Camps, Fabra... ¿qué fue de los veranos de Aznar y su corte en Castellón?

Hace ya tres años que José María Aznar compró una magnífica mansión en la urbanización Guadalmina Baja de Marbella. Según la referencia catastral del inmueble, a la que tuvo acceso Vanitatis, la parcela tiene 2.141 metros cuadrados y dentro de ella se levanta una casa de 448 metros cuadrados.

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En Marbella, el expresidente y su mujer suelen estar acompañados de sus hijos y sus nietos, pero también tienen tiempo para los amigos. Allí se encuentran con María Dolores de Cospedal y su marido, con Ana Mato y con buena parte de los actuales dirigentes del PP. Aznar se dedica a jugar a golf, acudir a eventos sociales como la gala Starlite, y a ejercer de abuelos de sus siete nietos.

Los veranos en Oropesa

A pesar de que ahora los Aznar son unos de los veraneantes más asiduos de la zona, no siempre ha sido así. Desde principios de los años ochenta, el expresidente, su mujer, y sus hijos solían veranear en Oropesa del Mar, una localidad muy turística a pocos kilómetros de Castellón, donde se rodeó de una corte de políticos que algunos años después serían imputados por corrupción, malversación de fondos públicos y tráfico de influencias.

Al principio, los Aznar alquilaban un apartamento, pero a medida que el poder de José María fue aumentando, los grandes empresarios de la zona comenzaron a dejar sus casas al matrimonio.Concretamente, fue el dueño de Porcelanosa, José Soriano, el primero que ofreció su inmueble de la urbanización Las Playetas de Bellver al expresidente. En casa del empresario de la porcelana pasó varios años la familia Aznar.

La casa que José Soriano dejaba a los Aznar era de estilo Mediterráneo, construido en los años setenta, sobre una parcela de más de 2.000 metros cuadrados y reformada a mediados de los años noventa. La situación de la vivienda es perfecta, pues se encuentra al sur de Oropesa del Mar, justo al lado de Benicàssim, una de las poblaciones con mayor encanto de Castellón. Dependiendo del tipo de casa, los precios pueden llegar a superar el millón de euros con mucha facilidad.

Las amistades imputadas del expresidente

Juan Villalonga, expresidente de Telefónica, amigo de la infancia de Aznar, era otro de los que solía pasar unos días en la zona junto a José María Aznar y Ana Botella. Villalonga fue uno de los primeros amigos de Aznar que cayó imputado, fue en el año 2007 por un delito de venta ilegal de la compañía Sintel.

Entre sus amigos más fieles en sus estancias en Castellón se encontraba Jaime Mayor Oreja, uno de los pesos pesados del PP entre 1990 y 2005, quien tuvo que declarar el año pasado en el juicio contra Luis Bárcenas. Además, otro de sus más allegados, durante sus veranos en la costa azahar, fue Manuel Pizarro, expresidente de Endesa, compañía en la que recayó Aznar pasados unos años desde que dejó la presidencia.

Cuando llegaba a Castellón, Aznar era recibido con todos los honores adscritos a su cargo, y las personalidades del territorio acudían a ofrecerle la bienvenida. Este era el caso de Carlos Fabra, expresidente de la diputación, uno de los altos cargos del PP que más se ha visto salpicado en los temas de corrupción. Fabra llegó a permanecer hasta 16 meses en prisión antes de obtener el tercer grado. También acudía a recibirlo Rafael Albert, exalcalde de Oropesa, quien fue procesado en 2008 por vender suelo público a un precio por debajo del de mercado.

Por último, otros dos que no podían faltar a los veranos del expresidente en la costa valencia eran Francisco Camps y Rita Barberá. El expresidente de la Comunidad Valenciana y la exalcaldesa de la capital de la comunidad completaban el círculo del matrimonio Aznar Botella.

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Paloma Barrientos