Carolina Darias, nueva ministra de Sanidad: su vida familiar y el gran ejemplo de su madre

Fue la segunda ministra infectada por el covid-19, tras Irene Montero, y el pasado 10 de marzo comunicó a través de su cuenta personal de Twitter que ya estaba recuperada. "Ahora sí, después de 30 días, he vencido al #COVID19. Aunque en aislamiento, no me he sentido sola en ningún momento. Gracias a quienes me han acompañado en esta travesía de un modo u otro. Fuerza a quienes siguen luchando y esperanza en que #EsteVirusLoParamosUnidos", manifestaba Carolina Darias, en aquel momento ministra de Política Territorial y Función Pública, cargo del que tomó posesión el pasado 13 de enero, dos días después de que se anunciara su nombramiento.

Darias reaparecía ante los medios de comunicación en rueda de prensa desde el palacio de la Moncloa, junto al ministro de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, José Luis Ábalos, y manifiestamente alegre por haberlo superado y volver al trabajo, regresaba al primer plano mientras otras compañeras de gabinete como Carmen Calvo o Irene Montero todavía no habían recuperado su actividad habitual y sobre las que se comunicarían las novedades pertinentes cuando las haya, según manifestaba entonces el ministro de Sanidad, Salvador Illa, a quien ha tomado el relevo al frente de la cartera de Sanidad. Entre ellos ha habido una enorme sintonía y durante todos estos meses han trabajado codo con codo, en todas las reuniones que mantuvo el ahora candidato del PSC a la presidencia de la Generalitat, con las comunidades y técnicos sanitarios.

La ministra, de 55 años, tiene una larga y brillante carrera política que la llevó a ser la primera presidenta del Parlamento canario antes de afrontar su mayor reto profesional, estar al frente de la cartera de Política Territorial y Función Pública en uno de los momentos más delicados de nuestra historia reciente. Cuando llegaba a este cargo, el periodista Juan Cruz la definía con enorme cariño en un artículo de 'El País', desvelando rasgos de su carácter que solo conocen los que están con ella en las distancias cortas: "Tiene tres hijas adoptivas. Saber su historia de madre, oírsela contar, es un mapa de su corazón. Quien conoce ese mapa ya conoce todos los mapas, entre ellos el mapa de España".

Carolina Darias ha sido siempre muy discreta en lo que a su vida personal se refiere, aunque quizás el momento en el que más desveló sobre sí misma fue cuando concedió una significativa entrevista a 'Diario de Avisos' en junio de 2015 en la que echaba la vista atrás y se remontaba a una infancia en la que fue un acontecimiento crucial la separación de sus padres y el hecho de que fuera hija única. Sería su madre quien más le inculcara una idea esencial que explicaría muy bien su desempeño posterior: "Estudiar para labrarte un futuro en el día de mañana y para que no dependas de nadie". Una idea, por cierto, que trata de inculcar a sus tres hijas.

Su madre, María San Sebastíán Calleja, que falleció víctima de un cáncer a los 57 años en 2003, es su máximo referente: "Me reflejo en ella en muchísimas cosas. Era una mujer que siempre fue ejemplar, muy querida, muy cariñosa, continuamente haciendo cosas por los demás.”

Según se desvela en el mencionado artículo, tras licenciarse en Derecho a los 22 años, no se tomó ni un día de vacaciones para sacar unas oposiciones. Se encerró siete días a la semana durante siete meses para optar a un puesto de funcionaria interina de la comunidad autónoma y, posteriormente, tras "pelear y conseguir que la Justicia me diera la razón", logró optar a la jefatura de servicio.

Lectora empedernida y admiradora de 'Memorias de África', el texto más conocido de Isak Dinesen y que llevó a la gran pantalla Sydney Pollack a mediados los años 80 ("Mi película por excelencia"), tras aprobar las oposiciones hizo un viaje a Kenia: "Fue una de las mejores experiencias de mi vida".

Una de sus grandes pasiones también es la música y también su lado festivo, algo que comparte con su marido, José Alfonso García, que es miembro de Los Gofiones, un grupo de música popular canaria: “Me lo ha inculcado mi compañero, mi marido, y canto aunque mal. No hay nada como un buen asadero, donde al final la música siempre aparece”.