El dato que lo vincula con Napoleón o su romance con Priscilla Presley: el Julio Iglesias más desconocido
El cantante celebra sus ocho décadas de una vida en la que no han faltado anécdotas y curiosidades, algunas incluso desde el vientre materno
Julio Iglesias cumple 80 años este sábado y se encuentra en perfecto estado de revista, como él mismo confirmaba hace poco a través de su cuenta de Instagram. Fue muy claro al explicar que el hecho de haber elegido un tiempo de soledad no tenía nada que ver con su estado anímico y físico. Rubricaba esa afirmación con una frase que ha convertido en mantra: "Nunca he tenido la mente más clara", decía. El mensaje que lanzaba era que estaba feliz trabajando y escribiendo de nuevo sus memorias, que ya publicó en 1981 en la revista 'Protagonistas'.
Aunque hay algunos aspectos de su vida que no son tan notorios. Por eso, en este aniversario descubrimos algunos datos de la vida de Julio Iglesias desconocidos para el gran público. Por ejemplo, su romance con Priscilla Presley, sus meriendas con Isabel Preysler en una cafetería de la calle Recoletos, su depresión, sus desencuentros con su madre, Charo de la Cueva, su relación profesional con Juan Pardo y el tema 'Un canto a Galicia'. Historias y anécdotas que hoy vuelven a tener actualidad y que forman parte de su vida.
El 23 de septiembre de 1943, Rosario de la Cueva traía al mundo un bebé del que se desconocía el sexo. No fue un parto fácil y cuando llegó el momento, además del médico, también estuvo un cura. La curiosidad de este parto es que la madre contaba que ya había escuchado el llanto dentro del vientre. Un caso que, aunque extraño, también figura en la biografía de Napoleón Bonaparte y Julio César. Los estudiosos de este tipo de casos aseguraban que los niños a los que se les escucha antes de ver la luz serán más tarde seres privilegiados. Pero también solitarios. Y así llegó al mundo el primogénito Iglesias de la Cueva.
En estos primeros momentos, ya comenzaba la leyenda. La madre quiso que recibiera en el bautismo el nombre de Julio César, como el emperador. El confesor de Charo de la Cueva se lo impidió, aduciendo que no estaba en el santoral. Finalmente recibió el sacramento como Julio José, que es también el nombre de su hijo mayor.
Gracias a Manuela Vargas, Julio Iglesias conoció a Isabel Preysler. Juan Olmedilla, su amigo de aquellos años, organizaba en su casa una fiesta a la que no pensaba ir porque al día siguiente tenía un vuelo a Londres para encontrarse con su novia de entonces. El homenaje a la bailaora le hizo cambiar de opinión. Fue la primera vez que vio de lejos a la que tiempo después se convertiría en su mujer tras quedarse embarazada de Chábeli. Ni los padres de Isabel ni los de Julio estaban muy de acuerdo con esa boda, pero eran tiempos en los que no era posible una madre soltera. Julio siempre estuvo muy unido a su padre y un poco menos a Charo de la Cueva.
El viaje de novios lo hicieron a Maspalomas, al sur de Gran Canaria. Era lo más lejos que se viajaba y resultaba un destino muy exótico. Julio ejerce a su manera de recién casado y sigue componiendo a pesar del disgusto de Isabel. Tiene 19 años y un embarazo por sorpresa. En esos días compone el tema 'Como el álamo al camino', donde declara las bases de su nuevo matrimonio. La primera estrofa acaba con la siguiente frase: "Como el sauce lo es al río, mi amor a tu amor fue fiel”. Con el tiempo, el álamo y el sauce sucumbieron a las infidelidades.
En aquellas primeras memorias de 1981, Julio Iglesias reconoce que la causa principal de su separación (infidelidades aparte) fue que se "esclavizó" a su profesión. Las necesidades son diferentes y los caminos se bifurcan: "Considero que debo seguir adelante. Ella no. La culpa es un cincuenta por ciento de cada uno". Se divorcian oficialmente y años después conseguirían la nulidad en el tribunal de Brooklyn, en Nueva York. En aquella ciudad, por cierto, es en la que se dice que cenó por primera vez con Priscilla Presley, a la que, parece ser, conoció en el Festival de Viña del Mar. Unas fotografías juntos, también publicadas en el 81, dieron la señal de alarma sobre un romance. Julio, sin embargo, fue escueto cuando le preguntaron por la viuda de Elvis: "Priscilla es una gran amiga a la que quiero y respeto".
Hubo dos momentos cruciales en su vida. Uno es muy conocido, el secuestro del doctor Iglesias, su padre, por el grupo terrorista ETA. Otro, una depresión que sufrió en 1980. El psiquiatra le recomienda entonces que ocupe su mente en lo que es su vocación. No le receta medicamentos y sí que siga "escalando esa piedra vertical que usted se ha empeñado en subir".
Una de las anécdotas más desconocidas es que sus dos Rolls-Royce ardieron en su propia casa. Estaban bajo una marquesina de plástico que comenzó a quemarse sin que nadie se diera cuenta. Solo quedó la matrícula de uno, la efigie de la marca y los tapacubos. No sufrió por esta pérdida porque se compró otros dos. Decía que le gustaba conducirlos con los pies descalzos.
En realidad poco se sabe de cómo se gestó 'Un canto a Galicia'. Fue y sigue siendo uno de sus éxitos más escuchados. En aquellos años tenía una relación profesional con Juan Pardo, que le escribió varios temas. Uno de ellos pudo ser precisamente ese himno gallego. Si es leyenda o realidad, solo los protagonistas lo saben.
Durante la pandemia, Julio Iglesias retomó sus memorias. Él mismo contaba en sus redes sociales que está harto de inventos y elucubraciones, y que por eso quería dejar escritos sus recuerdos. Quizá en estas nuevas cuente aquel tema en el que no quiso entrar en 1981. En aquel momento explicaba: "Tengo un derecho insoslayable a quedarme con esa última verdad que yo solo sé. Ese misterio quiero que venga conmigo a la tumba. Hay algo que no diré jamás, ¡a nadie!".
Julio Iglesias cumple 80 años este sábado y se encuentra en perfecto estado de revista, como él mismo confirmaba hace poco a través de su cuenta de Instagram. Fue muy claro al explicar que el hecho de haber elegido un tiempo de soledad no tenía nada que ver con su estado anímico y físico. Rubricaba esa afirmación con una frase que ha convertido en mantra: "Nunca he tenido la mente más clara", decía. El mensaje que lanzaba era que estaba feliz trabajando y escribiendo de nuevo sus memorias, que ya publicó en 1981 en la revista 'Protagonistas'.
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