Primicia | La lucha por el marquesado de Távara llega a la Audiencia Nacional
Almudena de Arteaga, duquesa del Infantado, lleva desde 2018 luchando por recuperar el título que ostentó su hermano, Íñigo de Arteaga, fallecido trágicamente en un accidente de avioneta
Almudena de Arteaga, duquesa del Infantado y cabeza, por tanto, de una de las casas nobles más importantes de España, lleva desde 2018 luchando por recuperar la titularidad del marquesado de Távara.
Ostentado primero por su hermano Íñigo, tristemente fallecido en un trágico accidente de avioneta, y posteriormente por su padre, tras la muerte de este solicitó, junto con el resto de títulos, al Ministerio de Justicia que todos ellos pasasen a su nombre.
Todos le fueron otorgados menos el marquesado de Távara, por el que lleva cinco años batallando en los tribunales y que ahora mismo se encuentra encallado en la Audiencia Nacional. “He recurrido y voy a luchar por él hasta que pueda”, ha sentenciado en conversación con Vanitatis.
Este medio ha tenido acceso a la última sentencia emitida por la Sala de lo Contencioso de la Audiencia Nacional, cuyo fallo vuelve a tirar por tierra las pretensiones de la aristócrata a este respecto. No solo desestima el recurso interpuesto, sino que “manda expedir, sin perjuicio de mejor derecho, Real Carta de Sucesión como marquesa de Távara con Grandeza de España a favor de doña Pilar Paloma de Casanova”. Por supuesto, las costas deberá abonarlas la duquesa del Infantado.
No obstante, Almudena de Arteaga no piensa rendirse y por el honor de su hermano se muestra inasequible al desaliento en su cruzada contra la duquesa de Maqueda y madre del conde de Cabra, quien, por gracia del Ministerio de Justicia, presume desde el 15 de marzo de 2022 de ser la vigesimoprimera marquesa de Távara.
Una lucha de más de un lustro
El marquesado de Távara, creado por el emperador Carlos V en 1541 y que hace referencia a la localidad zamorana homónima, llevaba en la familia Arteaga desde hace más de 140 años, cuando fue rehabilitado tras varias décadas sin que nadie lo reclamase.
María de la Concepción de Arteaga y Gutiérrez de la Concha, Inés María de Arteaga y Gutiérrez de la Concha, María Belén de Arteaga y Falguera, Íñigo de Arteaga y Martín (en dos etapas) e Íñigo de Arteaga y Alcázar han sido los últimos cinco en hacerlo, manteniendo el título durante más de 40 años en la familia, perpetuando la prescripción que asegura su permanencia en esa rama de la familia.
Tras el fallecimiento de su tía María, enfermera de la Cruz Roja en la Guerra Civil y una gran mecenas del arte (muchos de sus cuadros fueron cedidos por ella misma a varios museos), el título lo ostentó el padre de la célebre escritora, Íñigo de Arteaga y Martín, entre 1995 y 2002, cuando decidió cedérselo a su hijo Íñigo, que lo llevó hasta 2012, fecha en que falleció en un trágico accidente de avioneta, momento en que volvió a su padre, que murió en 2018.
Esta prescripción, lamentablemente, fue una de las cuestiones tumbadas por el Consejo de Estado, máximo órgano consultivo del Gobierno, que entre otras cosas aseguró que, al morir su tía sin descendencia, "agotó la línea usucapiente abierta" tras recaer en el difunto duque del Infantado.
De hecho, la sentencia recoge de nuevo este dictamen: “El derecho a suceder en el título nobiliario no se deriva de la anterior posesión del mismo por otra persona, el ascendiente u otro pariente próximo, sino que se recibe del fundado por pertenecer al linaje”. Y continúa: “La decisión de la Administración ha de hacerse en favor del titular del mejor derecho”. En este caso, para la Sala, se trata de Pilar Paloma de Casanova “en aplicación de los principios de primogenitura y representación ya que ambas tienen un ascendiente común”.
Por tanto, según queda reflejado en la sentencia a la que ha tenido acceso Vanitatis, “al contrario de lo que sostiene la parte demandante (liderada por Almudena de Arteaga), el hecho de la titularidad formal por parte de su padre no le otorga el derecho que reclama sobre la dignidad nobiliaria”. “El mejor derecho de la codemandada doña Pilar Paloma de Casanova era evidente, inmediatamente constatable y materialmente incontrovertible”, asegura tajante al respecto.
No obstante, la duquesa del Infantado, como decíamos, ya ha presentado un recurso de apelación contra esta sentencia y continuará luchando en todas las instancias que le sea posible hasta conseguir el objetivo de recuperar el título que un día ostentó su hermano y que para ella forma parte del legado familiar de los Arteaga. “La responsabilidad no es solo no dilapidar lo que recibes, sino mantenerlo e incluso, si se puede, agrandarlo”, declaró hace unos meses a Vanitatis. Y esta pugna no deja de ir en esta misma línea.
Almudena de Arteaga, duquesa del Infantado y cabeza, por tanto, de una de las casas nobles más importantes de España, lleva desde 2018 luchando por recuperar la titularidad del marquesado de Távara.