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Ana Obregón y Lequio: sus distintas circunstancias para afrontar la tragedia
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VIDAS MUY DIFERENTES

Ana Obregón y Lequio: sus distintas circunstancias para afrontar la tragedia

Cuando el ritual de la despedida finalice y las muestras de condolencia comiencen a acallarse, Lequio y Ana Obregón tendrán que regresar a sus vidas tratando de asumir lo ocurrido

Foto: Ana Obregón y Alessandro Lequio. (Getty)
Ana Obregón y Alessandro Lequio. (Getty)

Ana Obregón y Alessandro Lequio se enfrentan a la etapa más dura de su vida. Nada, ni siquiera la pérdida de cualquier otro ser querido, se puede igualar a la muerte de un hijo.

placeholder Ana Obregón y Alessandro Lequio tras acudir al tanatorio. Foto: LaAgencia Grosby.
Ana Obregón y Alessandro Lequio tras acudir al tanatorio. Foto: LaAgencia Grosby.

Álex Lequio tenía 27 años. Perdió la vida tras dos años de dura batalla contra el cáncer. Sus padres ya habían sido informados hacía tiempo de que la enfermedad de su hijo tenía difícil solución. La esperanza fue lo último que perdieron pero, desgraciadamente, el desenlace fue el temido, y aunque esperado, su impacto ha dejado completamente noqueados a sus progenitores, aún en shock por lo sucedido.

[LEA MÁS: Primeras imágenes de Ana Obregón y Lequio, rotos, en el tanatorio]

Cuando el ritual de su despedida finalice y las muestras de condolencia comiencen a acallarse, Lequio y Ana Obregón tendrán que regresar a sus vidas y comenzar un nuevo camino tratando de asumir lo ocurrido.

placeholder Ana Obregon y Lequio, junto a su hijo Álex. (Cordon Press)
Ana Obregon y Lequio, junto a su hijo Álex. (Cordon Press)

Debido a las especiales circunstancias provocadas por el coronavirus, ninguno de los dos podrá ser consolado por muchos de sus amigos y allegados, que querrían desplazarse hasta su lado y darles un abrazo.

En el caso de Alessandro Lequio, su mujer, María Palacio, será su refugio. La pareja lleva 20 años juntos y más de 11 años casados. Sus comienzos no fueron fáciles. La fama de mujeriego de Lequio pesaba entonces y los enfrentamientos con sus ex, Ana Obregón y Antonia Dell’Atte, constantes.

Pero su amor sobrevivió a todo y, contra todo pronóstico, María se convirtió en la persona cómplice, en la compañera de vida. Ella convirtió a Alessandro en padre una vez más. Ginevra, su hija, nació el 17 de agosto de 2016. Hoy, la pequeña será un pilar fundamental para Alessandro Lequio en estos difíciles momentos.

El trabajo en televisión volverá a ser, seguramente, otra de las vías de escape para Lequio. Su colaboración en 'El programa de Ana Rosa', así como su presencia en el medio durante muchos años, le ha granjeado muchos amigos y conocidos que le proporcionarán todo el apoyo posible.

placeholder Alessandro Lequio. (Cordon Press)
Alessandro Lequio. (Cordon Press)

En el caso de Ana Obregón, sus padres, Antonio y Ana María, así como hermanos, Celia, Amalia, Javier y Juancho, serán su ancla. La presentadora y actriz es una mujer muy familiar y mantiene con todos ellos una excelente relación. Son una familia muy unida y ellos serán su consuelo ante la falta de una pareja estable que conviva con ella, algo con lo que sí cuenta Alessandro.

La personalidad de Ana, siempre activa y emprendedora, volverá a resurgir con el tiempo (estamos seguros), haciendo gala de su fortaleza. Cuando esto ocurra, la imparable Ana podrá retomar proyectos que se detuvieron en seco cuando Álex fue diagnosticado de cáncer. Uno de ellos, protagonizar una obra de teatro titulada 'Falso directo' junto a Andoni Ferreño, parecía tenerla muy ilusionada antes de que la enfermedad golpeara a su hijo.

placeholder Ana Obregón, en una foto de archivo. (Getty)
Ana Obregón, en una foto de archivo. (Getty)

Para Ana, su hijo fue (al igual que para Alessandro Lequio) el centro de su vida desde que nació. Lo fue hasta el último día.

A partir de ahora, Ana Obregón tendrá que encontrar las fuerzas para que Álex siga siendo su luz, esa que le permita ver claridad al final del terrible túnel que ahora atraviesa.

Ana Obregón y Alessandro Lequio se enfrentan a la etapa más dura de su vida. Nada, ni siquiera la pérdida de cualquier otro ser querido, se puede igualar a la muerte de un hijo.

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