Así era hace casi 40 años Ágatha Ruiz de la Prada

Desde su polémica separación de Pedro J. Ramírez y aquel mediático noviazgo con Luis Miguel Rodríguez, conocido como 'el rey de la chatarra', Ágatha Ruiz de la Prada vive una etapa de aperturismo total tanto en sus entrevistas como a través de sus redes sociales, donde demuestra a menudo que está muy cómoda con que el gran público la conozca de una manera muy íntima.

La diseñadora lució sin complejos en Instagram aquella relación amorosa, que presentó a todo color "a petición del público", lo mismo que ahora hace con su actual pareja, el abogado José Manuel Díaz-Patón, que recientemente confirmaba frente a los micrófonos de Europa Press que "la amaba con la fuerza de los mares".

En este ajetreado momento de su vida, la marquesa de Castelldosríus acaba de presentar sus esperadas memorias, tituladas 'Mi historia', en las que deja de lado al padre de sus dos hijos para centrarse en su etapa como musa de la Movida en lo que describe como "un relato íntimo y provocador". Durante la presentación del libro, la célebre diseñadora calificaba esta obra como "el psicoanálisis que siempre quise hacer" a la vez que anunciaba que planea para el futuro su propia docuserie al estilo de otra marquesa como Tamara Falcó.

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Precisamente la promoción de esta obra nos ha ofrecido momentos muy llamativos como sus palabras de advertencia a esta revista sobre Victoria Federica o su enfrentamiento con Carmen Lomana mientras Ágatha acudía al 'Deluxe' para, como decía aquel, hablar de su libro. En el plató de Telecinco le lanzaba un dardo a la socialité asegurando que "le costaba bastante pagar los trajes".

La pulla encontraba respuesta rápida en la aludida ante los micrófonos de los reporteros desde un photocall, donde Lomana aseguraba que la modista "llama hortera a la Reina, a su marido, a Franco, a Isabel Preysler, a todos... La única en España que no es hortera es ella". Además de negar que tuviera vestidos de Ágatha, afirmó también de ella con dureza que "está desquiciada porque está obsesionada con el pobre Pedro J.".

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Pero mucho antes de estos piques de ida y vuelta, de ocupar portadas de revistas, de compartir desfiles con jóvenes influencers como Dulceida o de vestir a estrellas como Miley Cyrus, esta madrileña nacía en 1960 con el nombre de Águeda Ruiz de la Prada y Sentmenat, fruto del matrimonio entre el arquitecto Manuel Ruiz de la Prada y la aristócrata catalana María Isabel de Sentmenat y Urruela.

Antes de crear su propio universo que excede el ámbito de la moda, su primer contacto con la industria fue trabajando como ayudante en el estudio del diseñador Pepe Rubio. Tras arrancar su carrera trabajando desde un sótano, estilo Steve Jobs desde su garaje, su nombre empezó a sonar con fuerza asociado al Madrid de la Movida.

Precisamente de aquella época eran las fotos que la grande de España nos mostraba en su Instagram y en la que podíamos comprobar cómo era su aspecto hace casi 40 años. Las imágenes las captaba las recientemente fallecida fotógrafa Sylvia Polakov y la diseñadora las compartía como cariñoso tributo a su memoria.

Desde aquella etapa en la que, como confesaba a 'Vogue', "me dedicó una página entera 'The New York Times' en el año 83", Ágatha Ruiz de la Prada ha conseguido convertirse en pieza básica de la escena cultural y artística de nuestro país, mientras hacía despegar una marca que sigue llevando por bandera su propio estilo personal.

Un estilo que ha llegado a más hogares a través de la pequeña pantalla, gracias a su participación en 'El desafío', donde también se las tuvo tiesas con uno de los mienbros del jurado, Juan del Val, con el que protagonizó un sonado rifirrafe que la afectada describía a Vanitatis como "salvaje".

Los herederos de su imperio textil son sus dos hijos, Tristán y Cósima Ramírez. Sobre ellos hablaba recientemente en el programa de Telemadrid 'Enamorados de Madrid', asegurando sin disimular su orgullo que "me encantan mis hijos, les encantan a todo el mundo porque son la pera y creo que a ellos les apasiona su madre". Poco después revelaba que le encantaría ser abuela, pero no opina que sea algo que vaya a ocurrir en el futuro próximo. "Me gustaría tener un nieto, pero lo veo mal", confesaba con cierto pesimismo.