Este lunes se esperaba la aparición pública de Miguel Bosé en el Juzgado número 4 de Pozuelo de Alarcón para encontrarse con Nacho Palau, su pareja durante los últimos 26 años. Iba a ser la primera vez que físicamente se pudiera ver al cantante tras los peculiares y llamativos vídeos que ha publicado en su Instagram. En ellos daba su opinión sobre la pandemia mundial por el coronavirus y se colocaba en la línea negacionista.
“La gente sana no tiene que utilizar mascarillas”, decía. Pues bien, él sí ha tenido que colocársela para este proceso donde el juez debe estudiar la filiación entre los cuatros hermanos no biológicos entre sí. Miguel es padre de Tadeo y Diego, y Nacho Palau, de Ivo y Telmo. Los menores han convivido durante los ochos primeros años de sus vidas. Ahora tienen 10 años.
Lo sorprendente de esta comparecencia de Miguel Bosé ha sido su manera de entrar en el juzgado. No lo hizo por la puerta principal como Palau y eligió la misma opción de Cristiano Ronaldo cuando hace unos años tuvo que comparecer en este mismo lugar por sus problemas con Hacienda.
Nacho Palau.
Entró por el aparcamiento del edificio y salió por el mismo lugar. En temas taurinos, Miguel Bose dio la 'espantá'. Y este privilegio nada tiene que ver con el juez que tramitaba la demanda interpuesta por Palau el 16 de octubre de 2018 para reclamar la filiación entre los cuatro niños y que puedan vivir juntos.
Desde el despacho que defiende los intereses del artista, Aranzadi, Ríos & Bengoechea, tuvieron que solicitar hace una semana el permiso a la gerencia del edificio Ática, que gestiona el alquiler de los inmuebles a diversas empresas y en concreto a la sede judicial.
Este permiso se pide por motivos de seguridad o, como en el caso de Bosé, para que la prensa no pueda tomar imágenes del personaje entrando en el juzgado. Palau no tuvo problemas y, como ya adelantó Vanitatis, saludó a la prensa y aseguró que se encontraba muy tranquilo. La más emocionada fue precisamente su madre, Lola, que explicaba que todo era muy doloroso.
