El 'poder' se va de fiesta: el Fiscal General del Estado y Rossy de Palma, a ritmo de La Traviata

La fiesta de verano que Paloma Segrelles organiza en su casa de Puerta de Hierro de Madrid se ha convertido en un clásico del calendario festivo de la capital.

Si hace unos años Felipe González y Carlos Slim eran los protagonistas de la cena compartiendo rancheras y violines con el resto de invitados, este año la anfitriona y su marido han optado por darle un homenaje de los muchos que se le dispensa a Vargas Llosa. Segrelles Junior ha recogido el testigo de su madre organizando reuniones sociales donde la mezcla política, empresarial, lúdica y social son el santo y seña.

Paloma abrió las puertas de su residencia este lunes pasado a gente variopinta cuyo denominador común era festejar al premio Nobel. Entre los invitados destacó la presencia de políticos de partidos encontrados ideológicamente como Manuel Chaves, vicepresidente tercero y ministro de Política Territorial, Beatriz Corredor, ex titular de Vivienda, o Ana Pastor.

De las altas instancias del Gobierno acudió Pascual Sala, presidente del Tribunal Constitucional, Cándido Conde-Pumpido, Fiscal General del Estado, o Félix Sanz, presidente del CNI, que intercambiaron impresiones con Rossy de Palma, Nuria Espert, Aitana Sánchez Gijón, Jesús Quintero o Lucía Figar, consejera de Educación y Empleo de la Comunidad de Madrid.

Antes de la cena hubo un aperitivo de jamón, una deferencia que los Segrelles tuvieron con Vargas Llosa, ya que se trata de una de sus mayores debilidades. De la terraza, donde tuvo lugar un pequeño ágape, los invitados pasaron al jardín, en el que se habían dispuesto cinco mesas con manteles adamascados en un jardín iluminado con velas. El menú tampoco defraudó: sopa fría y picantón relleno de foie. De postre, helados.

La velada estuvo amenizada por Salomé, una cantante que no es la eurovisiva, pero cuya voz dejó impactados a todos los asistentes. Al terminar la cena, un tenor y una soprano se encargaron de ir de mesa en mesa cantando varios temas musicales. Hasta que llegaron donde se encontraba Mario Vargas Llosa. Una vez allí, todos brindaron a ritmo de La Traviata de Verdi.

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