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José Luis Aguirre, hermano de Esperanza: "Ayuso es la gran esperanza, y perdón por la palabra"
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ENTREVISTA

José Luis Aguirre, hermano de Esperanza: "Ayuso es la gran esperanza, y perdón por la palabra"

Hablamos de familia, la Movida, amor, corrupción y de FLECHA, la feria de arte contemporáneo que dirige desde hace 31 años

Foto: En FLECHA, José Luis posa con la escultura 'Boat II', de Curiá. (Dani Alea)
En FLECHA, José Luis posa con la escultura 'Boat II', de Curiá. (Dani Alea)

No hay acontecimiento relativo al PP en el que Esperanza Aguirre no tenga opinión que ofrecer, más aún si este implica altas dosis de follón. Así ocurrió la semana pasada con el enfrentamiento a cara de perro entre los examigos Pablo Casado –su antiguo protegido– e Isabel Díaz Ayuso –su nueva favorita–, en el que se ha convertido en el suceso pepero del mes –y puede que del año–, a cuenta de una cantidad cobrada por el hermano de la presidenta de la Comunidad de Madrid tras la adjudicación a un amigo suyo de un contrato para comprar mascarillas en plena pandemia y que ha desencadenado la debacle.

Por eso, cuando quedamos con José Luis Aguirre Gil de Biedma (Madrid, 65 años) en el centro comercial Arturo Soria Plaza, donde este artista metido a empresario celebra anualmente la feria de arte contemporáneo FLECHA, que se puede visitar hasta el 6 de marzo, resulta casi obligado preguntarle su opinión sobre semejante folletín. No solo nos interesa por su análisis ligero y su fina ironía, sobre todo –y especialmente– por su condición de hermano de la que fuera presidenta de la Comunidad de Madrid durante nueve años, y por cargar –¿para bien, para mal?– durante años con el sambenito de 'hermano de'. “El otro día una señora que tiene una tienda en el centro comercial me presentó a su hija: ‘Este es el hermano de Esperanza Aguirre’. A veces pienso si no me debería grabar una tarjeta con mi nombre y debajo que ponga solo eso, hermano de Esperanza Aguirre”.

¿Se imagina haber recibido una comisión durante los años en que su hermana ocupó la presidencia de la Comunidad de Madrid?

Hombre, que te caiga una pasta siempre te viene bien, pero no me lo puedo imaginar, la verdad.

¿Entonces le parece mal que el hermano de Isabel Díaz Ayuso se haya llevado una comisión?

¿Pero esto no iba de lujo y frivolidad y ahora me quieres grabar declaraciones políticas?

Nos interesa su opinión.

No parece que sea nada ilegal y era una situación de emergencia. Él lleva mucho tiempo trabajando en esto. Es como si yo me llevo una comisión por un cuadro que vendo.

En realidad no tiene nada que ver.

Mira, sería una putada que esto le afecte, porque es la gran esperanza. Y perdón por la palabra.

La gran familia

Más allá de su hermana mayor, sin duda la más conocida del clan que forman los Aguirre Gil de Biedma, en esta tribu confluyen un montón de hermanos, hijos, sobrinos, parejas y exparejas, en el que predominan tres tipos de personalidades, la empresarial, la bohemia y la política –los cuatro bisabuelos de José Luis fueron procuradores en Cortes, igual que sus dos abuelos–, así como bastantes títulos nobiliarios y un montón de apellidos compuestos empezando por el propio Gil de Biedma. “Lo de los apellidos dobles yo lo tengo calado. Funciona así: como Biedma mola, el señor Gil, para hacerse el interesante, le junta el apellido a sus hijos”, explica pragmático, mientras da buena cuenta de un cruasán con jamón y queso, regado por un café americano humeante. En la terraza del Arturo Soria Plaza, un sol radiante calienta la mañana.

Pero volvamos al núcleo duro formado por los ocho hermanos –Esperanza, Isabel, Piedy, José Luis, María, Santiago, Rocío y Cristina–, hijos del matrimonio de la alta burguesía madrileña entre el abogado y ejecutivo José Luis Aguirre –fallecido en 2002– y su esposa, Piedad Gil de Biedma y Vega de Seoane, algo ausente pero resistente a sus 95 años. “La matriarca. Una mujer profundamente feminista, como mi abuela. Sin ellas no se explica en mi casa a una Esperanza. Mi madre quiso que no solo sus hijos, también sus hijas estudiaran una carrera. Incluso había terminado el bachillerato y eso ya no era muy normal en una mujer de su época”. En contraposición a ese carácter, estaba su padre, “un señor encantador, nunca discutíamos con él, era de carácter apacible, bondadoso, de poca firmeza porque los pantalones en mi casa los llevaba mi madre”, contaba la propia Esperanza en su biografía 'La presidenta', publicada en 2006.

placeholder José Luis Aguirre, sentado en un tórculo –prensa de estampar grabados–, delante de las obras de Álvaro Sellés. (Dani Alea)
José Luis Aguirre, sentado en un tórculo –prensa de estampar grabados–, delante de las obras de Álvaro Sellés. (Dani Alea)

Por vía materna, este clan folclórico e inmenso está emparentado con el poeta Jaime Gil de Biedma, primo hermano de la matriarca, a quien dedicó unos delicados versos cuando nacieron sus dos primeras hijas: “En el 52 has parido dos”, en alusión al nacimiento de Esperanza e Isabel en enero y noviembre del mismo año. “Los Gil de Biedma tienen mucha chispa, aunque los Aguirre tampoco eran sosos, tengo que decirte”, continúa José Luis, que representa una buena muestra de esa chispa a la que, según él, hacen alusión sus apellidos. “Yo estoy muy orgulloso de mi hermana Esperanza. También me ha abierto algunas puertas. Una vez me llevó a los toros en Las Ventas y alguna otra a un palco en la ópera”.

Además de José Luis, pintor y artista, la rama bohemia de la familia cuenta con ejemplares únicos como Isabel, Piedy y Rocío. La primera está hoy jubilada pero en su día formó parte del equipo del aclamado John Brealy, flamante director del gabinete de restauración del Metropolitan Museum de Nueva York y encargado de restaurar 'Las meninas', de Velázquez, y 'El expolio', de El Greco: “Nadie se atrevía a tocar esos cuadros y llamaron a este señor, y mi hermana, que estaba trabajando en el Metropolitan, vino con él”. Sus hermanas Piedy y Rocío no le andan a la zaga.

Apasionadas del flamenco, fundaron en los 90, junto a su gran amiga Mariola Orellana, la sala Caracol, referente y templo, y el lugar donde aristócratas y gitanos se mezclaban para agotar la noche junto a Lola Flores y Juan Habichuela. Ahí también trabajaba José Luis de camarero: “Recuerdo una noche que en una mesa estaba la cúpula del Ministerio del Interior y en otra los capos de la droga de Madrid”. Piedy, además, formó junto a su exmarido, Javier Cavero de Carondelet y Christou, duque de Bailén y marqués de Portugalete, una de las parejas icónicas de la Movida madrileña –movimiento, por otra parte, que muchos de los hermanos mayores del clan supieron disfrutar intensamente–, y anfitriones de invitados tan de resaltar como Andy Warhol, que a principios de los ochenta pasó por Madrid, o Madonna, protagonista absoluta de la fiesta flamenca que Piedy le organizó en 1998 y en la que tampoco faltaron Marta Sánchez o Miguel Bosé.

Fue precisamente la familia Cavero de Carondelet, grandes coleccionistas de arte y dueños entonces del 50% del Arturo Soria Plaza, quienes animaron a su cuñado a montar algo vinculado al arte en su centro comercial después del éxito que tuvo una expo que José Luis había organizado en un anticuario. “A finales de los ochenta muchos de mis amigos eran artistas, pintores, escultores, gente de la Movida… Entre ellos, mi exmujer Verónica Díaz de Bustamante, mi cuñado Carlos Díaz de Bustamante, Ouka Leele, prima segunda mía, el Hortelano, Ceesepe… Buscábamos lugares alternativos a las galerías para exponer y me animaron a montar una productora. Así nació Producciones Artísticas con Amor Sociedad Anónima PACASA”. Era 1989. Poco después, FLECHA desembarcaba en Arturo Soria Plaza.

¿Cómo llegó al centro comercial?

Lo acababan de abrir ese año y la familia Cavero quería dinamizarlo, así que me animaron a montar una exposición. La fecha ideal para ellos era febrero porque ya había pasado la Navidad, las rebajas de enero y tenían un tiempo muerto hasta las colecciones de primavera.

¿Cómo surgió el nombre?

Por entonces, ARCO se llevaba celebrando 10 años, así que se nos ocurrió hacer una especie de ‘off-Broadway’. Ahora hay un montón de ferias paralelas al mismo tiempo, pero antes no había ninguna. El nombre se nos ocurrió de coña: si ellos son el ARCO, nosotros somos la FLECHA. Y luego buscamos contenido para las letras: Fecha de Liberación de Espacios Comerciales Hacia el Arte. Si ARCO y sus satélites duran una semana, la FLECHA, como digo yo, surca el cielo de Madrid desde una semana antes hasta una después de la feria de arte contemporáneo.

placeholder En FLECHA, delante de la escultura de mármol 'Babel', del artista Borja Barrajón. (Dani Alea)
En FLECHA, delante de la escultura de mármol 'Babel', del artista Borja Barrajón. (Dani Alea)

Aunque José Luis se empeña en enumerar las ventajas –“Estamos ofreciendo un servicio cultural acercando el arte contemporáneo a la gente”–, también es consciente de los inconvenientes: “Dentro del mundo del arte hacer una exposición en un centro comercial te convierte en un bulto sospechoso”. Por eso, cuando notó que FLECHA no terminaba de arrancar, cogió el teléfono y llamó a los mejores: Antonio López, Isabel Muñoz, Eduardo Arroyo. “Me dijeron que sí. Durante muchos años hemos tenido grabados y obra digital de Antonio López (la exclusiva de la pintura la tiene la Marlborough), colgando al lado de autores noveles. ¿Imaginas lo que es para un artista joven que tu obra esté al lado de alguien tan importante?”.

En la exposición, dos enormes fotos en blanco y negro de Isabel Muñoz destacan entre obras de artistas noveles como el escultor Pablo Rebollo. Unas 300 obras de 54 artistas se distribuyen en las dos plantas de este museo improvisado que, según José Luis, visitan diez mil personas al día. Quién sabe si han venido a comprar medias o a deleitarse con las obras, añadiría un escéptico. En cualquier caso, toda ayuda es bienvenida, por eso agradece visitas como la de su hermana, que acudió a la inauguración de la feria siendo ella ministra de Cultura, o del también ministro Iñigo Méndez de Vigo. “Nos dan mucha visibilidad”.

FLECHA, haciendo honor a su nombre, no corta el aire sino vuela, y desde hace cinco años se celebra también en Bilbao y Palma de Mallorca. Barcelona se unirá a la lista en mayo. Además, todas las obras se pueden comprar a través de su web, flecha.es, porque si hay un centro comercial indiscutible en esta era, ese es internet.

A la calle por melenas

Ayuda es lo que necesitó José Luis antes de encontrar definitivamente su camino. “Mis pobres padres… Anda que no hemos sido heavys…”, comenta poniendo los ojos en blanco y sacudiendo la cabeza. A los 18, su padre lo echó de casa por llevar el pelo largo –”para él era una afrenta, como si fuese desnudo por la casa”– y se instaló en una buhardilla sin cuarto de baño ni calefacción. Tiempo después también vivió allí su hermano Santi, hoy presidente de la consultora inmobiliaria Savills Aguirre Newman, pero por entonces tan bala perdida como José Luis. “Las chicas jamás suspendimos. Siempre aprobábamos todo en junio con bastantes buenas notas. Mis hermanos eran otro cantar. José Luis y Santi lo llevaban peor”, contaba Piedy en 'La presidenta'.

Para ganar algo de dinero empezó a dar clases de guitarra a domicilio, un instrumento que aprendió a tocar de joven y siempre le ha acompañado: “La música me ayuda muchísimo. Cuando estoy preocupado, agobiado, me abrazo a mi guitarrita y uf… Me armoniza con el universo”. Aunque estudiaba Derecho, se pasaba el día abducido con la Movida, donde experimentó de todo –“A ver, no hemos sido yonquis. Según mi madre, porque ella no paraba de rezar”– e incluso montó un grupo, Bajas Pasiones, que cuenta en su haber con un éxito irrefutable: tocar en Rock-Ola, la sala de conciertos por antonomasia de aquella época, el último día que estuvo abierta: “Eso en mi currículum hay que ponerlo”.

placeholder En FLECHA, José Luis Aguirre posa con la escultura 'Boat II', de Curiá. (Dani Alea)
En FLECHA, José Luis Aguirre posa con la escultura 'Boat II', de Curiá. (Dani Alea)

Sus tumbos incluyeron un viaje de casi un año a Perú siguiendo los pasos de una novia peruana y una incursión en el mundo de la producción cinematográfica y publicitaria de la mano del director de cine José Luis Borau –”Un tío maravilloso que me enseñó dos cosas: a disfrutar del té ahumado lapsang souchong, su favorito, y a ser puntual”–. Durante esa época, por cierto, descubrieron a Leticia Sabater tras elegirla en un casting para un anuncio de tónica. Como no parecía encajar realmente en ningún sitio –tampoco en ninguno de los departamentos de la empresa Minero Siderúrgica de Ponferrada, que dirigía su padre y por donde le hizo pasar–, con 33 años decidió marcharse a Nueva York para estudiar pintura en la Arts Student League. “Mi padre me ayudó. Supongo que estaba desesperado”.

Los bandazos en su trayectoria profesional no se corresponden con su continuidad en el ámbito emocional, donde José Luis se define “monógamo sucesivo”, y ha estado casi 20 años casado con la artista Verónica Díaz de Bustamante, con la que ha tenido tres hijas: Violeta, de 28 años, escultora y pintora; Oliva, de 26, empresaria, y Vera, de 24, música y compositora. Hoy José Luis sale con Pilar Cavero, una abogada laboralista socia de honor del reputado despacho Cuatrecasas y responsable, según su novio, de convertir el departamento de laboral de la firma en el número uno de Europa. Pilar es además hermana de Lourdes Cavero, esposa del expresidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González. Más allá de las amistades que les unen, ambos están conectados también por el arte, ya que Pilar y su hermana son socias de la conocida casa de subastas Segre, donde se puja por arte y artículos de lujo.

La mañana toca a su fin y aún tenemos que hacer las fotos. “Salgo muy serio. Contadme un chiste”, exclama este hombre que acostumbra a cubrir con humor sus fragilidades. El repaso de su vida le ha dejado pensativo y melancólico. Entonces recuerdo sus palabras cuando llamé para hacer esta entrevista. “¿Cuál va a ser el titular?”, me preguntó antes de aceptar, como si yo fuese capaz de adivinar las historias que me iba a contar. Y tras escuchar mi risa añadió: “Si sale FLECHA a saco paco, yo me inmolo encantado”.

El Aguirre más personal

José Luis Aguirre ha abierto su álbum de fotos y recuerdos para compartir con nosotros algunas escenas importantes que forman parte de su vida.

1. De pie, Santiago Aguirre en brazos del Ama Victoria. Sentados Isabel, Esperanza, Piedy, María y José Luis. Años 60 en La Granjilla, El Escorial.

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2. Boda de la tía María Luisa Gil de Biedma en Segovia, años 70. De izda a dcha. Esperanza, Mayuca Gil de Biedma, Isabel, Casilda Cabañés (esposa de Félix Aguirre), el patriarca José Luis Aguirre y Borrell, Piedy, Félix Aguirre, María, la abuela Esperanza Borrell y José Luis.

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3. Autorretrato de José Luis Aguirre. Año 2007.

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4. Concierto del grupo de José Luis Aguirre, Bajas Pasiones, en Rock-Ola, el 15 de marzo de 1985, día en que cerró la sala de conciertos.

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No hay acontecimiento relativo al PP en el que Esperanza Aguirre no tenga opinión que ofrecer, más aún si este implica altas dosis de follón. Así ocurrió la semana pasada con el enfrentamiento a cara de perro entre los examigos Pablo Casado –su antiguo protegido– e Isabel Díaz Ayuso –su nueva favorita–, en el que se ha convertido en el suceso pepero del mes –y puede que del año–, a cuenta de una cantidad cobrada por el hermano de la presidenta de la Comunidad de Madrid tras la adjudicación a un amigo suyo de un contrato para comprar mascarillas en plena pandemia y que ha desencadenado la debacle.

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