Agatha Ruiz de la Prada y la piscina de la polémica en su casa de Mallorca: "Vamos a seguir luchando"

La piscina de Son Servera, la villa propiedad de Agatha Ruiz de la Prada en la Costa de los Pinos, puede desaparecer definitivamente, según la última sentencia del Tribunal Supremo. Una noticia adelantada por el diario ‘Última Hora’ donde informa que no se ha admitido el recurso que presentó Tristán, hijo de la diseñadora y del periodista Pedro J. Ramírez.

En este proceso judicial, que comenzó en 2001, se anulaba el derecho de los propietarios a disfrutar de una zona que originalmente pertenecía al recinto del chalet y que por la Ley de Costas no podía ser privada sino de uso público. Se trataba de la zona de la piscina y la terraza más el embarcadero que se encuentra al pie del acantilado.

Cuando se construyó, en los años 50, el dueño era el escritor y académico Joaquín Calvo Sotelo, que vendió la propiedad a Pedro J. Ramírez y Agatha Ruiz de la Prada ya con esas instalaciones construidas y con los permisos correspondientes. Durante años se mantuvo el derecho privado en vez de paso público de servidumbre, que era lo que reivindicaba el grupo ecologista y el activista Jaume Sastre. Se interpusieron denuncias y demandas, y el proceso judicial continuó con sus plazos. Demandas, recursos, más reclamaciones y más sentencias que han llegado al Alto Tribunal donde se encara el pleito.

Vanitatis ha contactado con Agatha Ruiz de la Prada, que es usufructuaria de la propiedad, cuya titularidad ostentan sus dos hijos. Una cesión que hizo la empresaria y diseñadora al separarse de Pedro J Ramírez. La villa de la Costa de los Pinos forma parte del patrimonio que se repartió tras el divorcio. De ahí que sea Tristán el que haya presentado el recurso.

“Vamos a seguir con los trámites que hagan falta en los tribunales a los que podemos recurrir. Ahora se va a presentar un recurso de amparo. Por ahora esta es la situación y espero poder disfrutar de mi casa este verano. Vamos a seguir luchando. Lo ha hecho Tristán porque la concesión de la piscina y de la zona que ahora quieren hacer pública la solicitó su padre. Es un asunto que se encuentra judicializado y no sé que haré. Todo está en manos de los abogados, que son los que saben”.

En junio pasado, la Audiencia Nacional anulaba las órdenes del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente del 2014 y 2016 que otorgaban la prórroga que permitía mantener esas instalaciones durante sesenta años más. Ese cambio legal obligaba a abrir esa zona al público y remodelar el recinto veraniego de la marquesa de Castelldosríus y sus hijos. La sentencia se basaba en que debían demostrar y justificar que tanto la piscina como la terraza no se podían ubicar en otro lugar de la propiedad.

Aparte de las cuestiones judiciales, la diseñadora ha vuelto a su frenética agenda laboral. “Con la pandemia no tuve más remedio que parar. El mundo se cerró y me tuve que reinventar”. Y lo hizo. A principio de año aceptó una espléndida oferta inmobiliaria y vendió el local de la calle de Serrano, en plena Milla de Oro del madrileño barrio de Salamanca, donde además de la tienda tenía la oficina y organizaba sus presentaciones y eventos. Los viajes internacionales por fin se reanudaron y retomó sus contactos con países como México, Colombia y Miami, donde no solo sus diseños sino su marca tienen una visibilidad extraordinaria. “Dejé de hacer desfiles porque no había donde hacerlos. Vuelvo a la vida normal, que no sé si me gusta estar danzando. La verdad es que sí. Estuve en Cancún y Mérida. Y acabo de llegar de Uruguay y Argentina. Ahora estoy organizando la Fashion Week de Miami que me hace mucha ilusión”

La diseñadora reconoce que disfrutó mucho con la pasarela de 'Sálvame': “Me lo pasé muy bien”. Con respecto a su vida amorosa sigue feliz: “Nos llevamos muy bien y nos divertimos”.