Hablamos con Antonio Banderas en Marbella: “El infarto me salvó la vida”

Antonio Banderas acaba de cumplir 59 años y las redes se han llenado de mensajes con felicitaciones tanto del mundo artístico como de personas anónimas. El actor sigue siendo un personaje querido y respetado que sigue presidiendo la gala solidaria Starlite, evento que este año cumple diez años. Sus valores de vida no han cambiado. Cuando ha tenido que denunciar situaciones injustas lo ha hecho y lo mismo para defender causas de sentido común. Mantiene la humildad de los grandes y la naturalidad de los que han llegado al Olimpo con esfuerzo y sin medrar. Dentro de unos meses inaugurará en Málaga el teatro Soho con la obra 'A Chorus line'.

Banderas se encargó de la reforma y de la puesta a punto sin necesidad de subvenciones, invirtiendo su dinero y el de empresarios privados que creen en él. "Si busco al mejor director de teatro, que es Luis Pascual, y a grandes profesionales hay que remunerar su sabiduría". Aunque parezca una incongruencia, asegura que su infarto le volvió a colocar en el lugar en el que debía estar. "Seleccionar lo importante de lo accesorio", asegura que es su lema. Después de diez años sigue presidiendo la gala Starlite en Marbella que ideó Sandra García-SanJuán y que patrocina la empresa Ford. Uno de sus coches lleva la firma de Banderas y de las estrellas que participan en la fiesta.

Pregunta. Acabas de llegar de Londres, donde se ha estrenado la película de Almodóvar 'Dolor y Gloria'. ¿Como resumirías esa noche?

Respuesta. Intensa, impresionante, asombrosa. Estoy acostumbrado a los estrenos, pero siempre me sorprende que fuera de España se entienda tan bien el cine de Almodóvar. Fueron doce minutos de aplausos en los que nos dio tiempo a todo. A Penélope; llorar; a mí, a tardar en procesar ese aplauso; y a Pedro, a emocionarse.

P. Comentaste cuando se estrenó en España que en esta película ya no eras el Antonio Banderas de antes. ¿Qué quisiste decir?

R. Voy a decir algo que a lo mejor no se entiende. A mí el infarto me salvó la vida. Es lo mejor que me pudo pasar. Estaba metido en una ola inmensa que por fin llegó a tierra a través de mi corazón. Supe que la vida me daba otra oportunidad. Que tenía la obligación de saber que era lo importante. Por un lado, mi familia, mi hija, mis amigos y la gente que quiero; y en otro, lo demás.

P. ¿En este "demás" estaba el trabajo?

R. Más que el trabajo, lo que yo vivo es mi vocación, que es un proceso diferente. De repente se paró todo, me relajé y las cosas fluyeron. Y llegó Picasso y Almodóvar, que llevaba años sin trabajar con él. Me cambió el aura.

P. Siempre has sido una persona muy solidaria y no has tenido problemas para dar voz a los que no la tienen. ¿Qué opinas de la labor que está realizando el barco Open Arms salvando vidas a los que arriesgan la suya buscando que países libres les acojan?

R. Me parece un horror que no puedan desembarcar. Y un horror también la respuesta política que se está dando. Hay un problema con el populismo de izquierda y derecha que hace que los partidos tradicionales no sepan como resolver. Hacen falta fondos y más caro es lo que está pasando: que miles de personas mueran en el mar. Y si no vamos a solucionarlo en su lugar de origen vendrán a buscarlo. ¿Y que hacemos en España, donde hay un 16 por ciento de paro, cuando llegan 300.000 personas que buscan una vida mejor? ¿Negársela?

P. Donald Trump, presidente de Estados Unidos, ha levantado un muro para cerrar fronteras…

R. La solución no es cerrar fronteras sino hacer un plan que sirva para que esa personas no tengan que salir de su país. Lo que pasa es que esos procesos pueden llevar cincuenta años y a tan largo plazo interesa poco a los políticos.

P. En unos meses inauguras en Málaga el reformado teatro Soho con inversión propia y privada. No te ha hecho falta solicitar subvenciones…

R. No estoy en contra de la inyección pública, que funciona muy bien en Europa pero no es mi caso. Me puedo permitir utilizar otras fórmulas. Viene sugerida por mis 26 años vividos en Estados Unidos. Broadway es privado, Hollywood es privado y si quieres un teatro de ópera en San Francisco, lo pagas tú. Se reúnen varias familias y se convierten en mecenas.

P. Tuviste problemas cuando decidisteis recuperar el teatro…

R. Así es. Concurrimos a un concurso público con todas las garantías y de pronto me encuentro en una guerra política que no iba conmigo. Yo quiero que me juzgue el publico y no unos partidos políticos que están a tortas entre ellos y me utilizan de comodín. Y dije, señores apáñense ustedes. Yo no estoy para ganar dinero. Lo estoy arreglando yo sin contrapartida económica de ningún tipo. Busco los mejores profesionales y cuando se empiece a ganar dinero no se repartirán dividendos, sino que se volverá a reinvertir.

P. ¿Qué te parece que sigamos sin Gobierno?

R. Tengo mucho respeto por lo políticos, cumplo con mis obligaciones cada vez que hay que votar, pero lo he dicho en varias ocasiones: la política está intoxicando la vida cotidiana de los ciudadanos. En mis prioridades la política se encuentra en el numero 50. Me importa el bloqueo, pero no quiero pertenecer a la cacofonía de voces y añadir más a lo que ya se ha dicho.

P. ¿Qué resumen harías de estos diez años de la gala Starlite solidaria?

R. Empezamos de nada, con pocos medios y sin que se supiera muy bien qué hacíamos. Después de una decada pudo decir que estoy orgulloso de haberme subido a este proyecto loco de Sandra García San-Juan. Los beneficios de la gala han servido para ayudar a mucha gente en los proyectos. Y tengo que agradecer a todos los que nos han apoyado, como Ford, sin pedir nada a cambio. Desde el primer momento, Valeria Maza y Sara Baras han estado aquí. La he visto en Nueva York triunfando en Broadway con diez bises y da igual donde esté, que si la llamas nunca falla. Sara es grande.

P. El mundo de Hollywood está revolucionado con el suicido de Epstein, el magnate norteamericano y abusador sexual. Algunas de las estrellas sufrieron esos abusos. Tienes a Dakota, hija de Melanie Griffith…

R. Es impresionante lo que está pasando. Y no en el mundo de Hollywood, sino en otros ambientes donde la mujer se encuentra desprotegida.