La reacción de Ágatha Ruiz de la Prada ante la orden de la Audiencia Nacional de demoler su piscina de Mallorca

Ágatha Ruiz de la Prada está recién llegada de Andorra, donde presentó su libro de memorias. Está tranquila y no se agobia con la noticia publicada en el diario mallorquín 'Última Hora', que asegura que la Audiencia Nacional ha ordenado la demolición de dos zonas de Son Servera, la finca de la Costa de los Pinos propiedad de la diseñadora. Se trataría, por un lado, de la piscina y la zona que la rodea; por otro, del embarcadero por el que se accede directamente al mar.

La diseñadora ha sido la que ha explicado a Vanitatis cómo se encuentra este asunto que arrastra desde hace muchos años: "Es la historia interminable. Seguimos con juicios, con recursos, y son los abogados los que se encargan del tema. Por lo que sé, hay un recurso de casación en marcha y, por lo tanto, lo único que puedo decir es que llevamos años siendo portada de ese medio", nos dice.

"No es verdad que sea la última oportunidad", continúa. "Haremos lo que digan los abogados. Más que agobiada, estoy acostumbrada. No te puedo decir más. Si te digo la verdad, ahora de lo que estoy pendiente es de que me llame mi hijo Tristán para decirme que ha nacido el bebé. Estoy encantada de convertirme en abuela. Y mañana me voy al Baile de la Rosa".

El proceso judicial, que comenzó en 2001, anulaba el derecho de los propietarios a disfrutar de una zona que originalmente pertenecía al recinto del chalé y que por la Ley de Costas no podía ser privada, sino de uso público. Cuando se construyó, en los años 50, el dueño era el escritor y académico Joaquín Calvo Sotelo, que vendió la propiedad a Pedro J. Ramírez ya con esas instalaciones construidas y con los permisos correspondientes.

"La famosa piscina la recuerdo desde que era pequeña porque esta casa era de Joaquín Calvo Sotelo y veníamos aquí. En esa época no había Ley de Costas. Más adelante, se legalizó. No creo que haya una piscina en España con más permisos que la mía. Compramos la casa a la viuda y se mantuvo tal cual porque se suponía que no había ningún problema", asegura.

Durante años, se mantuvo el derecho privado en vez de paso público de servidumbre, que era lo que reivindicaba el grupo ecologista y el activista Jaume Sastre. Se interpusieron denuncias y demandas, y el proceso judicial continuó con sus plazos.

La diseñadora es usufructuaria de la propiedad, cuya titularidad ostentan sus dos hijos. Una cesión que hizo la empresaria y diseñadora al separarse de Pedro J. Ramírez. La villa de la Costa de los Pinos forma parte del patrimonio que se repartió tras el divorcio. De ahí que sea Tristán el que haya presentado el recurso.