Iglesias_ @Irene_Montero_ pic.twitter.com/lhsMEfBSNt
— SAUBER Team (@SauberTeamREMAX) 16 de mayo de 2018
Otros vecinos ilustres
Bescansa, Montero e Iglesias podrían paliar sus diferencias ideológicas en los escasos establecimientos que tienen en su nueva zona común. El más importante, el alternativo colegio público. Claro que no hay que olvidar el supermercado y la pizzería. El roce hace el cariño.
Eso sí, Bescansa no es la única vecina ilustre y no nos referimos al pintor Pablo Palazuelo, el nobel de Literatura Jacinto Benavente o el poeta Ricardo León, que también fueron vecinos del municipio aunque ya han pasado a mejor vida, sino al torero José Tomás, cuya familia tiene una de las casas más impresionantes del pueblo.
Al otro lado del cauce del río Guadarrama, de cuyos aledaños disfrutarán los Iglesias Montero, viven también más famosos. Estamos ya en terreno VIP con mayúsculas, es decir, de Parque Lagos en Torrelodones. Allí vivió Rocío Dúrcal y hoy día viven Mario Casas, Clara Lago, Jorge Sanz y José Luis Sanz, una mitad del dúo Gomaespuma. Pero esto es otra historia.
Y para finalizar, nada mejor que unas palabras que la propia Irene Montero escribía en su Facebook: "Pablo y yo hemos emprendido un camino que en los próximos meses revolverá nuestras emociones, transformará mi cuerpo y llenará nuestras vidas de belleza y algunas noches sin dormir".
Lea aquí todo sobre Alberto Garzón, el político que sí se queda en Rivas
Esta podría ser una historia cualquiera de unos chicos que cambian de casa, de jóvenes que migran del obrero este de una gran ciudad al más elitista noroeste, a la sierra. La historia de Irene y Pablo, una joven treintañera y un casi cuarentón, que huyen de la periferia y deciden criar a sus retoños varones en el mismo municipio que su amiga Carolina, que ya tiene dos y sabe mucho de conciliación.