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Guerra en el caso Nóos: González Peeters, abogado de Torres, lo demanda por impago
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GIRO SORPRENDENTE

Guerra en el caso Nóos: González Peeters, abogado de Torres, lo demanda por impago

El exsocio de Urdangarin pierde a su defensa. Peeters podría pedir que se levante el secreto profesional con su excliente y revelar detalles del caso que puso en jaque a la monarquía

Foto: Diego Torres, en una imagen de archivo. (Getty)
Diego Torres, en una imagen de archivo. (Getty)

Cuando Diego Torres, exsocio de Iñaki Urdangarin, se vio metido en el lío del caso Nóos contrató a uno de los mejores abogados del país, un tipo capaz de deslumbrar a jueces y periodistas por igual, alguien de quien sabía que se iba a dejar la piel en su defensa. Manuel González Peeters es conocido por no dar puntada sin hilo. Y así fue con Torres: se implicó hasta el fondo, llegó incluso a tener problemas personales. Juntos formaron una tormenta perfecta que hizo tambalear los cimientos de una de las instituciones más poderosas del país: la monarquía.

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Peeters se convirtió en la ‘bestia negra’ de la Casa Real con sus poderosos escritos judiciales, en los que adjuntaba emails que su cliente le proporcionaba y que dejaron en muy mal lugar a la mayor parte de los miembros de la familia real. Poco se imaginaba Torres que algún día ese abogado se giraría en su contra. Ese día ha llegado. Manuel González Peeters ha presentado una demanda contra su excliente por impago, según fuentes cercanas al exabogado de Torres. Exabogado, sí, porque desde finales de diciembre ya no le representa.

placeholder Manuel González Peeters, exabogado de Diego Torres y Ana María Tejeiro. (EFE)
Manuel González Peeters, exabogado de Diego Torres y Ana María Tejeiro. (EFE)

Desde Vanitatis hemos intentado hablar con González Peeters, pero no ha querido hacer declaraciones. Tenemos constancia, eso sí, de que Torres tiene un nuevo abogado. Según expertos consultados, si no paga, debería tener un abogado de oficio, pero todo indica que el exsocio de Urdangarin ha encontrado a alguien que le represente. No obstante, en Vanitatis no hemos logrado dar con su identidad, por lo que no hemos podido hablar con la otra parte.

Todo empezó a torcerse en noviembre. Peeters pedía a su cliente que le pagara algo de lo que le debía. Sobre todo cuando logró que el juez diera permiso a su mujer, Ana María Tejeiro, para que pudiera disponer de 400.000 euros. Entonces se complicó la cosa. Porque Torres, después de tener a su familia a pan y agua por el duro embargo al que le sometió el juez, pensó que su mujer se merecía todo el dinero. Que su abogado ya cobraría. O no. La cuestión es que Peeters insistió y no recibió ni un euro. Y no hay que enfadar a Peeters.

A gritos e insultos

La última visita del abogado a su cliente tuvo lugar en diciembre. Terminó a gritos, con insultos por ambas partes y alguna que otra amenaza. Ahora, con la demanda sobre la mesa, el abogado tiene la sartén por el mango.

Diego Torres ingresó en prisión el mismo día que Iñaki Urdangarin, el 18 de junio de 2018, hace casi 23 meses. En todo este tiempo, González Peeters ha visitado a su cliente decenas veces, es decir, más de una vez al mes, algo nada habitual en la relación abogado-cliente. La reducción de pena de la que disfrutaron tanto Torres como Urdangarin es, sin duda, fruto del trabajo de Peeters, a quien la infanta Cristina llegó a consultar durante el juicio sobre si su declaración había estado a la altura.

placeholder Diego Torres, acompañado de su abogado Manuel González Peters, entra en prisión. (EFE)
Diego Torres, acompañado de su abogado Manuel González Peters, entra en prisión. (EFE)

La implicación del letrado, decíamos, llegó a niveles inusuales porque consideró que el caso lo requería. La prensa española e internacional buscaba a Peeters para entrevistarle y sus escritos han hecho historia. Parece que seguirán haciéndolo, porque si prospera su demanda contra Torres, la situación podría dar un giro espectacular.

Secreto profesional en riesgo

El secreto profesional entre abogado y cliente es algo casi sagrado en la ley española, un ley con anclaje en la Constitución. El Código Deontológico de la Abogacía Española, renovado y aprobado en 2019, señala: “El deber y derecho al secreto profesional comprende todas las confidencias y propuestas del cliente, las de la parte adversa, las de los compañeros, así como todos los hechos y documentos de que haya tenido noticia o haya remitido o recibido por razón de cualquiera de las modalidades de su actuación profesional”.

Este secreto profesional es, además, infinito. El Colegio de Abogados de Málaga recuerda: “Este deber-derecho no está limitado en el tiempo, el abogado estará obligado de por vida a preservar el secreto profesional de todo cuanto haya conocido en razón de su actuación profesional, sin que sea relevante para ello el cese en la prestación de los servicios al cliente”.

Excepción a la norma

Pero las normas suelen tener excepciones. Y aquí es donde corre peligro Diego Torres. En el artículo 33 de la normativa de la abogacía queda expresado claramente: “El secreto profesional se puede levantar en los supuestos siguientes: cuando el mantenimiento del secreto pueda causar una lesión notoriamente injusta y grave al profesional de la abogacía o a un tercero. Cuando el profesional de la abogacía sea autorizado de manera expresa por el titular del ámbito de información reservada. En los expedientes disciplinarios colegiales y de impugnación de honorarios”. Este último punto es el que afecta a Torres y Peeters.

placeholder Iñaki Urdangarin y Diego Torres, en el juicio del caso Nóos. (EFE)
Iñaki Urdangarin y Diego Torres, en el juicio del caso Nóos. (EFE)

El abogado puede pedir permiso al colegio profesional para que le conceda la posibilidad de levantar el secreto profesional y poder defenderse si hay impago de honorarios. Así se detalla en la citada normativa: “En todos los supuestos, el profesional de la abogacía interesado en el levantamiento del secreto lo tiene que solicitar a la Junta de Gobierno del partido judicial donde tiene que tener efectos el levantamiento acordado o al miembro de la junta en el cual esta lo delegue, la cual lo autorizará si se cumplen los requisitos establecidos en este artículo, atendiendo los intereses en conflicto”.

El artículo 33 prevé expresamente la posibilidad de levantar el secreto profesional cuando hablamos de impugnación de honorarios, previa dispensa concedida por la correspondiente Junta de Gobierno. ¿Qué podría suceder si Peeters, para reclamar por vía judicial que su cliente le pague, incluye en sus escritos información del caso Nóos? ¿Sabemos toda la verdad de lo que sucedió? ¿Hasta dónde llegará Manuel González Peeters?

Cuando Diego Torres, exsocio de Iñaki Urdangarin, se vio metido en el lío del caso Nóos contrató a uno de los mejores abogados del país, un tipo capaz de deslumbrar a jueces y periodistas por igual, alguien de quien sabía que se iba a dejar la piel en su defensa. Manuel González Peeters es conocido por no dar puntada sin hilo. Y así fue con Torres: se implicó hasta el fondo, llegó incluso a tener problemas personales. Juntos formaron una tormenta perfecta que hizo tambalear los cimientos de una de las instituciones más poderosas del país: la monarquía.

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