El fin de la pesadilla 'okupa' del palacio (destruido) de la princesa Soraya
Los vecinos de las villas de la Milla de Oro adyacentes a Casa Maryam, el palacete de la repudiada princesa Soraya de Irán, relatan a Vanitatis cómo han sufrido este proceso
La pesadilla ha terminado para los millonarios que pueblan la Milla de Oro de Marbella a las lomas de Río Verde. El juez del Juzgado Nº 3 de Marbella, Gonzalo Dívar, ha desahuciado a las familias que se alojaban en el palacio de Soraya Esfandiary-Bakhtiari, la princesa imperial que fue repudiada por el sha de Persia por no darle hijos. La villa, que llevaba vacía 14 años, fue invadida por inmigrantes de diferentes nacionalidades que habían encontrado su refugio en este rincón llamado Casa Maryam.
La morada, que ha quedado destrozada tras la estancia de los okupas durante más de un año, quiere ser demolida por sus propietarios. La vecina (dueña de la casa de enfrente al palacio) Maggi B, una belga que vive con sus hijos en una de las zonas más ricas de Marbella, informa a Vanitatis que “hemos pasado por un infierno mientras esa gentuza estaba aquí. Nosotros no cesábamos de denunciar, pero aunque la policía venía, nos decían que no podían hacer nada. Que tenía que ser un juez. Que no les podían echar. A mí personalmente me robaban la luz. El día que los desalojaron y pudimos entrar dentro del palacio, encontramos objetos dentro que nos pertenecían a los vecinos y que nos habían desaparecido de nuestras casas. Han dejado machacado todo por dentro“.
La última vez que este medio estuvo en su interior, haciendo un reportaje del palacio, los 'okupas reales' se habían hecho con perros para ahuyentar a cualquier persona que intentara hacerlos salir.
Sirios, marroquíes, rumanos y españoles, los nuevos habitantes del palacio no tenían ninguna intención de abandonar el inmueble. Incluso llegaron a contratar a un letrado para que velase por sus intereses. “O sales de aquí o llamamos a la policía, nuestro abogado ya está llamándoles. Esto es ahora nuestra casa”, espetaban mientras azuzaban a sus perros en contra de la reportera.
Hogueras y extrañas plantaciones en el jardín
En el frondoso jardín cultivaban todo tipo de plantas, “evidentemente con agua nuestra a la que se habían enganchado”, denuncia Maggi. Según supo este medio, los primeros okupas argumentaron en su defensa, al tomar el palacio, que “pasábamos por allí y nos encontramos la puerta abierta y al no tener donde dormir, decidimos entrar con nuestras familias”.
Pero lo cierto es que “ciertos personajes” que controlan las mansiones vacías en Marbella se enteraron por un reportaje que publicó Vanitatis en 2014 de la existencia de este inmenso palacio de 3.600 metros cuadrados que estaba abandonado desde hace más de catorce años.
“Ellos mismos fueron los que empezaron a realojar a los 'sin casa' en propiedades privadas”, alega otro vecino de la zona de Río Verde que prefiere omitir su identidad. “Aquí no queremos más líos. Hace una semana en este mismo camino le pegaron un tiro a un chico en la nuca, que iba en su moto. Ajuste de cuentas, dicen. Estas casas son muy caras. Nos han costado millones. Hay gente que empieza a tirarlas cuando están vacías con tal de que no se les meta nadie. Como la villa de al lado, que la tiraron los herederos. Solo queremos tranquilidad”, apostilla el vecino.
Los vecinos de la zona sur del palacio son una familia rusa que tiene la linde con la finca y cuya propiedad es de la misma empresa, Tolken World SL. Estos también han mostrado su desesperación por los singulares personajes que se movían por los alrededores del lugar. “Los rusos estuvieron a punto de irse, era insoportable para ellos. Hasta hacían fuego en el jardín y les daba miedo que prendieran la casa. Una vez vino la policía por allí dentro y entre ellos se estaban pegando”.
Un palacio que no se puede demoler
El palacio de Soraya no se puede demoler. Aunque la sentencia del juez Gonzalo Dívar dictaba el desahucio y los okupas deben indemnizar a la propiedad, la empresa Tolken World S.L no puede derribar ni un ladrillo del inmueble. Tal y como explica Maggi B., “la casa ha quedado totalmente devastada por dentro. Cuando entré con el jardinero no daba crédito a las salvajadas que habían llegado a hacer”.
Según la nota del registro de la propiedad, sobre el palacio pesan dos embargos: uno debido al contencioso por la propiedad y otro para responder a una hipotética responsabilidad civil. La guerra de pliegos deriva del litigio por el tema de doble propiedad. Una familia catalana, según publicó en exclusiva Vanitatis, donó este patrimonio a su hija Luisa, ahora ya fallecida. Ella era hija natural, adoptada por el segundo marido de su madre, y los terrenos siguen siendo de su propiedad. Lo curioso es que la casa aún sigue estando a su nombre.
Por otro lado, estos terrenos entre el cauce del Río Verde y la carretera de Istán están registrados por la sociedad Tolken World SL, cuya administradora es Pilar Román, hija de Pedro Román (condenado en el caso Malaya). Esta empresa quiere proceder al derribo del que fuera el refugio en el que se cobijó la emperatriz, pero no se lo permiten. Ahora, todos velan para que no vuelvan a ocuparlo.
Para ello, la sociedad ha contratado una empresa de seguridad que pasa cada hora por la puerta del inmenso palacio. Hasta la llegada de los okupas, en el interior todo permanecía intacto, tal y como Soraya lo dejó, antes de de fallecer en 2001 en su casa de París.
Allí se podía encontrar hasta un secador de los años 70 con el que se arreglaba el pelo, sus libros en alemán, revistas de la época y jarrones reales; en el vestidor, trajes, cepillos y detalles de una etapa que marcó historia y que ahora han sido destrozados por sus nuevos moradores.
Pedro Román y su amistad con Soraya
En Marbella, todos recuerdan los ojos de Soraya. Medio mundo los tiene prendidos en sus pupilas. A la princesa era frecuente encontrársela en los últimos años de su vida en el restaurante La Meridiana, con su característica caída de ojos al compás de la copa que sujetaba en la mano. A su lado, siempre estaban el ex teniente de alcalde de Marbella Pedro Román y su mujer Maripi. Vuelvan aquí la vista en la era Malaya. Casualmente, su hija ahora es la administradora del palacio.
Todos los que la conocieron coinciden en que los Román se aprovechaban de ella. “Las últimas veces que venía aquí estaba ya muy tocada”, recalca su vecino, que añade que “en su última etapa sufría la enfermedad del alcoholismo con todas las letras. Y algunos, como Pedro Román, aprovecharon esta coyuntura”, asegura.
“Siempre que le preguntaba algo en su mesa solo balbuceaba palabras ininteligibles”, aseguran los camareros de este santuario marbellí, que la llamaban Miss Cune (por el vino que pedía). Recuerdan cómo los más allegados “se la tenían que llevar casi a rastras al coche por los efectos del alcohol".
“Con el tiempo comprendí que todas las heridas se tienen que ir curando. La vida se esfuma, la vida continúa. Y pasado un tiempo, me sorprendo a mí misma haciendo proyectos… No quiero quedarme en ningún sitio fijo. Necesito espacios abiertos, pero creo que sé dónde echar el ancla. París, Marbella... España es uno de los países que más quiero”, decía siempre Soraya. Ahora su casa no refleja ni de lejos esos años dorados.
La pesadilla ha terminado para los millonarios que pueblan la Milla de Oro de Marbella a las lomas de Río Verde. El juez del Juzgado Nº 3 de Marbella, Gonzalo Dívar, ha desahuciado a las familias que se alojaban en el palacio de Soraya Esfandiary-Bakhtiari, la princesa imperial que fue repudiada por el sha de Persia por no darle hijos. La villa, que llevaba vacía 14 años, fue invadida por inmigrantes de diferentes nacionalidades que habían encontrado su refugio en este rincón llamado Casa Maryam.
- Del 'robado' de la princesa Soraya a la fiesta marbellí en que Jesús Gil acudió en bermudas Amparo de la Gama
- El refugio marbellí de la princesa Soraya a punto de ser demolido Amparo de la Gama. Marbella