Laferrari, el último capricho de Cristiano Ronaldo, la máquina de hacer dinero

Ronaldo ya tiene su nuevo juguete. La misma semana en la que firma su renovación con el Real Madrid hasta 2018, y por la que obtendrá un sueldo de 17 millones de euros netos por cada una de estas cinco temporadas, el portugués se ha dejado ver por las calles de Madrid con un espectacular Ferrari de color azul.

Algunas fuentes consultadas por Vanitatis aseguran que se trata del Ferrari Laferrari, el último modelo de la marca italiana y que, como su propio nombre indica, es el coche que marcará historia enil cavallino rampante. Llevaba tiempo esperándolo. De hecho, estaba en la lista de espera de solicitudes para ser uno de los 499 afortunados que podrán disfrutar de él, puesto que únicamente se fabricarán esas unidades. La compra no la ha realizado en nuestro país, sino en Portugal, donde ha desembolsado los 1,3 millones de euros que cuesta su último capricho.

Cristiano Ronaldo es el claro ejemplo de la perfecta simbiosis que existe entre una gran estrella del deporte y los coches desúper lujo. Con este ‘utilitario’, el futbolista añadiría una auténtica joyaa una de las colecciones privadas de coches de lujo más importantes. Con más de una veintena de bólidos, entre ellos destaca unBugatti Veyron,uno de los coches más caros y veloces del mundo, valorado en más de 2 millones de euros, un Koeningsegg CCX(391.000 euros), que alcanza los 402 kilómetros por hora, unLamborghini Aventator-unautoregalode casi 300.000 euros por su 27 cumpleaños- o una de sus últimas adquisiciones, unMcLaren MP4-12C Spyderde casi 400.000 euros. Además, hay que sumar otras marcas de altísima gama como Bentley, Maserati, Ferrari o Porche.

* El Ferrari 599 que el CR7 estrelló contra un muro en Manchester en 2009

Una imagen que vale millones

Una de las claves más significativas de la renovación de Cristiano han sido los derechos de imagen del jugador. Según Forbes, el luso generó en la temporada pasada 16 millones de euros en contratos publicitarios. De esos derechos, el club blanco y el portugués se reparten el 50%, algo contra lo que Cristiano habría luchado para hacersecon todo el montante de los ingresos que su imagen genera, como es el caso deMessi o Neymar, salvo alguna diferencia.

Aunque aún es una incógnita si Cristiano se ha convertido en el jugador mejor pagado del mundo, lo cierto es que la tristeza de la que hizo gala el año pasado –no celebraba sus goles y en el aire estuvo su marcha– ha desaparecido de un plumazo.

Conocedor de lo que genera su imagen, el domingo pasado lució unas gafas de pasta de estilo vintage de la firma Nike, con la que tiene firmado un millonario contrato publicitario. Así, y quizá para leer los puntos más importantes de su renovación, Cristiano se las puso en el momento de la firma así como en la foto de familia. Algo que careció de naturalidad pero que causó furor en Twitter.

Imagen de infinidad de marcas, su última campaña pone en evidencia una realidad incontestable: el jugador cotiza al alza si va ligero de ropa. En este caso, Ronaldoha mostrado su cincelado cuerpo para promocionar la nueva línea de ropa interior masculina que lanzará en las próximas semanas junto al grupo textil danés JBS, y que llevará sus siglas como marca: CR7 Underwear.

La felicidad del portugués también tiene que ver con el éxito que su hermana, Katia Aveiro, está cosechando en el mundo de la música. Con una diferencia de siete años, Katia se ha convertido en la artista más popular de Portugal y la que tiene una mayor proyección después de conseguir que su single Boom Sem Parar esté entre los más escuchados de Youtube. Así, y buscando salir del anonimato, la hermanísima acudió, el mismo día en el que Cristiano firmaba su renovación, al plató del programa de María Teresa Campos ¡Qué tiempo tan feliz!, donde habló de la estupenda relación que mantiene con su familia y, en especial, con su hermano.

Sin embargo, faltó en uno de los días más importantes para su hermana. Cristiano fue el gran ausente en la presentación de su disco en la sala Moma de Madrid. Quizá porque sabría que si iba, las cámaras dejarían de enfocar a Katia.