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Muere Teresa Berganza: anécdota en un convento, amores y el gran amante de la diva
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A los 89 años

Muere Teresa Berganza: anécdota en un convento, amores y el gran amante de la diva

Recordamos a Teresa Berganza, una de las mezzosopranos más exitosas de España, a través de su vida personal, su personalidad de diva y anécdotas

Foto: Teresa Berganza, en una imagen de archivo de 2013. (EFE/Aja)
Teresa Berganza, en una imagen de archivo de 2013. (EFE/Aja)

El mundo de la música clásica se ha enfrentado hoy a la triste noticia del fallecimiento de Teresa Berganza, una de las mezzosopranos españolas más exitosas del siglo pasado. Han sido los familiares de la artista los que han confirmado que la potente voz de la artista permanecerá en el recuerdo y en la música que nos dejó tras 53 años en activo. Rápidamente, la Fundación Princesa de Asturias se hizo eco de la partida de la que recibiera el Premio Príncipe de Asturias de las Artes de 1991 junto a Victoria de los Ángeles, Montserrat Caballé, José Carreras, Pilar Lorengar, Alfredo Kraus y Plácido Domingo.

Un reconocimiento al que también se sumó Andrea Levy a través de Twitter. La política del Partido Popular quiso compartir con su comunidad virtual un vídeo de la actuación de Teresa Berganza en el Museo del Prado de Madrid, en 1987, donde sale a relucir su espléndida voz y técnica musical.

La personalidad rebosante de energía de Teresa, reconocida internacionalmente como una de las mejores exponentes de música lírica, era uno de los rasgos más reseñables de sus apariciones públicas. Alegre, luchadora, talentosa, pasional... Son adjetivos que nos ayudan a responder la pregunta que hoy nos planteamos. ¿Quién era la Berganza más allá de su música? Nos damos a la tarea de hallar la respuesta a esta cuestión a través de las anécdotas de su vida, su faceta familiar, sus amores y su gran amante.

Juventud con escapada religiosa

placeholder Teresa Berganza, en una imagen de archivo. (Cordon Press)
Teresa Berganza, en una imagen de archivo. (Cordon Press)

Vino al mundo con el nombre Teresa Berganza Vargas el 16 de marzo de 1933 en Madrid y en una entrevista con 'El Mundo', de la que se desconoce la fecha, la artista ya hablaba de lo mucho que disfrutaba de su casa en San Lorenzo de El Escorial. "Si un día enfermo de gota y abren la puerta de la Basílica, podré oír misa desde mi cama", dijo en ese entonces para ejemplificar la cercanía de su piso de 400 metros cuadrados con el real templo. Fue precisamente en el municipio de la Comunidad de Madrid donde dio su último aliento a los 89 años.

Sobre su infancia, lo cierto es que no se sabe mucho más allá de que mostró interés por el canto desde temprana edad. Sin embargo, en conversación con el citado medio también habló de una anécdota de cuando tenía solo 15 años. Reconoció al entrevistador que le dijo a su padre que se iba de excursión y que, en un arrebato místico, se escapó a un convento. Sobre sus creencias religiosas no tuvo problema en declararse católica en varias ocasiones y creía fielmente en la obligación de pasar por el mundo haciendo el bien. La crianza que recibió fue, sin embargo, muy dispar. Su madre era católica y monárquica, y su padre era un contable apasionado por la música y la literatura, además de ateo y muy de izquierdas, según sus propias palabras.

Una vez fue 'rescatada' por su progenitor, Berganza se formó en el Conservatorio de Madrid y no tardó en ganarse el reconocimiento internacional con su debut en el Festival Aix-en-Provence en 1957. Cursó todas las disciplinas, desde piano, órgano y armonía hasta composición y dirección de orquesta.

Su personalidad de diva

placeholder Teresa Berganza, en una imagen de archivo. (EFE)
Teresa Berganza, en una imagen de archivo. (EFE)

Teresa de Berganza fue una auténtica diva de su época, en el mejor sentido de la palabra. La artista sabía perfectamente que tenía un talento que pocas veces se repite de generación en generación y eso, en consecuencia, le daba la seguridad necesaria para mantenerse perfectamente inalterada ante las malas críticas o hallar la fortaleza para salir de ciertas situaciones.

Suele ocurrir que los artistas patrios no encuentran la gloria en su propia tierra y su caso no fue la excepción. Tras su primera actuación pública con 20 años en el Ateneo de Madrid, que evaluó como buena pese a lo complicado que era el repertorio, habló sin problema y casi con orgullo de una crítica negativa que recibió. "Un crítico dijo entonces que era mejor que me dedicase a la canción popular, lo debió pasar muy mal viéndome triunfar en todo el mundo", comentó para después recordar que tomó una buena decisión al marcharse de España, pues regresó llena de gloria.

Profesora, después de ser la mezzosoprano del siglo

placeholder Teresa Berganza, dando clases en 2015. (EFE/Gimeno)
Teresa Berganza, dando clases en 2015. (EFE/Gimeno)

Hablar de Teresa sin hablar de su música es absolutamente imposible, la una vivía en la otra a tal punto que después de 53 años cantando, con todo el esfuerzo y trabajo que eso supone, siguió dedicándose a la lírica de la manera más desinteresada posible. Desde 2008 pasó a formar parte de la Escuela Superior de Música Reina Sofía, tras heredar la cátedra de Canto que impartía su gran amigo Alfredo Kraus. Todos los que pasaron por sus clases llenas de pasión y mucho arte aprendieron de una de las mejores de su época.

Esta etapa de su vida fue una de las que más disfrutó, pese a ya no tener la gloria y la euforia de los escenarios. Confesó en la citada entrevista que disfrutaba despertándose sin prisas, leyendo la prensa, dándose una buena ducha, un buen masaje, hablando por teléfono, dando clases y escuchando música.

Familia, marido y su gran amante

placeholder Teresa Berganza y Ruggero Raimondi, interpretando a Carmen y Escamillo en la ópera 'Carmen' de Georges Bizet en 1980. (Cordon Press)
Teresa Berganza y Ruggero Raimondi, interpretando a Carmen y Escamillo en la ópera 'Carmen' de Georges Bizet en 1980. (Cordon Press)

En 1957 se casó con Félix Lavilla (fallecido en 2013), un pianista vasco con quien trabajó durante muchos años y con quien tuvo sus tres hijos. El matrimonio fue feliz durante 20 años y no trascendió a los medios el motivo por el que la mezzosoprano decidió separarse. Sin embargo, sí reconoció que fue la canción 'Liberté' en la ópera 'Carmen' de Bizet (la de la imagen) la que le dio la fuerza necesaria para separarse de su marido y tener "libertad de espíritu". Sus hijos llevan una vida alejada del foco mediático, pero se sabe que Teresa la convirtió en abuela, pues tuvo dos hijas; su hijo Javier se dedicó a la grabación de discos de música clásica, y Cecilia sí siguió sus pasos, persiguiendo una carrera como soprano lírica.

Después del divorcio tuvo una relación con el sacerdote José Rifá, que lamentablemente no llegó a buen término, pues tras un periodo de tiempo este decidió volver al celibato y a los hábitos. Confesó que faltó amor en sus relaciones, ese que vio siempre entre sus padres, pero halló refugio en su gran pasión y en sus hijos. Habrá tenido conquistas, pero ninguna supera a su gran amante: su voz. "Mi voz es mi amante: gozo y sufro por ella. Siempre he vivido enamorada, pero ni siquiera mi amor hacia un hombre ha sido tan grande como mi amor a la música. Solo mis hijos están por encima", desveló.

placeholder Teresa Berganza, en una imagen de archivo de 1989. (Cordon Press)
Teresa Berganza, en una imagen de archivo de 1989. (Cordon Press)

Música, amor, arte, éxito, gloria, tranquilidad y pasión. La vida de Teresa Berganza ha dado para mucho y no cabe duda de que en sus 89 años lo que más hizo fue, precisamente, vivir. Desde Vanitatis, le transmitimos nuestro más sentido pésame a su familia y amigos.

El mundo de la música clásica se ha enfrentado hoy a la triste noticia del fallecimiento de Teresa Berganza, una de las mezzosopranos españolas más exitosas del siglo pasado. Han sido los familiares de la artista los que han confirmado que la potente voz de la artista permanecerá en el recuerdo y en la música que nos dejó tras 53 años en activo. Rápidamente, la Fundación Princesa de Asturias se hizo eco de la partida de la que recibiera el Premio Príncipe de Asturias de las Artes de 1991 junto a Victoria de los Ángeles, Montserrat Caballé, José Carreras, Pilar Lorengar, Alfredo Kraus y Plácido Domingo.

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