Hablamos con Covadonga O'Shea sobre sus memorias: "Estuve a punto de casarme, pero mi elección fue otra"

Covadonga O’Shea, periodista por vocación, tuvo la suerte de nacer en una familia donde a las mujeres les daban la posibilidad de estudiar carreras universitarias igual que a los varones. Nació en plena guerra civil, con un padre en el frente y una casa quemada. Esos primeros años los pasó con su bisabuela, que marcó esa infancia igual que la figura de su padre, al que adoraba. Creó la revista 'Telva' con un contenido muy parecido al de las revistas francesas que llegaban a su casa. Tuvo muy clara su vocación periodística aunque en esos primeros años le habría gustado ser corresponsal de guerra. Todo esto forma parte de un histórico vital que cuenta en 'Volver a vivir' (La Esfera), su libro de memorias.

El título es muy sugerente, 'Volvería a vivir', ¿no cambiarías nada?

Quiero decir que, realmente, la vida es un regalo de Dios muy serio. He tenido mucha suerte de tener unos padres como los que he tenido, de recibir la educación que recibí, en el ambiente en el que me he desarrollado profesionalmente. Y las cosas que he podido hacer a lo largo de todos estos años. He tenido muchos momentos de dificultad, de tristezas, de pena..., pero volvería a vivirlo todo.

El papel de tu bisabuela en tu vida es muy importante en esos primeros años...

Nací en plena guerra civil. Antes de irse nos dejó con mi bisabuela porque nos habían quemado nuestra casa de Las Arenas. Mi padre me conoció cuando mi madre me llevó a Zaragoza. Era una mujer potente, fuerte, con mucho carácter, que mandaba mucho y yo la quería con todo el alma. Mi 'bisa' fue para mí una mujer muy importante.

Las mujeres de tu familia están muy presentes en este libro. Tu bisabuela, tu madre, tu aña (nanny)...

Sí, pero sobre todo mi padre. Era un hombre inteligente, bueno, muy simpático. Caía bien a todo el mundo y era un gran trabajador. Era ingeniero, salía por la mañana a las nueve en punto para irse a la fábrica de Altos Hornos y volvía tarde. Estaba muy unida a él y salíamos juntos a los toros, a comer...

¿Qué te ha llevado a escribir tus recuerdos?

Me he pasado toda mi vida escribiendo. Siempre pensaba: qué suerte he tenido con mis vivencias, con mis viajes, con mis experiencias, con la gente que he conocido gracias a mi profesión. Y todo ese cóctel vital es el que he querido compartir en este libro porque lo he pasado muy bien.

Tuviste una infancia y juventud privilegiadas.

Tanto como privilegiada no, pero sí muy feliz. Teníamos la suerte de vivir en una punta de España en la que estábamos muy cerca de Inglaterra y Francia. Aprendí idiomas, pude estudiar fuera. Mi abuelo, al que mataron en la guerra y al que no conocí, era un hombre con una cultura tremenda y mi padre también. Y mi madre era una mujer muy abierta. Comenzó a estudiar Filosofia y Letras cuando no era habitual que una mujer hiciera una carrera universitaria. Y todo eso nos llegó a nosotros.

Cuentas cómo en tu generación las mujeres de la burguesía no hacían carreras superiores...

Así era, pero en casa nos dieron todas las posibilidades. Mi hermana Paloma estudió los últimos cursos de su carrera de piano en París. Vivíamos en una sociedad muy cerrada porque nos conocíamos todos, pero a la vez muy abierta porque viajábamos y teníamos otras perspectivas.

¿Tuviste siempre clara tu vocación profesional?

En casa había revistas como 'París Match', 'Life', 'Elle', 'Jour de France'. No era habitual en las familias tener prensa extranjera. Cuando me plantearon crear 'Telva' me pareció algo muy interesante, muy divertido. Tampoco viajar fuera de España a ver las colecciones. Y te diré que en realidad lo que yo quería era ser corresponsal de guerra. Y acabé metida en una gran bomba, que era crear una revista nueva y que no fuera de recetas de cocina.

Es llamativo que a vosotras os educaron para que fuerais mujeres independientes y no exclusivamente madres de familia.

En casa tenían muy claro que la educación en todos los sentidos era la mejor herencia.

Has conocido a gente importante gracias a tu profesión. Aparentemente, parecen felices porque tienen dinero, poder y la vida les sonríe.

Todo hijo de vecino tiene su montaña rusa particular. Sus luces y sus sombras. Pero si haces una entrevista donde están vendiendo su producto que es lujo no van a contar lo mal que lo pasan.

¿Con quién tuviste más cercanía de la gente que has conocido?

Armani es un hombre muy sencillo, muy de verdad, y tengo una relación muy personal. Una de las cosas que me han servido en mi vida y también para sacar 'Telva' adelante es que me gusta mucho tratar a la gente. Y sé conectar con ellos.

¿Qué es el poder para ti? Tú lo has vivido personalmente. Tanto por ti como por tu familia política, al haber sido cuñada de Emilio Botín.

La capacidad de hacer muchas cosas. Y nada más. Nunca lo he utilizado. Soy una persona muy normal. No sé si lo habré conseguido, pero he procurado tratar siempre bien a la gente. Y sobre todo lo que he hecho es no venderme.

Cuando estás arriba tienes gente aduladora, invitaciones, llamadas continuas de teléfono. ¿Cuando dejaste de dirigir 'Telva' notaste las ausencias?

No lo he pensado mucho, con lo cual no me ha debido afectar. Además, continué trabajando.

Siempre has mostrado tus creencias religiosas y tu pertenencia al Opus Dei. ¿Has tenido problemas por hacerlo?

No, en absoluto, y si los hubiera tenido, mi contestación habría sido muy clara. "Yo te acepto como eres, haz lo mismo conmigo". Yo no he presumido de mis creencias. Las vivo y ya está.

Dedicas un capítulo a tu elección de vida, que fue no formar una familia propia. Un coste personal alto...

Nadie me obligaba y, por lo tanto, esa elección fue muy pensada y libre.

Cuentas en un capítulo que tuviste un novio...

Sí, un novio para casarnos. Había acabado la carrera y la que estaba estudiando era yo. Lo teníamos todo preparado. Fue un cambio radical. Tenía 21 años. Si tienes fe y crees que eso es lo que quiere Dios, ¿qué hago yo haciendo lo contrario?

¿Y cómo explicaste en tu casa tu decisión de que no hubiese boda, ni novio, ni nada?

Mi padre, que me quería tantísimo, fue muy claro: “Que haga lo que crea. Es su vida”. Gracias a Dios nunca tuve dudas.

Tú misma cuentas en el libro la mala prensa que en algunos sectores tenía y tiene el Opus Dei, que solo se ocupa de gente con un nivel alto en todos los aspectos.

Lo que me parece, y por eso lo explico, es que si yo había dado ese paso importante de vida, lo quería compartir.