Laura Sánchez: "Empecé a ir a terapia antes que a hacer deporte"

“Cuando empecé a coser, vi movimientos en mis manos que me recordaban directamente a mi madre”, cuenta Laura, que ha parado su vida frenética para mantener esta conversación. Se encuentra relajada, en el sofá de su casa, donde hay muchas cajas porque está en plena mudanza y en la mesa del salón hay un guion. “Aún no me ha dado tiempo de leerlo, pero quizás en 2025 vuelva a la gran pantalla”.

Empezamos hablando de su infancia, porque su participación en 'Maestros de la costura Celebrity', de RTVE, la ha llevado directamente a conectar de nuevo con esa etapa. “Mi madre aprendió a coser como antiguamente, en casa de la vecina, cuando era una niña. Aunque nunca se ha dedicado profesionalmente a eso, sí que recibía encargos de gente”. Se emociona recordando cuando era una niña terremoto, se criaba en un pueblo de Huelva junto a sus abuelos, viendo a su madre coser. Ya ha empezado a dar clases de costura y se pasa horas durante la noche hablando con su madre, su maestra.

Como concursante ya tiene experiencia. Estuvo en 2020 en 'MasterChef Celebrity'. “Soy buena compañera, con quien soy competitiva es conmigo misma. Soy muy autoexigente”, dice, mientras recuerda aquella etapa donde coincidió con Raquel Meroño o el humorista Flo, con quien empezó su carrera en televisión haciendo monólogos en La Sexta y luego en 'MasterChef'.

“Los concursos me gustan mucho, hay en ellos mucha verdad”. Laura tiene amigos que van junto a ella, como la actriz María Esteve. Al preguntarle por uno de los fichajes que más sonados han sido habla de Pilar Rubio, con la que solo ha coincidido una o dos veces. “No la conozco pero siento que me va a sorprender para bien”.

Marian Rojas Estape, su terapeuta

Laura tiene un tono y una vitalidad que irradia, pero no todo en su vida ha sido un camino de rosas. Recuerda un día, hace dieciocho años, buscando sitio para aparcar. De repente, comenzó a llorar. “Parece una tontería, pero aquel día, cuando me rompí por una cosa tan absurda como no encontrar aparcamiento, me di cuenta de que necesitaba ayuda”. Laura empezó a ir a terapia y, a lo largo de estos dieciocho años, ha sido tratada por tres profesionales. “Mis terapeutas me han durado mucho, ahora tengo la suerte de estar tratándome con Marian Rojas Estapé. La veo tres veces al año. Antes iba más”.

Hace tres años, Laura debutó con una diabetes por estrés emocional. “Igual que la gente va al dentista, al médico o al gimnasio, tenemos que cuidar la mente. Yo he trabajado mucho en esto. De hecho, hay una especie de mito alrededor de las modelos, que están todo el día en el gimnasio. Afortunadamente, a mí la genética siempre me ha acompañado y yo empecé a ir al gimnasio hace relativamente poco. Yo voy al gimnasio para mi cabeza, no para mi cuerpo. Siempre digo: cuerpo agotado, mente limpia”.

En las manos de Yves Saint Laurent

Con diecisiete años, Laura hizo la maleta y se fue a París. “Me fui emancipada notarialmente por mi padre”. Y lo que iban a ser tres semanas para hacer castings y buscar trabajo terminó convirtiéndose en cuatro años.

Comenzó desfilando para el diseñador francés Emanuel Ungaro. “En ese momento, cuando me veía al lado de mujeres como Esther Cañadas, alucinaba, pero no era consciente de la magnitud de lo que estaba viviendo, lo fui mucho más adelante”.

Laura se emociona recordando el que fue uno de los momentos más importantes de su carrera, y aunque resulte chocante, fue uno que no consiguió llevar a término. “Me quedé fuera de desfilar para Yves Saint Laurent dos veces seguidas, pero estuve en sus manos”.

Para ver al gran diseñador, las modelos antes tenían que pasar por una sala donde las maquillaban, peinaban y vestían a todas igual: raya en medio, moño, bailarina y labio rojo. Y de ahí había un casting donde competían más de ochocientas chicas. Laura pasó la prueba. “El día antes del desfile, Yves Saint Laurent me ajustó el vestido. Ya era muy mayor, recuerdo sus manos temblorosas sobre las telas del traje que llevaba. Cuidaba mucho a sus modelos, sus miradas y sus gestos eran enternecedores”.

Laura, en aquella época, tenía mucho miedo a que le pinchasen con las agujas en las pruebas, ya que era algo que solía pasar. “Recuerdo su voz diciendo ¡tranquila que no voy a pincharte! Era cuidadoso en todo”.

Al día siguiente, llegó una modelo internacional que no estaba prevista y, al ser yo la última, me quedé fuera. “Pero siempre recordaré aquello, vivir eso es único, aunque luego no pudiese pisar su pasarela". “En la vida, me han dicho muchas más veces no que sí y lo he sabido gestionar muy bien. Para mí lo duro de mi profesión no ha sido eso, ha sido la soledad. La gran sombra de mi profesión ha sido sin duda la soledad. Desde muy pequeña vivía sola, me ponía enferma sola… La soledad no buscada”.

Su pareja, el torero Manuel Escribano

Su pareja, el torero Manuel Escribano, por su profesión también pasa etapas de soledad… Y Laura, de manera muy natural, comienza a hablar sobre él y sobre todas las cosas que les conectan. “A la modelo la ves en la pasarela, al torero en una plaza. Pero eso que ve la gente es un 10% de tu trabajo, el 90% viene detrás. Y ese es el duro, en el que tienes que viajar constantemente, estar solo, centrado, sin ninguna distracción…”.

Entre risas, Laura me enseña un álbum de fotos: “El otro día Manuel abrió este book y me preguntó que cuántos castings hacía cuando estaba en París. Cuando le conté que unos veinte al día, alucinaba, jajaja. Le dije: mientras tú entrenabas sin parar, yo estaba haciendo castings”.

“Somos dos personas muy normales, que hemos llevado vidas muy atípicas. Ambos vivimos nuestra infancia en un pueblo y empezamos a trabajar siendo jovencísimos”.

Laura sigue hablándome largo y tendido sobre la evolución de la moda, la importancia de reinventarse, de trabajar y también de saber parar… Y cuando estamos llegando al final, no puede evitar nombrar a su hija Naia, por la que siente una profunda admiración. “Ella se fue de casa siendo una niña, como hice yo. Siempre le he inculcado que debía seguir su instinto y dedicarse a lo que le apasiona. Por eso está en un equipo de fútbol en Estados Unidos y no tiene pensado, de momento, volver. Aunque España está evolucionando mucho, en EE.UU ese deporte femenino está mucho más desarrollado. También le apasiona la moda, siempre le pido consejo con los looks”.

Esfuerzo, sacrificio, pasión… son valores que Laura ha seguido por bandera en su carrera y en la vida, se los ha inculcado a su hija y ahora los comparte también con su pareja, Manuel.

Una entrevista que, más allá de ser uno de los primeros testimonios sobre cómo afrontará su participación en el concurso, es un retrato de ella misma: aunque no se proclama como un ejemplo de nada, lo es. No tiene miedo a compartir sus momentos de vulnerabilidad, que ha superado gracias a la terapia y a esa personalidad arrolladora que la define.

Con su sonrisa intacta, Laura Sánchez me despide, nos despide, aunque pronto la veremos en 'Maestros de la costura Celebrity'.