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Polanco y Cortina, Sexo en Nueva York
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Polanco y Cortina, Sexo en Nueva York

La convocatoria festiva prometía. El reclamo para los cerca de doscientos invitados era sugerente, atrevido, insinuante y, por supuesto, con ese toque de glamour que imprime

Foto: Polanco y Cortina, Sexo en Nueva York
Polanco y Cortina, Sexo en Nueva York

La convocatoria festiva prometía. El reclamo para los cerca de doscientos invitados era sugerente, atrevido, insinuante y, por supuesto, con ese toque de glamour que imprime todo aquello que tenga que ver con la cuchipandi de Carrie y sus amigas. Las chicas de Sexo en Nueva York dan para mucho. Se han convertido en iconos y en hilo conductor de muchas reuniones sociales ya sean con presupuesto ministro Solbes (¡no hay crisis!) o del tipo más económico. En este caso último se utilizan brillos de mercadillo en vez de guccis y sangría aclarada con gaseosa sustituyendo el vodka con lima y arándanos. Y por supuesto es prescindiendo del limón natural que descabala el mes.  

A lo que iba, la idea de organizar una fiesta de cumpleaños con el punto de apoyo en la serie de televisión no es nueva. Lo que sí es novedoso es reunir en un mismo local a importantes empresarios, potentados de la comunicación, la plana mayor de la Cadena Ser y Prisa con el faranduelo más divertido, el artisteo de primera fila y alguna que otra ilustre ociosa que suelen dar color por aquello de acabar convirtiéndose en la diana de la “crítica constructiva”. En realidad, se transforman en la comidilla porque llaman la atención de los caballeros presentes. En su día, Marta Chavarri fue una de ellas. “Qué mona, qué cielo, qué encanto” y en cuanto volvía la cara la puñalada trapera: “¿pero te has fijado en lo ajustada que va? Qué ordinariez.”

 

En el cumpleaños de Fiona Ferrer abundó más de lo primero que de esto último. Reunió a todos sus amigos en Loft 39, un restaurante de moda del barrio de Salamanca. El motivo era celebrar sus 36 años rodeada de los doscientos mejores amigos suyos y los de su pareja, Jaime Polanco, sobrino del desparecido Jesús, responsable de la división iberoamericana de Prisa. Precisamente, la mezcla tan peculiar de invitados tenía que ver con la profesión y dedicación de los anfitriones.

Mientras que las relaciones de Polanco son más del mundo empresarial, las de la cumpleañera resultan más lúdicas. Fiona es la artífice del formato Supermodelo (el reality de Cuatro) para España, un mundo, el de la moda, que le viene de familia. Su padre, Juan Ferrer, fue presidente de la pasarela Gaudí y su madre, Mietta, una bellísima maniquí en los años setenta.

El cóctel de amistades que acudió a la cita era por lo tanto tan explosivo como el cosmopolitan  (la bebida de las chicas neoyorkinas) que se sirvió durante toda la noche. Desde Alberto Cortina y la bella Elena Cue, espectacular en blanco y negro, al resto de los primos Polanco. Sin olvidar a Miriam Lapique y Alfonso Cortina; Javier Hidalgo y su chica supermodelo; Ana Rosa Quintana; Javier Merino y Mar Flores de lentejuelas; Juan Manuel Alcaraz y Alejandra Prat con tripa de siete meses haciendo juego con el tripón de ocho de Adriana Carolina Herrera; Pino Saglioco; Marina Castaño con tocado de plumas y bolso de Prada; Marta Sánchez, que hizo un dúo con una cantante cubana esplendida; Laura Ponte, su cuñada Simoneta y José Miguel Fernández Sastrón; Fonsi Nieto y Ariadne (¡juntos otra vez!); Nuria March; Genoveva Casanova; Joaquín Cortés; Pepe Barroso y Mónica, otra de las mujeres espectaculares de la noche. De atrezzo un mimo ataviado como la Estatua de la Libertad que primero daba la bienvenida y de madrugada el adiós. 

La convocatoria festiva prometía. El reclamo para los cerca de doscientos invitados era sugerente, atrevido, insinuante y, por supuesto, con ese toque de glamour que imprime todo aquello que tenga que ver con la cuchipandi de Carrie y sus amigas. Las chicas de Sexo en Nueva York dan para mucho. Se han convertido en iconos y en hilo conductor de muchas reuniones sociales ya sean con presupuesto ministro Solbes (¡no hay crisis!) o del tipo más económico. En este caso último se utilizan brillos de mercadillo en vez de guccis y sangría aclarada con gaseosa sustituyendo el vodka con lima y arándanos. Y por supuesto es prescindiendo del limón natural que descabala el mes.