Hablamos con Carmen Calvo: "Me he sentido ninguneada por ser mujer incluso en mi propio partido"

Carmen Calvo ha ostentado diversos cargos de responsabilidad en los sucesivos Gobiernos del PSOE con dedicación absoluta. Ahora preside el Consejo de Estado y tiene más tiempo para dedicarle a su familia y al ocio. Y sobre todo a sus nietos, de los que dice que son una experiencia delirante.

Acaba de publicar un libro, ‘Nosotras. El feminismo en la democracia’ (Planeta), donde reivindica esta palabra que es muy utilizada en los tiempos que corren. Asegura que es complicado mantener una relación de pareja y afirma que en ocasiones ha vivido lo que es el ninguneo. Reconoce que el acoso se da en todos los sectores de la sociedad, incluido su partido. Uno de los momentos más duros de su vida fue cuando padeció covid y pensaba que se iba a morir en soledad. Sufrió un estrés postraumático que coincidió con la muerte de su hermano.

¿Este libro es una reivindicación?

Es un ensayo del feminismo, ahora que a cualquier cosa se le pone ese nombre. Es la democracia para las mujeres porque es la democracia la que tiene que responder por nuestros derechos. La exigencia del respeto en todas sus variantes. La verdadera independencia para las mujeres es serlo económicamente.

Algunas personas piensan que en nombre del feminismo se están viviendo situaciones que nada tienen que ver y que hacen daño a lo que es la esencia del mismo, ¿qué piensas?

Lo que hay es una utilización banal del término. A cualquier cosa que se le ocurre a alguien le ponen esta etiqueta y entonces consideran que está resuelto. No es así. Y por eso hay que decirlo, como he hecho siempre, para que no se utilice mal.

En las empresas del Ibex y en los medios de comunicación, los cargos importantes siguen en manos de hombres.

Así es. Parece como si el poder económico y mediático se resistiera. Cuando vemos las fotos de las reuniones de empresas tecnológicas y multinacionales, apenas hay mujeres. Hay una ley de paridad que no siempre se cumple. Las cuotas son necesarias.

Mucha gente dice que hay mujeres con un perfil simple e inútil que ocupan puestos de relevancia, sobre todo en política, ¿qué opinas tú?

Eso no vale. Hay también hombres inútiles y, por lo tanto, las mujeres que tengan esas mismas características tienen el mismo derecho. Habrá mujeres más válidas, menos válidas, pero el primer salto es estar. Y luego habrá un salto cualitativo en el que se depure quién vale y quién no. De hombres inútiles está la historia y las instituciones llenas.

¿La maternidad es un techo de cristal?

En mi libro propongo ese gran debate integral sobre esta cuestión. Siempre se aborda de una manera parcial y fragmentada. Y sobre todo en las mujeres jóvenes, cuyos currículos profesionales se ven muy alterados por esta circunstancia.

Aún se les pregunta a las mujeres en las entrevistas de trabajo cuál es su proyecto de vida a la hora de tener hijos.

Es ilegal y por lo tanto denunciable. Nadie imaginaba que un hombre de raza negra pudiera ser presidente de Estados Unidos.

¿Para cuándo en España una candidatura a la presidencia de Gobierno de una mujer?

Cuanto antes, mejor. Ya la tuvo Francia, Reino Unido, Alemania y ahora en Italia es una mujer. Somos el único país de los grandes de la Unión Europea donde no hay una mujer en la cúpula del Gobierno. Tienen que ser las propias mujeres las que impongan su fuerza.

¿Te has sentido ninguneada en algún momento por ser mujer?

Sí, en mi propio partido y en las instituciones.

¿En los partidos también hay acoso?

Claro que hay de todo y cada vez se habla más. He visto denuncias de mujeres con hombres que forman parte de su mismo espacio político. Desgraciadamente, hay acoso en todos los lugares donde las mujeres nos movemos. Siempre hay un varón con esa mentalidad.

Hay calumnias que hacen mucho daño cuando se dice que una mujer está en un lugar determinado por los favores sexuales al jefe...

Así es. Hay que luchar contra eso como sea. Son insinuaciones injuriosas contra el honor y la imagen pública que se dan a menudo y destruyen la honorabilidad de una manera tremenda. En el mundo de la política, de la empresa, en cualquier sector. El problema es que esa maledicencia y esa malignidad a veces no se sabe de dónde vienen.

Acabas de escribir este libro que requiere mucho esfuerzo. ¿Cómo lo haces?

Desde que salí del Gobierno he tenido una vida más tranquila, más ordenada. El Gobierno es una trituradora de vida personal. A las siete estás al teléfono y a la una de la madrugada sigues, y esto es así todo los días del año. Ahora puedo programarme los fines de semana, que antes no existían.

Sigues con la responsabilidad de la presidencia del Consejo de Estado. ¿Qué haces ahora con tu tiempo?

Soy una persona muy sociable y casera, procuro hacer algo que va contra los tiempos. Mi ocio es para no hacer nada, no planifico y no tengo obligación de nada.

¿Es complicado tener pareja con perfiles como el tuyo?

En determinados niveles de profesiones y responsabilidades, sí. Fundamentalmente hay muchos hombres que se echan para atrás. Les cuesta trabajo medirse con mujeres que han desplegado muchas velas laborales y políticas. En muchos casos, cuando no vas un paso atrás, resulta complicado.

¿Tu hija te ha echado en cara que no estuvieras en casa cuando volvía del colegio?

Cuando me lancé a la vida pública, mi hija ya tenía 16 años. Con lo cual fue relativamente cómodo.

¿Y tu papel de abuela?

Tengo dos, y es una experiencia maravillosa y amorosa delirante. Les digo que son los más guapos de Europa y mi hija me dice: "Mamá, lo peor es que te lo crees". En ese ocio del que hablaba, ellos ocupan un lugar muy importante. Me he hecho experta en temas futboleros.

Ellos son la generación de las redes sociales. ¿Es posible poner puertas al campo de las tecnologías?

Por supuesto que sí. No puede haber un invento que pueda ser pernicioso en algunos aspectos y decir que no hay nada que hacer. Por ejemplo, la inteligencia artificial va a ayudar en muchas cosas, pero tenemos la obligación de controlar el lado negativo y no tener miedo a decir: "Eso no".

Tuviste covid, ¿cómo recuerdas ese tiempo en el hospital?

Estuve muy mal, fue muy duro. Pensaba que me iba a morir sola. Aquello me causó un estrés postraumático al que no le pude dedicar tiempo porque me incorporé enseguida a mi puesto de vicepresidenta. Con posterioridad dio la cara y tuve un momento muy difícil. Mis amigos médicos me lo decían: “Carmen, ahora te ha salido lo que viviste”. Y con la muerte de mi hermano me salió todo y tuve que enfrentarme e intentar resolverlo.

¿Con ayuda?

Si. El estrés me dejó miedo a morirme y me tuvieron que ayudar para darle la vuelta.